En un primer momento, Puertas Arriazu valoró ampliar sus instalaciones de Fontellas. Pero finalmente, la firma ha optado por abrir una nueva sede en Castejón, a la que trasladará su línea de producción de puertas flexibles, de reciente creación y que ha experimentado un importante crecimiento. «Hemos comprado 9.000 m2 en Castejón que albergan una nave de 2.200, donde se encontraba Decorama«, concreta Adrián Arriazu, responsable de la firma, a Navarra Capital. Para llevar a cabo el proyecto Flexipan, la compañía prevé una inversión total aproximada de 1,2 millones de euros en unos seis años.
Arriazu suma más de dos décadas de experiencia en el sector de las puertas automáticas. Comenzó produciendo para terceros, pero en 2007, con solo 22 años, decidió hacerse autónomo para emprender un nuevo camino por su cuenta. «Hacía instalaciones de puertas seccionales y de garaje, sobre todo para particulares», detalla.
Poco después llegó la crisis de 2008, que cambió el mercado y obligó al navarro a redefinir el enfoque de su negocio: «La gente gastaba menos y, si podía, arreglaba las puertas en vez de cambiarlas. Así que dirigí mi trabajo a la industria en vez de a particulares. Ahí me di cuenta de la verdadera importancia que tienen las puertas, sobre todo en empresas de alimentación». De hecho, en este tipo de fábricas incluso forman parte de la cadena de producción.
Tras tomar conciencia de su protagonismo, observó que estos accesos recibían muchos impactos por parte de las carretillas y otros equipos de trabajo. Como consecuencia, las puertas sufrían daños que repercutían en la producción. «La puerta seccional está fabricada de materiales que con cualquier pequeño golpe se estropean. De ahí que haya que sustituir el panel. Eso lleva un día de trabajo o tener la puerta inutilizada incluso semanas si no cuentas con material en stock. Por lo tanto, la empresa puede sufrir paradas en la producción», indica.
UNA NUEVA SOLUCIÓN
Ante esta problemática, Arriazu, de 37 años, se puso a investigar materiales con el fin de conseguir un panel flexible y aislante. Y encontró la solución en composites. De este modo, Puertas Arriazu incorporó esta segunda línea de negocio enfocada a los paneles flexibles (la otra se centra en la producción de puertas automáticas seccionales): «Los golpes suelen afectar sobre todo a la parte central de la puerta, no se llevan por delante toda la estructura. Por lo tanto, era importante conseguir un material que se recuperase».
«Tampoco existía ninguna solución que impidiese la oxidación de las puertas. El aluminio no era apto del todo y nuestro material la evita por completo»
De forma fortuita, además, descubrió un valor añadido en su nuevo proyecto. El material con el que la empresa comenzó a fabricar los paneles tiene una gran capacidad anticorrosiva. «Nos hemos dado cuenta de que tampoco existía ninguna solución que impidiese la oxidación de las puertas. El aluminio no era apto del todo y nuestro material la evita por completo. Gracias a esta cualidad, los clientes nos empezaron a demandar más paneles, lo que nos abrió la puerta para empezar a trabajar en zonas portuarias». De hecho, la firma navarra ya ha instalado puertas de este tipo en el puerto de Getaria, próximamente lo hará en Zumaia y ha recibido peticiones desde Girona.
El material con el que la empresa comenzó a fabricar los paneles tiene una gran capacidad anticorrosiva.
En este instante, Flexipan se encuentra en plena expansión. Arriazu está manteniendo conversaciones con diferentes distribuidores repartidos por toda la Península Ibérica para, a corto plazo, ampliar su cartera de clientes: «Tenemos un acuerdo en Sevilla y también estamos hablando con alguna empresa de Alicante«. Sus puertas están diseñadas para camiones frigoríficos, fábricas y cámaras frigoríficas.
En 2018, la compañía navarra ya realizó una inversión de 600.000 euros en su planta de Fontellas. Por aquel entonces, la plantilla sumaba nueve personas tras el fichaje de tres nuevos trabajadores. Ahora, Arriazu prevé que su equipo experimenté un nuevo crecimiento: «Es posible que, cuando ponga la otra fábrica en funcionamiento, estemos unas quince o dieciséis personas».
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