María Eugenia Clouet.
La sostenibilidad ha llegado para quedarse. Prueba de ello es que, el pasado 22 de febrero, la Comisión Europea adoptó una propuesta de directiva sobre la diligencia debida de las empresas en materia de sostenibilidad. Este hecho puede verse como un obstáculo más del sistema o como una oportunidad para cambiar la mirada, transformar nuestros modos de hacer y gestionar pensando en esa triple dimensión económica, social y medioambiental que nos proporciona la sostenibilidad.
En este camino de transición hacia una economía más sostenible, justa y neutra en carbono, nos encontramos con las pymes como actores fundamentales según los especialistas. ¿Por qué? Porque son el motor de la economía europea y representan más del 99 % de todas las empresas de la Unión Europea (UE). Es más, constituyen más de dos tercios del empleo total y aportan alrededor del 56 % del volumen de negocio total de la UE.
Según Accountancy Europe, la relación entre las pymes y la sostenibilidad es cada vez más interdependiente y ya no es posible ignorar el impacto de los debates sobre sostenibilidad en sus negocios y mercados. Es indispensable comprender que el éxito a largo plazo de las pymes no podrá lograrse si estas no integran la sostenibilidad en sus estrategias empresariales.
Por todo lo expuesto, emerge las grandes preguntas: ¿Qué va a pasar con estas empresas? ¿Tienen o no que presentar memorias de sostenibilidad? La respuesta es sí, el asunto es cómo.
«A pesar de los avances de la Comisión Europea, la implicación de las pymes no es suficiente. Solo las pymes cotizadas son las que quedan cubiertas con la normativa actual«.
La sostenibilidad necesariamente implica dinamizar procesos de transformación hacia el interior de las organizaciones. Para lograr una economía más sostenible, verde y justa, es crucial garantizar que haya igualdad de condiciones para todas las pymes, coticen o no en bolsa.
Sin embargo, se observa que, a pesar de los avances e intentos de la Comisión Europea por involucrar a las pequeñas y medianas empresas, su implicación no es suficiente porque solo las pymes cotizadas quedan cubiertas con la normativa actual.
Ante esta situación, vislumbro dos grandes retos. El primero consiste en el diseño de normativas que no solo incorporen a todas las pymes, sino que les proporcionen una serie de requisitos de información que estas pequeñas empresas puedan abordar. Y el segundo está vinculado a la necesidad de facilitar a las pymes el acompañamiento y los recursos necesarios que les permitan integrar poco a poco la sostenibilidad en sus estrategias.
De esta manera, las pymes podrán conocer los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) e identificar las áreas de acción desde su propia realidad y negocio. Así mismo, descubrirán nuevas oportunidades de negocio para integrar y alinear la sostenibilidad a su propia estrategia empresarial.
María Eugenia Clouet
Consultora especialista en transformación organizacional, sostenibilidad e innovación social – Facultad de Económicas Universidad de Navarra
