La startup The Gravity Wave, fundada por dos hermanos pamploneses, afronta su segundo año de vida con un cambio en el modelo de negocio y nuevas alianzas con empresas españolas. Amaia y Julen Rodríguez comenzaron el proyecto en noviembre de 2019 con la idea de reconvertir el plástico de los océanos en accesorios de telefonía móvil. Pero la pandemia les obligó a paralizar su idea inicial y a repensar su propuesta. Hace solo unos días, firmaron una alianza con la empresa Bit2Me, una suite de criptomonedas localizada en Elche, para retirar 100 kilos mensuales de plástico del Mediterráneo durante este 2021. De modo que, ahora, su actividad se centrará en dar forma a este tipo de alianzas para que, posteriormente, otras firmas materialicen la fabricación de productos a partir de los materiales recolectados. La economía circular, por tanto, sigue presente en el corazón de la startup.
“En mi caso, había estado viviendo tres años en China”, recuerda Amaia. Fue allí donde se concienció sobre la necesidad de reducir el consumo de plásticos. A su regreso a Pamplona, estuvo trabajando en una empresa navarra como responsable de Marketing, pero en su cabeza comenzó a gestarse la idea de crear un proyecto propio.
En paralelo, Julen terminaba la carrera de Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN) en la Mondragon Unibersitatea. “Un día llegó a casa y me dijo que había conocido a un chico griego en Madrid, que tiene una escuela de pesca sostenible”. Ese fue, precisamente, el germen de The Gravity Wave, la Red de Emprendedores Sociales Ashoka.
“El tema de las fundas de teléfonos móviles no nos salió bien y, en noviembre de 2020, tuvimos que pivotar hacia otro modelo de negocio”.
En este colectivo enseñan técnicas a los pescadores tradicionales para respetar los ecosistemas y, sobre todo, a cuidar de las zonas donde faenan: “Además, están limpiando un montón de plástico que les cae a las redes cuando pescan, pero no saben qué hacer con él”.
Fue entonces cuando su hermano le propuso montar una empresa que convirtiera esos residuos en productos. “Me encantó la idea”, asegura ella. De hecho, convertir una de sus preocupaciones personales en un proyecto profesional ha sido “la oportunidad de su vida”. Así, The Gravity Wave dio sus primeros pasos con la premisa de transformar ese plástico recogido en el mar en fundas de móvil y filamentos de impresión 3D.
Los comienzos fueron mucho más complicados de lo que habían imaginado. La irrupción del Covid-19 obligó a parar la producción y les hizo dar un giro a su modelo de negocio. “Al principio, lo vivimos como algo muy negativo, pero ahora hemos decidido quedarnos con lo positivo”, señala Amaia. Porque el confinamiento les brindó la oportunidad de organizarse mejor y reunirse de forma telemática con diferentes inversores. “Si no hubiésemos estado encerrados en casa, igual no nos habrían atendido”, se plantea ahora.
“El tema de las fundas de teléfonos móviles no nos salió bien y, en noviembre de 2020, tuvimos que pivotar hacia otro modelo de negocio”, reconoce. Los dos hermanos dieron el paso sin volver la vista atrás. “Nuestro objetivo no era convertirnos en una empresa de fundas, queríamos hacer un bien medioambiental al planeta”. Por eso, actualmente centran sus esfuerzos en ayudar a las empresas a implementar proyectos de RSC relacionados con la recogida de plásticos en los océanos.
LIMPIEZA DE PLÁSTICOS Y VOLUNTARIADO
Con Bit2Me, además de la campaña de limpieza, llevarán a cabo una acción de voluntariado en junio. La plantilla de la empresa de Elche, compuesta por más de 60 personas, “limpiará la playa”. Asimismo, con los residuos recogidos se creará un producto “muy especial” para sus oficinas. La colaboración recoge así los tres pilares sobre los que se asienta la actividad de la startup: limpieza de plásticos, voluntariado y economía circular.
No obstante, la cofundadora de The Gravity Wave hace hincapié en que se quieren adaptar a los retos que tengan las empresas en materia de sostenibilidad para “poder ofrecerles la mejor opción”. Por eso, existen otras formas de colaboración, como recoger una cantidad determinada de plástico por cada producto vendido.
En estos momentos ya colaboran con diez compañías repartidas por todo el país y tienen en marcha 37 proyectos. “Ahora estamos abriendo bastantes iniciativas”, destaca. En los próximos meses se conmemoran algunas fechas muy importantes como el Día Mundial del Reciclaje o el de los Océanos. “Las empresas quieren hacer eventos puntuales en este tipo de días tan señalados”, explica.
Para el Día Mundial de los Océanos, que se celebrará el próximo 8 de junio, preparan por ejemplo un evento muy especial. “Queremos hacer la mayor limpieza del Mediterráneo en un solo día”, avanza. La pondrán en marcha a través de acuerdos con diferentes compañías. “Durante veinticuatro horas, por cada producto vendido se recogerá un kilo de basura”, subraya en referencia a la magnitud del evento.
En los últimos meses, los pescadores con los que colaboran han extraído 80.000 kilos y, a través de otras iniciativas, han obtenido otros 4.500.
Otro de sus objetivos es llegar a recoger 200.000 kilos de plástico del Mediterráneo antes de que acabe el año. Y van por muy buen camino. En los últimos meses, los pescadores con los que colaboran han extraído 80.000 y, a través de otras iniciativas, han obtenido otros 4.500.
Tampoco se olvidan de uno de los valores principales con los que echó a andar The Great Wave: la economía circular. “Imagínate que podemos llegar a limpiar un millón de toneladas de plástico del mar. Si no podemos transformarla, ¿qué sentido tiene mantener toda esa basura almacenada?”, se cuestiona.
Por eso, una de sus metas es tener siempre en marcha algún proyecto que permita dar una segunda vida al plástico recogido: “Ahora mismo trabajamos con una empresa de la zona de Valencia que fabrica muebles”. Asegura que esa filosofía aporta todavía más valor añadido al proyecto porque otras compañías y entidades “pueden adquirir esos productos”.
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