Cada año, miles de científicas, investigadoras, tecnólogas, ingenieras y matemáticas españolas se dan cita con el futuro a principios de febrero. Muchas de ellas visitan colegios para dar testimonio de que “se puede ser chica y trabajar en la ciencia”, a través de iniciativas como la plataforma 11deFebrero.org. Un proyecto que apasiona a Isabel Carrilero, ingeniera química: “Parece que es una tontería, pero las marca un montón“. De hecho, este lunes charló con alumnos de segundo de Primaria en el Colegio Esclavas del Sagrado Corazón. Lo hizo sobre cohetes y astronautas. “Les pregunté: ¿Sabéis qué combustible lleva el cohete para volar? Hidrógeno. Y yo hago de esto aquí. ¿Veis? Que ya se puede hacer hidrógeno en Pamplona. Flipaban”, relata a este medio entre risas.
Este jueves se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, fecha proclamada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para visibilizar la prominente brecha de género en la comunidad científica y las iniciativas que tratan de acortarla. Por eso, NavarraCapital.es conversa con tres ingenieras que participan en la más reciente revolución energética: el hidrógeno verde. Todas ellas están aportando su granito de arena al desarrollo en la Comunidad foral de este vector energético, que pretende ser una de las herramientas principales para cumplir el objetivo europeo de descarbonización en 2050.
Isabel Carrilero (Ignis Energía): “Creo que el mayor consumo de este vector energético se dará en la movilidad, puesto que es un ámbito que sigue aumentando en emisiones contaminantes en los últimos años”.
Carrilero, quien asumió recientemente el liderazgo del área de Hidrógeno y Nuevas Tecnologías en Ignis Energía, confía en el “gran esfuerzo” que están haciendo muchas compañías e instituciones para desarrollar proyectos de escalado. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el precio del kilo de hidrógeno en España podría bajar de los 10 euros actuales a los 1,80 euros en 2030.
Entre las iniciativas locales de mayor envergadura, el Centro Nacional De Energías Renovables (CENER) está abordando junto a otras instituciones como la Asociación de la Industria Navarra (AIN) la implantación de una planta de hidrógeno verde en la Ciudad Agroalimentaria de Tudela (CAT). Un proyecto que cuenta con el pleno respaldo del Gobierno foral y cuyo desarrollo fue adelantado por este medio. Precisamente, Mónica Aguado, responsable de Integración en Red en el CENER, valora que la región posee los mimbres necesarios para posicionarse en este ámbito y adelantar al resto de comunidades: “Navarra tiene grandes compañías en la esfera de las renovables y experiencia, ya que fuimos la primera comunidad en tener un desarrollo de la energía eólica muy interesante. Se hizo en el pasado una apuesta fuerte por las renovables, y creo que podríamos replicarla en una tecnología como el hidrógeno verde”.
Tener una planta es solo el “primer paso” hacia este objetivo. Quizá porque también ejerce como docente e investigadora en el área de Ingeniería Eléctrica de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), Aguado entiende la importancia de desarrollar investigaciones locales y tecnología propia en paralelo. “Tenemos que ser conscientes de que, a nivel nacional y regional, no contamos con empresas fabricantes de equipos de electrolizadores. Este es otro reto al que tenemos que aspirar o estaremos siempre secuestrados por una tecnología extranjera, con los inconvenientes que eso conlleva”, sostiene.
Mónica Aguado (CENER): “A nivel nacional y regional, no tenemos empresas fabricantes de equipos de electrolizadores. Este es un reto al que tenemos que aspirar o estaremos siempre secuestrados por una tecnología extranjera”.
A este respecto, la doctora en ingeniería agrónoma y responsable de Propiedad Industrial de la división de Energía de Acciona, Andrea Molina, cree que, en los próximos años, habrá una actividad notable dentro de este ámbito: “Se están creando multitud de consorcios para el desarrollo de esta tecnología a nivel regional y nacional. Estos impulsarán el desarrollo de la tecnología”. Su empresa cuenta con patentes desde hace ya diez años, cuando la tecnología que rodea al hidrógeno verde captó la atención del sector energético por primera vez.
