«Fui a clase vestida de árbitra, les enseñé los gestos técnicos, hicimos el sorteo, nos dimos la mano… Los niños estaban muy ilusionados con lanzar la moneda, con conocer dónde se sienta cada equipo… No sabían que todo esto ocurre antes de un partido de fútbol«.
Esta es una de las actividades que se le ocurrió llevar a cabo con sus alumnos de primero de Primaria. De esta forma, quería dar más visibilidad al arbitraje. En al actualidad, Leticia Romero compagina el silbato con su labor como profesora en el colegio Vedruna de Pamplona, donde también es la coordinadora de deportes del centro. En este CapitalTest, detalla cuáles son sus principales objetivos: pitar en Primera División masculina de la Liga Nacional de Fútbol Sala, poner en valor el deporte dentro del ámbito educativo y conseguir que se invierta más dinero en él.
1. Pasó de jugadora a arbitra por una lesión…
Así es. Llevaba toda la vida jugando a fútbol campo, primero en Maristas y luego en Lagunak. Pero me lesioné tres veces en la rodilla y decidí colgar las botas. Hace ocho años, una amiga que había hecho el cursillo de árbitro me animó a probar. Empecé en campo, pero en 2014 me decanté por el fútbol sala.
2. Entonces fue la única mujer de Navarra que arbitraba en esa disciplina.
Sí. Justo antes de la pandemia, hicimos una campaña para captar más chicas y ahora somos tres. Una es crono en Primera División, mientras que otra arbitra en categorías inferiores.
3. ¿Cuántas árbitras de fútbol sala hay a nivel nacional?
Seremos alrededor de cuarenta. Tenemos un grupo en el que solemos hacer reuniones y aproximadamente estamos en ese número.
4. ¿Se puede vivir de esta actividad?
No, imposible. Tienes que compaginarlo con otro trabajo. Cobras por partido y por categoría. Y, además, en sala los sueldos son muchísimo más bajos que en campo.
5. ¿Cuál es la diferencia salarial entre las árbitras de fútbol sala y las de campo?
En Segunda B masculina, se cobran 200 euros por partido en categoría masculina. En fútbol sala, 126. En Primera femenina, la diferencia es mayor: en campo cobran 300, pero en sala 68.
6. También se formó como profesora…
Sí, estudié Psicopedagogía y Magisterio, así como un postgrado en autismo. Imparto clases de inglés, plástica, ciencias… y soy la coordinadora de deportes en el colegio Vedruna, Carmelitas.
«En Segunda B masculina, se cobran 200 euros por partido en categoría masculina. En fútbol sala, 126. En Primera femenina, la diferencia es mayor: en campo cobran 300, pero en sala 68».
7. ¿Echa de menos que se potencie más el deporte base en Navarra?
Sin duda. Sobre todo en los colegios. Falta mucha conciencia del deporte en los centros y más en el caso del femenino. Porque es verdad que el abandono en mujeres es mayor. Se produce a una edad muy temprana, alrededor de los doce años, ya que se dedican más a los estudios u otras cosas… Hace falta darle más impulso.
8. También a nivel económico, me imagino…
No se invierte, el deporte no está todavía en un primer plano. Habría que invertir más dinero en esta área e incluirla también en los proyectos educativos como una parcela importante en la formación del alumno o alumna.
9. ¿Qué le dicen los alumnos cuando descubren que es árbitra?
Ni siquiera saben que existe esa figura en las mujeres. Me daban la enhorabuena por jugar o entrenar y les tenía que explicar lo que hacía. En los colegios no se conoce tanto la opción de poder dedicarte a algo más allá del propio deporte. Les das alguna charla y muestran interés, pero hasta entonces no sabían que podían arbitrar, por ejemplo.
10. Como coordinadora de deportes, ¿en qué está centra sus esfuerzos?
Estoy intentando mostrar y concienciar que el deporte es muy importante. También nos hemos apuntado al torneo Interescolar y los chicos están compitiendo en futbito. Pero hay que continuar y formar un equipo de chicas. Estamos peleando para que en el colegio se invierta más tiempo y dinero en esta actividad. Después de Navidad, nos pondremos manos a la obra para tener más equipos y promocionar más actividades de cara a las inscripciones del curso que viene. Además, quiero intentar incluir la práctica de diferentes disciplinas en educación física para que las conozcan.
