lunes, 16 septiembre 2024

Policía foral, ingeniero informático y aspirante a olímpico en ‘break dance’

Adrián Cortázar es uno de esos jóvenes bailarines que, hace ya unos veinte años, llamaban la atención de los pamploneses con sus movimientos imposibles en el Pasaje de la Luna, junto a los Cines Golem. Hoy, cumplidos los 32, es agente de la Policía Foral y, aunque ha fichado por un club madrileño de ‘break dance’ para competir a nivel nacional, anhela fundar uno en Navarra. Sobre todo teniendo en cuenta que, en 2024, esta disciplina será deporte olímpico. Por ahora, detalla a Capital Sport, ya ha promovido eventos de esta modalidad en Ansoáin junto a otros compañeros.


Pamplona - 7 febrero, 2022 - 06:02

Adrián Cortázar estudió Ingeniería Informática antes de ser policía foral. (Fotos: Maite H. Mateo)

Hace diecisiete años que Adrián Cortázar traza rápidos giros con posturas imposibles. Para él, el break dance es más que un simple hobbie, supone una filosofía de vida. Cuando empezó a competir, tuvo la oportunidad de ver a los mejores bailarines o ‘breakers’ del panorama nacional e internacional. Y así comprendió la intensa dedicación que precisa esta disciplina para llegar a lo más alto. «En 2007 coincidí con gente de otras ciudades durante un torneo. Ahí me di cuenta de que ellos entrenaban todos los días, se formaban e iban a otros lugares a conocer a más bailarines. Me abrió los ojos y me puse a trabajar», relata a Capital Sport.

Desde entonces, no afloja su nivel de exigencia. «Pasión, constancia y disciplina» son los principios que sigue en el día a día. Este año quedó en el puesto decimoprimero, de un total de sesenta participantes, en el ranking estatal. Anhela acceder a una final y desea bailar al máximo nivel por lo menos durante cuatro años más. A mitad de este camino, tendrá lugar una cita importante con la que Cortázar fantasea: «¿Llegaré a los Juegos Olímpicos? No se sabe, pero estaría muy bien».

El break dance llegó a Pamplona en torno a 1996. Pero fue a partir de 2000 cuando un pequeño grupo de jóvenes, acompañados por el sonido de un radio casete, comenzó a reunirse cada tarde para practicar en el Pasaje de la Luna, (situado en la entrada de los cines Golem Bayona): «En aquellos años, la forma de conocer la disciplina en la ciudad era pasar por ahí y verlos». Es, de hecho, lo que le sucedió. Un día, de paseo, escuchó la música contundente que salía desde la galería y no pudo resistirse. Así que decidió acercarse…

«¡Nunca había visto nada igual!», exclama. Sorprendido tras ver los rápidos movimientos e impactado por la contorsión de sus cuerpos al compás del funky y el hip-hop, se lanzó a probar: «Tenía quince años (2005) y, cuando lo vi, me hizo un ‘clic’ en la cabeza… No conocía nada de la disciplina. Pregunté dónde podía aprender y fui a clases alrededor de un año en la Casa de Cultura de Huarte. Luego seguí por mi cuenta, me enganchó. No vivo del break, pero desde entonces intento invertir el máximo tiempo posible para mejorar», detalla. Hoy, forma parte de aquel grupo de danza urbana que tanto admiró: Team Rokers.

Esta disciplina, mundialmente conocida como break dance (también llamada breaking), requiere un esfuerzo físico desmedido. Hace cuatro años que este navarro ejerce como policía foral, aunque su tiempo libre sigue girando en torno a este baile y la competición. Un día normal, compagina el trabajo con ejercicios de acondicionamiento físico, estiramientos y dos horas de entrenamiento. «Ves que la gente se lo toma muy en serio y que no te puedes relajar. Este año he competido en catorce torneos. He llegado a clasificarme en todos ellos, pero no he pasado de la semifinal», lamenta. Son pocas las personas que tienen el privilegio de poder vivir del break en España. Y, por lo general, estos bailarines profesionales suelen ser los que llegan a la última fase de estos eventos.

«Se han creado federaciones y clubes en Málaga, Alicante, Madrid o Galicia… Esto es lo más nuevo. Mi objetivo es crear un club en Navarra y empezar a trabajar con los más jóvenes».

La inclusión del break dance en los próximos Juegos Olímpicos (2024) ha supuesto un boom para la disciplina. Se ha incorporado a los deportes que componen la Federación Española de Baile Deportivo (FEBD) y ahora, el siguiente paso es crear clubes deportivos y federaciones en las diferentes comunidades autónomas que dependan directamente de la estatal.

