viernes, 19 abril 2024

De cazador a diseñar huertas y explotaciones ecológicas

Servicios Ecológicos Tío Jou nació el pasado mes de julio con la misión de convertir terrenos privados en huertas, jardines y explotaciones agrarias ecológicas. Su fundador, el corellano Jon González, relata a Navarra Capital los motivos por los que ha creado esta empresa de asesoría para particulares y empresas. Curiosamente, son los mismos que en su día le llevaron a perder la ilusión por la caza. "Por ejemplo, ahora se lleva mucho en las oficinas tener una zona verde para desconectar o una minihuerta para que los trabajadores puedan cultivar plantas en los descansos", detalla.


Pamplona - 2 noviembre, 2021 - 07:00

González permite que las hierbas crezcan entre los cultivos de su huerta porque fertilizan el terreno. (Fotos: Maite H. Mateo)

Jon González lleva Corella en el corazón. Desde que tiene memoria, iba con su familia a «la casa de campo del yayo» a recoger cerezas, olivas y almendras. A los ocho años aprendió a «pescar tencas del río Alhama» junto a su padre. Aprendió a labrar el campo gracias a su abuelo materno, Miguel Delgado, y también heredó la caza por el lado paterno: «Mi abuelo, Domingo González, era un cazador tan famoso aquí en Corella cuando los tiempos del hambre… Tenía un trabuco, donde metía pólvora y perdigones, y de un disparo se bajaba cien tordos de una bandada de millones. Todo por supervivencia, claro. Entonces se comían incluso ratas si hacía falta».

Jon González: «Cada vez era más triste ir al campo. Ya solo iba para ver volar a las aves».

Como pescador, agricultor y cazador, González ha sido testigo de la progresiva desaparición de varias especies de animales en la Ribera como las propias tencas, los liebres o las perdices. «A los 22 años, viajaba mucho con un amigo e íbamos al norte buscando el verde. Y tenía la sensación de que allí veía la vida que echaba de menos en casa», rememora. Con el paso del tiempo, su sensibilización creció tanto que dejó de cazar ciertas especies: «Cada vez era más triste ir al campo. Ya solo iba para ver volar a las aves». 

La permacultura aprovecha el equilibrio entre las funciones naturales de las plantas y de los animales.

Poco a poco, llenó su tiempo libre con visitas a reservas naturales y campings. Al mismo tiempo, por su espíritu «saltimbanqui», aprendió junto a un amigo «sobre el mundo que se escondía detrás de la ganadería y la agricultura tradicional». Así fundó hace tres meses Servicios Ecológicos Tío Jou, una firma que presta servicios de asesoría para convertir terrenos en explotaciones agrícolas, huertas o jardines amigables con el medio ambiente.

LÍNEAS DE NEGOCIO

«Por el momento, ofrecemos tres tipos de servicios», explica González a Navarra Capital. En primer lugar, utiliza métodos de permacultura para convertir los terrenos de sus clientes en huertas y jardines ecológicos. «Por ejemplo, ahora se lleva mucho en las oficinas tener una zona verde para desconectar o una minihuerta para que los trabajadores puedan cultivar plantas en los descansos. Puedo transformar un patio interior con una entrada de luz mínima en un pequeño vergel o un oasis», concreta.

El corellano, de 36 años, también ha detectado un incremento en la demanda de fincas y huertas de ocio, espoleada por la irrupción del Covid-19. «Es cierto que las personas ahora cuentan con más huertas y jardines que antes, pero hay muchas que quieren hacer los espacios lo más naturales posibles, de manera que no tengan impacto sobre el ecosistema», puntualiza.

La empresa ofrece servicios de asesoría en permacultura, bioconstrucción y conversión de cultivos convencionales a ecológicos.

Así mismo, ofrece soluciones de bioconstrucción. «Trabajamos con materiales naturales que no supongan un problema de toxicidad ni para las personas ni para el medio ambiente, tratando procesos de elaboración artesanos y ecológicos, apoyándonos en el reciclaje y dando la máxima importancia al biohábitat existente en el lugar que llevamos a cabo las obras», detalla.

Por último, diseña proyectos de «ecovida», es decir, para que las personas vivan en mejor comunión con la naturaleza: «Es un servicio más encaminado a la gente que quiere vivir y trabajar respetando a la naturaleza. Por eso busco parcelas, ayudo a preparar el campo y doy consejos sobre cómo cultivarlo sin utilizar productos nocivos».

La bioconstrucción trabaja con materiales y procesos amigables con la salud de las personas y del hábitat.

González reconoce que la vía ecológica es bastante dura, pero acto seguido recuerda que sus métodos son más saludables: «Cuando era niño, observaba a mi abuelo Miguel mientras trabajaba en el terreno, y usaba la azada para casi todo. Los métodos de la permacultura, en cambio, evitan que los agricultores reciban la paliza de deshebrar el campo, por ejemplo. Tenemos que darnos cuenta de que, al hacer todo en tradicional, rompemos ese delicado equilibrio entre los animales, las plantas y las personas. Aún hay muchas personas que se ríen de estos asuntos, porque no se dan cuenta del daño que hacen al suelo, a la vida y a sí mismas», sentencia.

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