11. ¿Y qué se puede hacer para dar más visibilidad al arbitraje?
Dentro del comité se hacen cursillos, pero estaría bien que un grupo de árbitros se acercasen a las escuelas e hiciesen exhibiciones en los colegios, en la clase de educación física o en el día del deporte; incluir esas charlas de una forma concreta para que sepan que existe esta actividad y lo que hacemos los árbitros.
12. ¿Cómo se detecta si un centro da importancia o no al deporte?
La importancia se ve en los equipos que tienen, la variedad de deportes que practican o cómo los trabajan. Por ejemplo, dedicarle una jornada solo para fomentar la actividad, hacer minicampamentos en Navidad y en Semana Santa… Me parecen medidas importantes a implementar. Porque el deporte ayuda a comprender el valor del compañerismo, les enseña a ser responsables… En mi caso, siempre lo he dicho. Del fútbol aprendí a atarme los cordones, a ordenar mis cosas, a meterlas en el bolso. No solo es jugar, se aprenden muchas cosas. Para mí el deporte es pasión y salud emocional, incluso más que física.
13. ¿Cree que se percibe el crecimiento del fútbol femenino en Navarra?
Sí. Desde hace dos años, ha mejorado la situación. Están reconociendo más nuestro esfuerzo y nuestra labor. Le están dando más visibilidad en prensa y televisión, se están acercando más a nosotras y eso hace que más chicas se interesen por el deporte.
14. A nivel deportivo, ¿cuáles son sus objetivos?
Quiero llegar a la máxima categoría masculina. Ahora arbitro en Segunda División B, pero también he pitado en Primera División femenina en Madrid.
15. ¿Hasta qué punto resulta difícil arbitrar en Primera División?
Actualmente no hay ninguna árbitra en Primera División masculina de fútbol sala. En Segunda desconozco si habrá una o dos… No es complicado, pero creo que no solo depende solo de ti. El deporte masculino siempre está un paso más allá y tienes que esforzarte muchísimo más. Los chicos sí pitan en Primera femenina. Pero hay que pasar muchos escalones. En mi caso tendrían que promocionarme, pasar primero por Segunda masculina, ir a Madrid y, entonces, dar el salto a Primera.
16. ¿Qué hace falta para ascender de categoría?
Buenos informes de los informadores, que son las personas que van a verte en cada partido; tener una buena nota en el examen técnico, en inglés, en el test psicotécnico y en el de redacción de actas… Conforme vas ascendiendo, las pruebas son más difíciles y luego, además, es criterio del comité nacional.
«Si queremos arbitrar en categorías masculinas, tenemos que pasar las mismas que los chicos, cosa que veo bien».
17. ¿Se exige igual en las pruebas?
Depende. En las pruebas físicas para arbitrar a chicas, no. Pero si queremos arbitrar en categorías masculinas, tenemos que pasar las mismas que los chicos, cosa que veo bien.
18. ¿Cobra igual un árbitro mujer que un hombre?
Sí, se cobra por partido y por categoría. Si no cobrase lo mismo, yo no estaría ahí.
19. ¿Qué paso hay que dar para que haya más mujeres árbitras en fútbol sala?
Hacer campaña a partir de los dieciséis años en colegios, como la que surgió tras la pandemia. Dar a conocer esta modalidad, invitarlas a ver los partidos, que vean lo que hacemos. También dar visibilidad en los medios de comunicación.
20. ¿Qué ha supuesto para el fútbol femenino español la concesión del Balón de Oro a Alexia Putellas?
Casi es como si me lo hubieran dado a mí. El reconocimiento supone mucho para nosotras, es un paso muy importante. Significa que comienzan a valorarnos y que algo estaremos haciendo bien.
21. Sus planes de futuro a nivel laboral…
He pensado en abrir mi propio centro. Pero ahora mismo mi misión es pensar en cómo poder promocionar el deporte en el aula con mis niños, en el colegio, y seguir aportando dentro del comité. Estoy intentando ayudar lo que puedo. Por ejemplo, apoyo ideas como la iniciativa lanzada por el Instituto Navarro del Deporte y la Fundación Miguel Induráin para que mujeres deportistas den charlas en 147 colegios. Aunque me da pena que no he podido formar parte del grupo porque trabajo a jornada completa.
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