Habrá quienes tal vez piensen que Manuel Torres la ha colocado ahí por ser su hija… Es un comentario que, reconoce Yolanda, ha escuchado más de una vez y, hasta cierto punto, lo considera normal dadas las circunstancias: “No doy mayor importancia a que haya quienes opinen así”. Aunque también admite que, precisamente por eso y para “probarme a mí misma”, salió de la empresa para irse a otras “donde era una más”. Así supo “hasta dónde llegan mis capacidades” y regresó al Grupo MTorres. “Aun así, seguro que hay gente que dirá que estoy ahí por ser quien soy. Pues vale, tengo que ser capaz de demostrar que sé dirigir y gestionar el equipo y el proyecto de MTorres con Manuel Torres. Pero no por ser su hija”.
Pero vamos a retroceder seis décadas, cuando Manuel Torres vino a trabajar a Papelera Navarra desde su Murcia natal con 23 años. Aquí conoció a su mujer y, tras casarse, al que era su jefe le ofrecieron la oportunidad de dirigir una nueva planta de la empresa en Murcia y Manuel se fue con él. Allí nació Yolanda. Y cuando tenía dos años, la familia volvió para instalarse definitivamente en Navarra. “Yo soy navarra, nacida en Murcia, pero navarra”.
“Después de diez o doce años en MTorres, tuve la inquietud de irme. No tuve ningún problema, siempre he sido libre”.
La lógica hubiera dicho que siendo la de su padre una empresa de ingeniería, se hubiera decantado por estudiar alguna carrera técnica. Pero no fue así: “Me gustaba dibujar, pero no sé si por llevar la contraria al ver en casa tanto plano y a mi padre siempre dibujando o porque mis capacidades van por otro lado. El caso es que me dio por las humanidades”. Mientras hacía Derecho, trabajaba los veranos en MTorres. “Me enganchó. Mi padre no quería, pero le convencí para que me dejara compaginar estudios y trabajo, soy muy activa“. Como si quisiera confirmar con gestos la actividad que se atribuye, mueve mucho las manos, con rapidez.
Hizo prácticas en las áreas financieras y de compras, estuvo en la recepción y en comercio exterior. “Y de todos los departamentos, el que más me gustó fue el de personas. Pero para trabajar en eso vi que con el Derecho no me bastaba, tenía que especializarme y estudié también Relaciones Laborales”.
Tenía una salida profesional fácil, pero ¿se planteó trabajar en una empresa que no fuera MTorres? “No, pero después de diez o doce años tuve la inquietud de irme. No tuve ningún problema, siempre he sido libre”. Estuvo casi ocho años fuera, cinco en Schnellecke y casi tres en una segunda etapa en temas de consultoría. “Y cuando entendimos que era el momento de volver porque el proyecto así lo requería volví, también libremente. Nunca ha sentido la presión de tener que estar aquí por obligación”.
PRESENTE Y FUTURO
Tras una carrera desarrollada en su totalidad en el ámbito de la organización y las personas, Yolanda es vicepresidenta ejecutiva del Grupo MTorres. “Mi padre sigue al frente de MTorres como presidente, pero todo lo referido a la gestión lo ha delegado. Yo dirijo la compañía, hay un director general que lleva toda la parte de negocio y tenemos un equipo directivo que se encarga de las áreas corporativas: finanzas, personas, compras, industrial, sistemas… Todo bajo mi supervisión”. Manuel Torres centra su actividad en el área de innovación, “generando conocimiento y sinergias para seguir desarrollando proyectos futuros. Él dice que ya no vive en el presente sino en el futuro. El presente nos lo deja a los demás, ja ja ja”.
“Mi padre dice que ya no vive en el presente sino en el futuro. El presente nos lo deja a los demás”.
Yolanda Torres vuelve a reírse cuando le preguntamos si puede seguirle el ritmo: “No, es que él vive ya solo para esto, para desarrollar su creatividad. Los demás tenemos familia, hijos, vida… Nos resulta muy difícil seguirle porque es muy creativo desde la lógica y la intuición. Suele partir de un problema y empieza a buscar una solución que da lugar a nuevos desarrollos”.
Tal vez sea un rasgo de su carácter el de restar trascendencia a su actividad. Eso explicaría que su despacho no esté en el corazón técnico de la planta de Torres de Elorz, entre ingenieros, diseñadores e informáticos, sino en el colorido edificio bautizado como Lego, que comparte con el equipo juvenil tantas veces campeón de la First Lego League: los Mechatronic Ants, compuesto por hijos de trabajadores de MTorres y sus amigos. Tampoco se prodiga demasiado en entrevistas porque “la empresa ya tiene una estrella que es mi padre, la compañía brilla gracias a él, y yo estoy más aquí, dentro la casa, que fuera”.
Eso no ha impedido que su labor haya sido reconocida, por ejemplo, con el Premio Mujer Empresaria 2018 de CaixaBank. Yolanda se muestra agradecida “porque se fijaron en mí habiendo tanta gente tan meritoria. Fue una oportunidad para conocer a mujeres de otras comunidades y de otros ámbitos, que me ha permitido darme cuenta del potencial humano que hay tras esos proyectos liderados, y en muchos casos emprendidos, por mujeres”.