Aguado y Carrilero formaron parte también de la corriente que se inició alrededor del vector energético en los años 2000. Esta última recuerda un proyecto en el que participó para diseñar electrolizadores en Navarra. “Fue una pena porque habíamos llegado a un prototipo funcional, de una potencia muy interesante. Sacamos patentes y todo. Pero fue un momento en el que se decidió no apostar por esta tecnología y dejamos de trabajar en ello”, relata. De haber mantenido el proyecto, Carrilero considera que Navarra ya contaría con tecnología propia, que podría haberla posicionado en Europa. “Esto suele ir por modas”, bromea Molina.
UNA PLANTA EN MALLORCA
En la actualidad, Acciona está desarrollando uno de los mayores proyectos de España en esta materia: la construcción de una planta de hidrógeno verde, que tendrá una capacidad de producción de más de 330 toneladas al año. Paralelamente, la compañía creó una plataforma que garantiza su origen renovable y que ha registrado como GreenH2chain, en la que Molina participa. “Esta iniciativa conjunta con Enagás, IDAE y Cemex será la pieza angular para desarrollar un proyecto demostrativo de cómo funciona un ecosistema de hidrógeno verde con consumidores finales”, explica.
Andrea Molina (Acciona): “Se están creando multitud de consorcios para desarrollar la tecnología del hidrógeno a nivel regional y nacional”.
Entre los objetivos de la iniciativa se encuentra el de implementarlo como combustible de grandes transportes, como camiones o los autobuses municipales de la isla. Es más, el sector de la automoción puede ver en él su siguiente paso hacia la descarbonización, tras el cambio de paradigma que vivió con el vehículo eléctrico. “El mayor consumo de este vector energético se dará en la movilidad, puesto que es un ámbito que sigue aumentando en emisiones contaminantes en los últimos años. El transporte pesado es el que se descarbonizará primero”, indica Carrilero.
Desde una perspectiva más divulgativa, Aguado subraya que este tipo de aplicaciones para el hidrógeno verde puede ayudar a su socialización: “Siempre que metes una nueva tecnología en el sistema, el ámbito social juega un rol importante. ¿Por qué no utilizar un autobús o furgonetas con base en el hidrógeno? Así quitas miedos a la sociedad y le comunicas la existencia de la tecnología de una manera muy efectiva”.
MEDIDAS PARA REDUCIR LA BRECHA
Según datos del Ministerio de Educación y Formación Profesional, la brecha de género en las carreras STEM se manifiesta desde el bachillerato de Ciencias, en el que el 47 % de su alumnado son mujeres, y continúa después en los grados y másteres universitarios. De hecho, son pocas las chicas que cursan carreras relacionadas con la ingeniería, la industria y la construcción (28,5 %) o la informática (12,9 %).
La divulgación es una de las grandes medidas a las que se está recurriendo para intentar paliar esta situación. Por ejemplo, tanto Carrilero como Aguado están activamente involucradas en iniciativas que focalizan su actividad en los colegios. “Hacen falta modelos para que ellas vean que pueden hacer este tipo de trabajos”, valora la primera. Pero más allá de las aulas, también hay un profundo trabajo por hacer en la familia, señala la segunda: “Nuestra labor es, desde nuestros pequeños reductos, transmitir el amor por lo que hacemos a los niños. Y yo hago ciencia”.
Otra gran arista de los esfuerzos para disminuir la desigualdad en el ámbito científico es la flexibilización laboral. Molina ve en la crisis sanitaria una ventana de oportunidad. “Con la adaptación laboral a raíz de la pandemia, se ha demostrado que complementar la vida profesional y familiar es posible. Una flexibilización del trabajo ayudaría a reducir esa brecha. Es fundamental”, sentencia.