Precisamente, este es el próximo proyecto que Cortázar quiere materializar en Navarra: fundar un club deportivo de breaking para crear cantera. Su inquietud es que las nuevas generaciones puedan federarse para profesionalizar esta danza, y que dispongan de un seguro, fisioterapeutas o formación continua durante su trayectoria… «Se han creado federaciones y clubes en Málaga, Alicante, Madrid, Galicia… Esto es lo más nuevo. Por ejemplo, en el caso de Málaga, su club deportivo cuenta con entrenadores titulados por la FEBD y el Ayuntamiento les presta unas instalaciones para practicar. A raíz de eso, muchos niños y gente joven que se apuntan a estos clubes luego tendrán la opción de formar parte del cuadro absoluto, ya que se están creando diferentes categorías. Mi objetivo es crear un club en Navarra y empezar a trabajar desde la base, con los más jóvenes», esboza.

COMPETICIONES DE CARA A PARÍS 2024

También se ha creado un nuevo circuito a nivel nacional, donde los breakers federados compiten por formar parte del combinado nacional que viajará a la capital francesa. Serán los ocho mejores del campeonato. Este año, Cortázar ha fichado por el club deportivo Madrid Breaking Club y representará a la capital en estas competiciones estatales. Eso si, solo desea hacerlo hasta que cree su propio equipo en la Comunidad foral.

«Pertenecer a este club me da la oportunidad de recibir formación, entrenamiento personal… Voy a estar con un grupo de gente que vamos a compartir más. Estamos dejando de lado ese arte callejero y profesionalizando la actividad. Todavía se está definiendo como será la competición en los juegos de 2024, pero sin duda es una oportunidad de oro para que se conozca más esta danza», explica mientras añade que el break ya formó parte de la ceremonia inaugural de unas Olimpiadas, como deporte de exhibición. Fue en Los Ángeles, 1984. Y así, este baile, que nació en barrios como los del Bronx o Brooklyn para resolver disputas territoriales entre bandas, traspasó fronteras y llegó a todos los rincones del mundo.

«Estamos dejando de lado ese arte callejero y lo estamos profesionalizando… En mi caso, solo lo considero como actividad física de cara a las Olimpiadas, pero lo defiendo como cultura».

Toda actividad que forma parte de las Olimpiadas está considerada como un deporte en sí misma, circunstancia que del mismo modo afecta al breaking. Un hecho que, según cuenta este bailarín e instructor de Ansoáin, ha creado cierta controversia entre quienes lo practican. «Hay personas más puristas, de la ‘vieja escuela’, que lo ven como un baile de la calle y no un deporte. En mi caso, solo lo considero como actividad física acoplada a una música de cara los Juegos Olímpicos, pero lo defiendo como arte y como cultura», aclara. De hecho, situación que también se ve reflejada en las licencias federativas. Cortázar indica que menos de una cuarta parte de quienes lo practican están inscritos en la FEBD. En el caso de Navarra, por ejemplo, solo hay dos bailarines con licencias, a pesar de ser más de quince quienes realizan esta actividad.

Hasta el momento, la mayoría de las competiciones celebradas en España siempre se han organizado a través de los diferentes ayuntamientos. Durante la pandemia, todas tuvieron que aplazarse. Y ahora, además de retomar las ya existentes, se ha incluido este itinerario estatal. «Después de año y medio en seco, los eventos se empezaron retomar a finales de 2021 y, en este momento, concentran a mucha más gente. En España, cada fin de semana ahora mismo incluso se solapan varias competiciones», asevera.

Cortázar participará este año en el circuito estatal con el Madrid Breaking Club.

Cortázar participará este año en el circuito estatal con el Madrid Breaking Club.

La empresa más grande y más implicada en fomentar este deporte es Red Bull. Cada año patrocina una competición por ciudades, que consta de varias pruebas clasificatorias y una final en Madrid, a la que solo llegan los mejores de España. El premio para el ganador es competir en Europa y, si todo va bien, el siguiente escalafón es participar en un torneo mundial con todos los gastos pagados. «Obtienes un dinero si ganas la final española, pero lo mejor es que te clasificas para poder estar en Europa o para llegar a la competición internacional y esto es lo que se muestra en los medios, lo retransmiten en LaLigaSports… Te da mucha más visibilidad, a ti y a la disciplina», desgrana el también ingeniero informático.

Cortázar y los Team Rockers también llegaron a organizar su propio torneo. Además de ofrecer talleres, participar en eventos, competir y realizar exhibiciones, hace doce años que empezaron a celebrar una competición propia en Ansoáin. Necesitaban  jueces, dj, artistas invitados… Ahora, se ha posicionado como uno de los encuentros más potentes del estado. El breaker navarro calcula que para promover una competición que esté «bien» y tenga recorrido, se necesitan entre 6.000 y 8.000 euros de presupuesto. «Ya hemos logrado atraer incluso a gente del panorama internacional», concluye con orgullo.

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