Le pedimos su opinión sobre la igualdad y, tras advertirnos de que “es poco correcta políticamente” la expone: “Yo no entiendo de sexos en el mundo del trabajo. Somos personas, tenemos perfiles y conocimientos, competencias… Nosotros no buscamos hombres o mujeres, sino profesionales. Y me gusta pensar que asumimos los puestos profesionales por capacidad y por voluntad. Porque aceptar un cargo de mucha responsabilidad puede ser un sacrificio que tienes que estar dispuesto a asumir. Igual tradicionalmente las mujeres hemos estado menos dispuestas a hacer ese sacrificio y hemos decidido centrarnos más en la familia que en la parte profesional, son dos opciones igualmente válidas”.
“Yo no entiendo de sexos en el mundo del trabajo. Somos personas, tenemos perfiles y conocimientos, competencias…”.
Añade que al evolucionar la sociedad, las parejas comparten más las responsabilidades familiares “y las mujeres que quieren asumir responsabilidades lo tienen más fácil”. Es su caso. Está casada y tiene dos hijos y una nieta: “Tienes que priorizar y tener un equilibrio aunque no siempre lo consigues. La clave está en el respaldo de tu familia. Si tu pareja y tus hijos lo entienden y te apoyan, unos días les gustará más y otros menos. Pero no tiene por qué haber más problema, siempre y cuando te impongas un límite que permita ese equilibrio”.
No parece tan fácil siendo la vicepresidenta ejecutiva de un grupo que tiene empresas en diversos países y clientes por todo el mundo, con los consiguientes viajes, reuniones, comidas, actos… ¿Cuál es el secreto? “Trato de delegar mucho, soy de trabajar en equipo. En MTorres tenemos un equipo de profesionales buenísimo y muy amplio. Se trata de organizarlo para que funcione, colocando a personas clave en funciones clave y de repartirse el trabajo. ¿Si me toca viajar? Sí, claro, pero no en exceso”. Todo es relativo, porque la semana siguiente a la charla la pasó en La Habana, supervisando proyectos de cooperación que la Fundación MTorres, que también preside, desarrolla en Cuba; regresó para estar junto a su padre en el acto de entrega por parte del rey Felipe VI de la Medalla de Oro de la CEN; y, esa misma tarde, de nuevo al avión para dirigirse a Madrid, donde su padre recibía otro homenaje.
TRABAJO EN EQUIPO
Cuando tiene que contratar a alguien, Yolanda se fija en que la persona tenga el conocimiento que requiere el puesto, “y en el aspecto humano. Es fundamental porque necesariamente tenemos que trabajar en equipo al ser proyectos muy grandes, con unos requerimientos de seguridad muy altos por ser nuestros clientes empresas aeronáuticas”.
Agrega, dando énfasis a sus palabras con movimientos simétricos de ambas manos, que MTorres “está en un sector muy exigente, tiene clientes muy exigentes y eso hace que el nivel de compromiso de la gente que trabaja en el Grupo sea muy alto. La aeronáutica tiene gancho de por sí, pero además hay una cultura y unos valores por detrás. No es perfecta, ninguna empresa lo es, pero sí tiene un equilibrio entre esos factores, cultura, valores, exigencia, compromiso… Por eso hay un vínculo fuerte con la compañía en una parte importante entre quienes forman parte de ella”.
“No quiero plantearme otro escenario que el de que vamos a hacerlo bien y que nos esperan tiempos extraordinarios”.
MTorres es una empresa familiar. Además del fundador y de Yolanda, también trabaja en la compañía su hermano. Por eso, a veces, en las reuniones familiares es inevitable hablar de negocios “para enfado del resto”. Pero procuran separar los dos ámbitos. Además de disfrutar de su nieta, fuera del despacho hace deporte –“lo necesito”-, viaja, está con sus amigos… “lo normal, vamos”. Y también, aunque relacionada con la empresa, está su actividad en la Fundación MTorres, que es la expresión del compromiso que la empresa siempre ha mantenido con la sociedad: “Es algo que está en nuestro ADN, no es que hayamos tomado conciencia ahora. Manuel Torres ya creó así la compañía, quería devolver una parte de lo que recibe de la sociedad”.
Estos son algunos rasgos de la mujer que dirige una empresa que, a nivel tecnológico, se ha situado entre las primeras del mundo “de una manera tan natural que no he sido muy consciente de que estábamos ahí”. Nadie les ha regalado nada, es fruto del trabajo bien hecho y del esfuerzo. Ahora, Yolanda Torres se enfrenta a su mayor reto al frente de la compañía: prepararla para cuando se produzca la retirada definitiva de su padre. Es consciente de que no va a ser fácil porque coincide con un momento de contracción del sector aeronáutico; los grandes constructores, Airbus y Boeing, están pasando grandes dificultades; y despunta Asia. No se asusta, todo lo contrario: “Tenemos que aprovechar esta oportunidad para transformar la compañía y prepararnos para ser capaces de afrontar el futuro. No quiero plantearme otro escenario que el de que vamos a hacerlo bien y que nos esperan tiempos extraordinarios”.