Cuando la epidemia del coronavirus llegó a España y se difundió el falso rumor de que los animales podían ser transmisores de la misma, los teléfonos de los veterinarios comenzaron a echar humo. Así lo confirman Marian Saez, directora gerente del Hospital Veterinario San Fermín, y Judith González, veterinaria y propietaria de la Clínica Veterinaria Iturvet.
Ángel Garde: “Ya hemos recibido solicitudes de información sobre ERTE entre nuestros colegiados”.
Algo similar le sucedía a Conchita Reta, propietaria de la peluquería y tienda de animales Fel-can. Pero su caso es muy singular… y lo abordaremos más adelante.
En la actualidad, este foco de inquietud se ha minimizado, según explica Ángel Garde, veterinario y presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Navarra: “Los animales no transmiten el coronavirus”. Además, añade que hasta la fecha “no existe un estudio científico que demuestre si en las patas o en el pelo el animal puede traer virus de la calle”. De modo que “todo lo que se está haciendo es por cubrirse en materia de salud” a título preventivo, agrega Saez. Y, por eso, Garde recomienda por precaución que “se tenga cuidado e higiene” con los zapatos y la ropa de quienes salen al exterior con sus animales de compañía.
Es evidente que los veterinarios son sanitarios. Y aunque en un primer momento se estableció que debían cerrar sus negocios, posteriormente se acordó el mantenimiento de sus servicios, que se consideran esenciales. En esto, como en todo, van “al día y al minuto”, reconoce el presidente del Colegio navarro, quien asegura que se encuentran en alerta permanente: “Estamos continuamente pasando información a nuestros asociados de lo que dice el Gobierno, ya que todo va cambiando a diario. También informamos sobre lo que se hace en otros colegios y nos parece adecuado para aquí”.
MEDIDAS DE PREVENCIÓN
Según el protocolo del Colegio Oficial de Veterinarios de Navarra, y que sigue las directrices sanitarias exigidas, los centros deben “limitar al máximo las visitas y solo recibir con cita previa y en casos muy concretos”. De hecho, todos los veterinarios consultados aseguran que están “atendiendo solo urgencias, cirugías que no pueden retrasarse y alguna enfermedad que necesita seguimiento”. A todo esto hay que sumar las medidas higiénicas que deben aplicar “para veterinarios y clientes” como, por ejemplo, “la distancia entre todos ellos, la desinfección extra, la protección con guantes y mascarillas y un largo etcétera”.
En esa misma línea, la propietaria de Iturvet detalla que las dudas comunes las intentan “resolver por teléfono y a través de fotografías”, si los clientes las pueden mandar. Aunque reconoce que “no es lo ideal”, incluso las vacunas rutinarias y las desparasitaciones se están evitando.
Marian Saez: “Veremos si hay que hacer algún tipo de ajuste o si entre todos hay que hacer algún recorte de horario, gente que coja vacaciones…”.
En el Hospital Veterinario San Fermín, donde trabajan varios profesionales, se han diseñado “turnos por bloques con el mismo personal, para que haya el mínimo contacto entre la mayor parte del equipo. Y todos con guantes y mascarilla, por supuesto”. Además, “se han puesto barreras en la zona del mostrador y otra barrera nada más entrar al hospital, con botes desinfectantes”.
CAÍDA EN LA FACTURACIÓN
Ante esta tesitura, los veterinarios mantienen abiertos sus negocios. Pero eso no se está traduciendo en un incremento de los ingresos, sino todo los contrario. Judith González habla de “un descenso de entre el 70 y el 80 %”. Pero, por ahora, ella continuará a disposición de sus clientes porque se trata de un negocio nuevo que quiere conservar.
Judith González: “Hablamos de un descenso de entre el 70 y el 80 % en la facturación”.
Marian Saez y su socio Daniel Aranaz también van a continuar abiertos. “De momento”, han podido mantener a todo el personal, pero no saben hasta cuándo podrán hacerlo.
“No hemos hecho números, por lo que a lo largo de estas semanas tendremos que revisar la facturación y veremos si hay que hacer algún tipo de ajuste o si, entre todos, resulta necesario realizar algún recorte de horario, gente que coja vacaciones… Sobre la marcha”, adelanta.
Y precisamente, Ángel Garde confirma que en el Colegio Oficial de Veterinarios de Navarra han recibido varias consultas de propietarios de centros para animales que están planteándose presentar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) entre sus trabajadores, ya que las cuentas no les cuadran: “Sí, ya hemos recibido solicitudes de información sobre posibles ERTE entre nuestros colegiados”.
LAS PELUQUERÍAS, EL FIN DE MUCHOS NEGOCIOS
Ambos centros veterinarios consultados por NavarraCapital.es disponen de servicio de peluquería, pero no pueden ofrecerlo en este momento. Lo mismo le sucede a Conchita Reta, propietaria de Fel-can, peluquería y tienda de animales.
Su caso es curioso, ya que puede mantener abierta la tienda para la alimentación y las necesidades básicas de las mascotas, pero no la peluquería, bajo multa de hasta 60.000 euros: “Tuvimos abierta la tienda, pero nadie entraba porque la gente está comprando en los supermercados lo esencial para sus mascotas o en el veterinario. Y así no se arriesgan a entrar en más sitios”, reconoce. Por este motivo, Felcan, como otras muchas tiendas de animales, ha bajado la persiana: “No nos compensaba estar abiertos”.
Pero lo peor es la situación laboral a la que se enfrentan las peluquerías caninas. La propietaria de Felcan es autónoma y, el 23 de diciembre, tuvo que cogerse la baja por una operación en la mano. “Contraté a una persona para que me ayudara y, como estaba contenta con ella y yo tenía mucho trabajo, al volver decidí ampliarle el contrato”, relata. Y hace un inciso en este momento: “Con veinticinco añicos, el 3 de enero le detectaron una importante enfermedad. Pero lo importante era su trabajo, que lo hace muy bien”. Así que siguió adelante con su nueva compañera de trabajo y le dio de alta en la Seguridad Social.
Conchita Reta: “El gremio de peluqueros caninos estamos totalmente perdidos”.
Así que la situación de Reta es muy compleja. “El gremio de peluqueros caninos estamos totalmente perdidos -lamenta-. Tenemos cero ingresos y muchos gastos porque seguimos pagando alquileres, la cuota de autónomos…”. Y todavía nadie les termina de aclarar bien su situación.
En medio de todo el caos al que ahora se enfrenta, la propietaria de Felcan mantiene la esperanza pensando en el momento en el que termine esta pesadilla: “Tengo mucha clientela y sé que volverán a confiar en mí cuando volvamos a abrir, pero algunas compañeras acaban de abrir sus tiendas y se enfrentan a un panorama…”.
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