Quizá la pulcritud de su oficina se deba a que espera nuestra visita, pero algo nos hace pensar que ese orden refleja algo de su carácter. Desde el principio, intuimos que Daniel Cámara es más bien reservado, poco dado a la exposición pública y mucho menos acostumbrado a conceder entrevistas. No tarda en darnos la razón. “No sé cómo me han convencido”, bromea cuando le agradecemos que haya reservado un espacio en su agenda para atendernos.
Nada de eso impide que, como en su día lo hizo su predecesor, José María Bariáin, nuestro entrevistado nos atienda con la mejor de las disposiciones. Aprovechamos ese primer gancho para preguntarle cómo afronta la nueva etapa que emprendió el pasado mes de septiembre, cuando asumió la dirección general del Grupo IMQ (Igualatorio Médico Quirúrgico) tras la jubilación de Bariáin, quien permaneció cuatro décadas al frente de la empresa.
“Bueno -contesta mientras se pasa un bolígrafo de una mano a otra-, yo ya estaba sumergido en todos los proyectos de IMQ, pero ahora soy el máximo responsable en un entorno que es cada vez más complejo. Es diferente”. En cierta forma, la evolución que ha experimentado Cámara dentro de la compañía ha sido más o menos natural.
Toda su vida está vinculada a Pamplona. Nació en la capital navarra (es el cuarto de cinco hermanos), donde también estudió la carrera de Administración y Dirección de Empresas, inició su trayectoria profesional y ha emprendido su proyecto vital. Tras acabar la licenciatura en la Universidad de Navarra, comenzó a trabajar como auditor en la delegación navarra de Ernst & Young (conocida en la actualidad como EY). Seis años más tarde, en 2011, aterrizó en el Grupo IMQ como director administrativo. ¿Imaginaba que terminaría recalando en este sector? “La verdad es que no necesariamente, pero siempre me han gustado las labores de administración y contabilidad y en esta compañía he tenido la oportunidad de crecer profesionalmente. Trabajar aquí engancha, aunque han sido años complicados”, reconoce.
“La colaboración público-privada que mantuvimos a raíz del Covid-19 se ha resuelto bien. Optimizar ahora esas alianzas redundaría en el bienestar de todos los ciudadanos”.
Se refiere en primer lugar, y como no podría ser de otra manera, a la irrupción del Covid-19. La actividad del Grupo IMQ -formado por IMQ Navarra, aseguradora de salud; Clínica San Miguel, centro hospitalario con sedes en Pamplona y en Tudela; el centro geriátrico Residencia Beloso Alto; y cuatro clínicas dentales- fue considerada como esencial durante la pandemia.
Todo ello exigió reorganizar a la plantilla y restablecer prioridades dentro de la empresa. Ahora, después de una campaña masiva de vacunación y tras decir prácticamente adiós a las mascarillas, Cámara hace un balance bastante positivo de la gestión llevada a cabo entonces.
“Fue algo que vivimos de manera sensible en nuestra residencia para mayores. Desde el primer momento, desplegamos medidas muy rigurosas para frenar la propagación y no registramos contagios importantes entre este segmento de población vulnerable”, recalca.
APROVECHAR LOS RECURSOS
En un contexto de saturación hospitalaria, además, el grupo recibió a pacientes derivados de la Seguridad Social. “Como todos los hospitales privados, nos pusimos al servicio de las autoridades sanitarias para colaborar a partir de marzo de 2020. Ahora mismo no lo estamos haciendo porque no se están registrando ingresos hospitalarios masivos. Solo tenemos un pequeño concierto para la realización de colonoscopias”, detalla. Distinto era el panorama hace unas décadas atrás, cuando la empresa recibía a usuarios del área de Geriatría, derivados del otrora Complejo Hospitalario de Navarra (CHN), conocido hoy como Hospital Universitario de Navarra (HUN).
¿Se debería retomar esa colaboración público-privada a mayor escala? “Siempre nos ofrecemos y estaríamos encantados de hacerlo porque las estructuras sanitarias son complejas de establecer y, una vez se tienen, se deberían aprovechar”, insiste el director general del Grupo IMQ.
Nos disponemos a cambiar de tema, pero Cámara tiene algo más que decir al respecto: “La colaboración que mantuvimos con el Covid-19 vino atropellada por las circunstancias y se ha resuelto bien. Viendo que estamos todos inmersos en el mismo reto, porque al final vamos al mismo mercado a contratar, optimizar esas alianzas redundaría en el bienestar de todos los ciudadanos”.
