viernes, 19 abril 2024

Navarra pierde a uno de sus fabricantes de EPI

La única firma que confeccionaba batas para sanitarios, Egatex, ha dejado esta línea de negocio. "El sector público volvió a las importaciones", afirma su gerente, Roberto Echávarri, a Navarra Capital. Por otra parte, Mecacontrol está produciendo entre 15.000 y 20.000 mascarillas diarias, frente a las 72.000 iniciales, y ha pasado de tres turnos a uno. "No queríamos entrar en la guerra de las mascarillas textiles, sino incorporarnos a aquel ámbito industrial en el que necesitan los EPI para protegerse", puntualiza no obstante su gerente, Ignacio Álvarez. Y Shanae fabrica cada mes entre tres y cuatro millones de mascarillas, el doble de las que hacía al principio pero la mitad de las que proyectaba. El crecimiento nacional del sector, el "intrusismo" y la estabilización de la demanda, entre los factores que ayudan a entender la situación actual de esta industria.


Pamplona - 2 noviembre, 2021 - 07:00

Poco después de que comenzara la pandemia, Egatex se lanzó a fabricar batas para sanitarios. (Fotos: archivo / Maite H. Mateo)

Egatex fue una de las pocas empresas navarras que se lanzó a producir Equipos de Protección (EPI) en los albores de la pandemia. Tras participar en un proyecto promovido por el Gobierno de Navarra en Refena, cuyo objetivo de producir 25.000 batas para los sanitarios en abril de 2020, la firma estellesa incorporó esta línea de negocio a su actividad diaria, dirigiéndose principalmente a las administraciones públicas y compañías de la Comunidad foral y otras regiones en España. Entonces, muchos profesionales seguían requiriendo de estos productos para protegerse contra el Covid-19.

Tal y como adelantó Navarra Capital, en mayo del año pasado la compañía fabricaba diariamente unas 1.300 batas, de las que entre el 60 % y el 70 % se comercializaban fuera de Navarra. De esta forma, Egatex pasó a vender el grueso de su producción al sector público y «a dos empresas privadas». Pero, un año y medio después, se ha visto obligada a abandonar esta línea de negocio.

Roberto Echávarri (Egatex): «Es muy peligroso que gran parte de nuestra sanidad dependa del exterior. Pero, cuando ha pasado lo peor, nos olvidamos muy rápido de lo aprendido».

«Hicimos una apuesta fuerte y parecía que las administraciones respondían. Nos habíamos preparado para continuar porque teníamos grandes expectativas. Pero, con la recuperación, hemos vuelto a la realidad previa a la pandemia. Una vez que sus suministradores habituales empezaron a proveerles con normalidad, dejaron de consumir producto nacional y volvieron a las importaciones», explica Roberto Echávarri, gerente de la fábrica, a este medio.

El caso de Egatex ejemplifica una tendencia que también se produce en el conjunto de España y que se desarrolla en paralelo al proceso de vacunación: el boom en la demanda generado por la pandemia ha menguado. De hecho, otras empresas navarras que se sumaron al sector tras la irrupción del Covid-19 están experimentando también esta situación, según señalan sus responsables.

Actualmente, Shanae fabrica entre tres y cuatro millones de mascarillas al mes, aunque proyectaba producir el doble.

Shanae fabrica entre tres y cuatro millones de mascarillas al mes, aunque proyectaba producir el doble.

Uno de los problemas que más amenazan a este sector son las relaciones comerciales con el extranjero y, más concretamente, con el mercado asiático. De hecho, la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y EPIS (OESP) alertó de que muchas de sus firmas asociadas se encuentran con «un gran obstáculo» para acceder a las adjudicaciones públicas debido a la «competencia desleal» que, a su juicio, existe por parte de los productos importados del exterior de la Unión Europea.

Así, criticó que las convocatorias están «tan simplificadas que el único requisito establecido es el precio de los productos», motivo por el que los fabricantes españoles se quedaban «mucho más atrás» que los asiáticos. «En nuestro país, los costes son más elevados», resaltó.

