Nutrinsect Spain, especializada en la cría del grillo doméstico para consumo humano y animal, entró el pasado mes de diciembre en concurso voluntario de acreedores. En concreto, la compañía está siguiendo los trámites propios del «concurso sin masa» (desde 2022, esta figura sustituye al conocido coloquialmente como concurso exprés). El Juzgado de lo Mercantil número 1 de Pamplona estudia el caso. Fundada en 2017, la empresa inició su andadura en Castelldefels (Cataluña) para, un año más tarde, trasladarse al polígono tudelano de La Serna. Ya en 2021, tal y como adelantó Navarra Capital, puso en marcha la primera planta navarra destinada a esta actividad. Lo hizo en unas instalaciones de 400 metros cuadrados, ubicadas en Olite y con capacidad para producir entre 2 y 2,5 millones de insectos al mes. «No abandonaremos el proyecto. Decidimos cerrar para, más adelante, volver a retomar» A partir del grillo doméstico, Nutrinsect Spain esperaba elaborar harina para la fabricación de pastas, productos de panadería, repostería y similares, así como fabricar aceite. Y, mientras esperaba la aprobación de una normativa nacional que regulase este mercado, obtenía algunos ingresos con «la venta de grillos vivos a tiendas de animales» para alimentar a reptiles, anfibios y arácnidos exóticos. Según detallan fuentes de la firma a este medio, al mismo tiempo seguía «realizando contactos con la industria agroalimentaria, que mostró su interés en las innovaciones orientadas al consumo humano». La decisión de entrar en concurso voluntario fue tomada, por un lado, debido a una serie de «factores coyunturales» que dificultaron sus operaciones: «Con la Ley de Bienestar Animal, por ejemplo, todas las tiendas que vendían anfibios o reptiles no autóctonos dejaron de hacerlo y, por tanto, ya no necesitaban grillos vivos para alimentarios. Así mismo, la guerra en Ucrania elevó los precios de los piensos para alimentar a los grillos». En paralelo, otro motivo de calado que ha provocado su cierre es «la lentitud normativa» en torno a los productos para personas elaborados a partir de insectos. «Hay países como Bélgica, Holanda o Francia en los que está todo autorizado y ya se están vendiendo. En España sí existe el interés de empezar a comercializar harinas de insectos para consumo humano, pero ni las empresas ni los inversores van a meterse en un sector que no está regulado. La normativa no está avanzando al ritmo que debería«, explican las fuentes consultadas. No obstante, apostillan que el cierre actual «no significa que se abandonará» el proyecto: «Decidimos cerrar para, más adelante, volver a retomar». LOS MOTIVOS DEL CONCURSO