Uno de los aspectos positivos que constató el grupo tras las sucesivas olas de contagios fue el “incremento” en la demanda de seguros de salud particulares. Así lo explicó en su momento el director comercial de IMQ Navarra, Felipe Hernández, y ahora vuelve a confirmarlo el director general de la empresa. “Históricamente -repasa-, Navarra ha sido una comunidad con una renta per cápita superior a la del conjunto estatal, pero eso no se correspondía con las cifras de aseguramiento. Ahora que hemos visto claramente que los recursos médicos son limitados, la población empieza a valorar más este tipo de producto. La gente que lo ha contratado lo sigue manteniendo -hay menos bajas- pero, además, quien hasta ahora no se había interesado por ello ahora sí lo está”.
Esa tendencia también se ha trasladado al ámbito empresarial, donde los seguros han comenzado a posicionarse como un beneficio social que ofrecen algunas compañías a su plantilla. “Notamos que hay más demanda porque, al final, un empleado saludable va a trabajar mejor y más a gusto. Teniendo en cuenta factores como las listas de espera en la sanidad pública o el repunte de bajas laborales tras la vuelta a las oficinas, este tipo de productos permite encontrar respuestas de manera más rápida y aumentar la productividad del trabajador”.
“En los próximos años, está previsto que se jubilen muchísimos profesionales. El ritmo de entrada de nuevos sanitarios no va a la par de esas jubilaciones”.
Su reflexión nos lleva a abordar otro de los temas pendientes que teníamos en la lista: la escasez de personal sanitario. “Se percibe en casi todos los países, pero notablemente en España. Las sociedades médicas llevan tiempo advirtiendo de que, en los próximos años, está previsto que se jubilen muchísimos profesionales, sobre todo en Atención Primaria, y de que el ritmo de entrada de nuevos no va a la par de las jubilaciones”, expone.
“Es un drama que, en un contexto en el que cada vez vivimos más, hay más enfermos crónicos y disponemos de más herramientas para tratar enfermedades, hace que el sistema se resienta”, alerta Cámara. Y se trata, además, de un problema de “difícil” solución, ya que “desde que una persona entra en la carrera de Medicina hasta que puede ejercerla pasan once años”.
LA ESCASEZ DE MÉDICOS
Atrapados en lo que parece un callejón sin salida, tratamos de averiguar si, en su opinión, es posible poner en marcha medidas que permitan paliar esta problemática. ¿España debe “importar” médicos de otros países? ¿La solución pasa por ampliar las plazas MIR que se ofrecen en la actualidad? Nuestro entrevistado asiente y hace una puntualización importante: hay que “frenar” de alguna manera la salida de sanitarios que abandonan las fronteras nacionales en busca de mejores condiciones de trabajo. Entre 2011 y 2021, por ejemplo, el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos expidió certificados para que 18.000 facultativos españoles pudiesen ejercer su profesión en el extranjero. En concreto, la organización estimó que tres de cada cuatro solicitantes tenían la intención de trabajar fuera de España.
“Todas las medidas aportarán algo, pero sobre todo es necesaria una mejor organización del sistema sanitario en general, que ponga el foco en la prevención. En este sentido, la digitalización de algunos servicios podría ayudar en un futuro a ganar en efectividad”, sugiere. De hecho, y sumada a la creación de una Unidad del Dolor en la Clínica San Miguel, una de las últimas inversiones del grupo ha sido apostar por un proyecto de medicina digital, con videoconsultas y un servicio de teledermatología. “Tras enviar una foto -detalla-, el paciente recibe antes de 48 horas un informe con un tratamiento concreto o una cita en caso de que necesite ver a un especialista en persona. Nos permite organizar mejor las agendas y ganar en rapidez”.
Por poner alguna pega, cuestionamos si una iniciativa así puede funcionar en una tierra tradicional y pequeña en población como Navarra, pero Cámara nos rebate: “Es verdad que todo esto tiene más éxito en grandes capitales, donde el desplazamiento es más engorroso. Sin embargo, lo que sí notamos es que quien lo prueba suele repetir, sobre todo cuando se trata de asuntos que no son graves”.
En ese momento, damos un giro a la conversación y le preguntamos su edad. Caemos en cuenta entonces de que asumió el cargo de director sin ni siquiera haber cumplido los cuarenta (nació en 1983). Pero hoy es el responsable de un equipo de 415 trabajadores directos, a los que se suman unos 45 colaboradores. Una responsabilidad que compagina con su vida familiar, porque está casado y es padre de tres niñas: “Intento disfrutar de ellas todo lo que puedo porque están en una edad muy bonita, tienen entre tres y nueve años. Los fines de semana solemos salir a hacer deporte o a pasear por la naturaleza para oxigenarnos”.
Al despedirnos, saca a colación la idea de que “salimos más fuertes” de todo lo vivido a raíz de la irrupción del Covid-19. Probablemente no estemos tan convencidos como él, pero ha sido tan amable que terminamos dándole la razón.