«Durante la pandemia, hemos visto que es muy peligroso que gran parte de nuestra sanidad dependa del exterior. Pero, cuando ha pasado lo peor, nos olvidamos muy rápido de lo aprendido. Es muy triste», lamenta Echávarri. Eso sí, valora positivamente que la incursión de Egatex en el sector al menos sirvió para «ayudar a la sociedad y poder sacar a la plantilla del ERTE» en su momento.

LAS MASCARILLAS

Por otro lado, las compañías navarras de mascarillas han resistido mejor este descenso de la demanda, si bien están fabricando menos unidades que hace un año. Mecacontrol, por ejemplo, ha disminuido su producción diaria de manera notable, de modo que ha pasado de las 72.000 unidades iniciales, principalmente de tipo FFP2, a oscilar entre las 15.000 y las 20.000. «En 2021, se han normalizado las cifras porque el año pasado fue muy caótico. También hemos pasado de los tres turnos de producción a uno», apunta su gerente, Ignacio Álvarez.

Ignacio Álvarez (Mecacontrol): «Hemos sufrido para llevar a cabo las homologaciones con organismos notificadores acreditados, mientras veíamos cómo algunos competidores metían auténtica morralla en el mercado».

Desde el inicio de la pandemia, la fábrica cascantina se involucró junto a otras empresas en la elaboración de pantallas faciales y empezó a suministrarlas a Protección Civil, las policías locales, las residencias de ancianos y el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O). Meses después, el grupo empresarial, especializado en moldes de plástico y mecanizados, se convirtió en el primer fabricante de este producto en la región.

La línea de negocio supone actualmente «un porcentaje bajo» de su facturación. No obstante, Álvarez asegura que la compañía ha alcanzado el objetivo comercial que proyectaba cuando acometió las primeras inversiones: «Ya teníamos en mente que la mascarilla para el Covid-19 era un boom puntual, por lo que no queríamos entrar en la guerra de las mascarillas textiles. Buscábamos incorporarnos a aquel ámbito industrial en el que valoran un EPI porque lo necesitan para protegerse de químicos, productos disolventes, pintura…». Así mismo, les ha permitido expandir su cartera de clientes a sectores con los que antes no trabajaban. En concreto, «las empresas de alimentación y las administraciones públicas, en los ámbitos de la sanidad y la educación».

El año pasado, Mecacontrol producía unas 72.000 mascarillas diarias.

El año pasado, Mecacontrol producía unas 72.000 mascarillas diarias.

Por su parte, Shanae tenía «grandes expectativas» puestas en la producción de mascarillas «porque había muy poco fabricante nacional». Ahora, la firma de Noáin, especializada en productos ortopédicos, geriátricos y de movilidad, fabrica cada mes entre tres y cuatro millones de mascarillas quirúrgicas, FFP2 y FFP3. Es decir, el doble de unidades de las que confeccionaba cuando implantó esta actividad el pasado mes de enero. «Pero habíamos planificado elaborar aproximadamente el doble de las que estamos haciendo», incide Eugenio Taberna, propietario de Shanae y gerente de su empresa hermana, Manufacturas Vettel.

En este sentido, el dueño de la empresa destaca que el mercado extranjero (Alemania, Francia e Italia, fundamentalmente) «ha funcionado mejor» que el nacional y atribuye esta situación a dos factores. En primer lugar, la mitad de los contratos que tenían con empresas españolas no se cumplieron debido a un «problema de plazos», ya que muchas compraron existencias a otros proveedores antes de que Shanae recibiera maquinaria para tener una mayor capacidad productiva: «Nuestros clientes en el extranjero, que tienen un perfil sanitario, han sido más serios y han cumplido los acuerdos comerciales. Y, aunque no nos ha ido mal en el nacional, ahora estamos construyendo una nueva base de clientes más pequeña y más seria».

Eugenio Taberna (Shanae): «Ahora hay al menos un fabricante por cada comunidad autónoma. Y absolutamente todo tipo de negocios se han metido en esta actividad«.

En segundo lugar, el sector creció con fuerza en cuestión de pocos meses. «Ahora hay al menos un fabricante por cada comunidad autónoma. Y, además, el mercado nacional está lleno de intermediarios, algunos muy poco profesionales. En este sentido, absolutamente todo tipo de negocios se han metido en esta actividad«, remarca.

