Los almuerzos de este 6 de julio se vieron ensombrecidos por el cielo plomizo con el que se despertó Pamplona este martes y por el gran incremento de positivos registrado en la Comunidad foral durante los últimos días, debido al macrobrote surgido entre los jóvenes que han estado en Salou de vacaciones (ya se han contabilizado más de mil casos en toda la Comunidad foral). Pero a pesar de la suspensión de las fiestas de San Fermín por la pandemia del Covid-19, hubo quienes no quisieron renunciar a una de las tradiciones más arraigadas el día del chupinazo.
“Es muy duro un 6 de julio así. Sin chupinazo no puede ir bien”.
No obstante, el ambiente en el centro de Pamplona fue de total tranquilidad y muy alejado del clima festivo de los años previos a la irrupción del coronavirus. Poco antes del mediodía, NavarraCapital.es recorrió el centro de la ciudad para retratar los almuerzos y conocer el nivel de actividad de bares y restaurantes.
La plaza del Castillo fue, sin lugar a dudas, la zona donde más gente se congregó. Eso sí, se veían bastantes mesas vacías tanto en las terrazas como en los interiores. Algunos hosteleros, de hecho, reconocieron que se habían anulado reservas a última hora.
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En este sentido, Nacho Calvo, secretario general de la Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra (AEHN), corroboró las cancelaciones. “Me consta que ayer hubo gente que canceló la reserva de su almuerzo”, apuntó. Por un lado, trataba de quedarse con el lado bueno de lo ocurrido. “El ambiente ha estado tranquilo y no ha habido ningún follón”, agradeció. Pero, al mismo tiempo, resaltó que no podía decir que el día había ido del todo bien: “Es muy duro un 6 de julio así. Sin chupinazo no puede ir bien”.
TERRAZAS VACÍAS
Asimismo, el secretario general de AEHN comentó que, después de que el año pasado numerosos pamploneses optaran por almorzar en los barrios, en está ocasión “todavía se han distribuido más”. Y eso ha sucedido en gran medida porque las noticias de los nuevos brotes hicieron que muchas personas se replantaran subir al centro para evitar así lugares concurridos.
“Me consta que ayer hubo gente que canceló la reserva de su almuerzo”.
De hecho, los establecimientos de otras calles céntricas, que normalmente también acogían multitud de almuerzos, no tenían apenas clientes a media mañana. Por ejemplo, en La Mar Salada, ubicado en la calle de Leyre, Carlos Sagüés, Manuel Enciso, Carlos Juan Eseverri y Juan Pedro Urdiroz disfrutaban de su plato de huevos con magras en una terraza vacía. “Llevamos 42 años almorzando todos los 6 de julio”, destacó el primero para explicar que no perdonan ni un solo año: “Tenemos 57, 58 y 59 años. Y los no Sanfermines nos quitan un año de los pocos que nos quedan ya para poder disfrutar”.
La mayoría de los comensales acudieron a su cita del día 6 vestidos de blanco, pero contrastaban con los que, debido a la suspensión de las fiestas, optaron por dejar en casa el uniforme sanferminero. Al no haber chupinazo este año, muchos de los almuerzos se prolongaron más allá del mediodía.
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