Álvarez sostiene que muchas firmas no tramitaron correctamente las homologaciones de sus productos: «Nosotros, en cambio, sufrimos para lograr las certificaciones con organismos notificadores acreditados, mientras veíamos cómo algunos metían auténtica morralla en el mercado. Ahora hay muchas retiradas de lotes enteros y administraciones que no saben qué hacer con tantos miles de mascarillas que no valen, aunque no he visto que esto haya sucedido en Navarra».

A esta valoración, el gerente de Mecacontrol añade otro dato: «Nosotros podemos hacer algunos ensayos sobre la calidad de los productos y, en concreto, sobre la penetración de parafina y la respirabilidad. Y el 95 % de los productos de la competencia que hemos ensayado no cumple. Es muy duro».

Por ese mismo motivo, la Asociación de Empresas de Equipos de Protección Individuales (Asepal) denunció el pasado mes de junio el «intrusismo» existente en el sector. «La demanda se irá poco a poco aproximando a la que existía en 2019, aunque no llegará a alcanzar ese nivel, lo que supondrá la desaparición de muchas empresas oportunistas que entraron durante la pandemia», indicó el colectivo.

POCA DEPENDENCIA EN EL MERCADO ASIÁTICO

Una situación a la que se suma la crisis de materias primas y el transporte, cuyos efectos son «más leves» en este sector navarro en comparación con otros. «Hemos notado, sobre todo, el incremento en el coste de los materiales y el retraso en las entregas, pero es mucho más llevable que en el caso de los semiconductores. El 90 % de las materias que utilizamos son españolas, pero estas dependen a su vez de algún componente chino. Normalmente, el precio subía un 2 % o 3 %, y ahora nos ha subido entre un 6 % y un 8 %», puntualiza Taberna.

Tanto Shanae como Mecacontrol han detectado un aumento de los costes de los materiales, aunque en menor medida que otras industrias navarras.

Por otro lado, una «decisión previsora» le ha ahorrado a Mecacontrol un aumento excesivo de los costes. «En 2020, valoramos la escasez de materias primas como un riesgo. No por las crisis actuales, sino por los problemas que hubo entonces con la cadena de suministros como, por ejemplo, los bloqueos de respiradores en el mercado turco. Así que decidimos fabricar nuestro propio tejido en Molteplas, la planta de extrusión de plástico que tenemos en Burgos», relata Álvarez a la vez que complementa el argumento de Echávarri.

«Cuando valoramos esta medida, no la aplicamos porque se fueran a disparar los precios, sino porque China ha jugado con nosotros cuando le ha dado la gana. Y lo que menos apetece durante una crisis es depender del exterior», remata.

EL FUTURO

No obstante, Taberna prevé que esta línea de negocio, que ya representa entre el 25 % y el 30 % de la facturación de Shanae, suponga el 50 % «en los próximos años». Así mismo, ha ampliado su plantilla en quince personas gracias a ella: «Ha habido un aplazamiento en nuestro proceso inversor, pero entendemos que dentro de un año la demanda crecerá. Para 2022, queremos fabricar seis millones de mascarillas al mes».

Los fabricantes navarros están estudiando la posibilidad de fabricar mascarillas biodegradables.

Por su parte, el siguiente paso de Mecacontrol es la homologación de sus mascarillas FFP3. Y aunque no ha generado nuevos puestos de trabajo por esta línea productiva, Álvarez valora que la actividad ha permitido a la firma «reubicar a su personal y evitar días de ERTE». La compañía trabaja en gran medida con el sector de la automoción y marcas blancas, de modo que se ha visto afectada también por la crisis de los semiconductores.

Ahora, ambas empresas están inmersas en diferentes iniciativas de I+D. Mecacontrol continúa con su proyecto colaborativo, junto al Centro Tecnológico Lurederra y el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), para crear mascarillas con recubrimientos que las hagan impermeables, bactericidas y virucidas.

A esta iniciativa se suma una de economía circular, que se centra en la gestión de los residuos creados por las mascarillas. Y, además, tanto esta firma como Shanae están estudiando la posibilidad de fabricar mascarillas biodegradables. «Entendemos que el futuro del mercado debe pasar por este punto porque, de lo contrario, estaremos generando un verdadero problema de residuos», concluye Taberna.

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