martes, 19 marzo 2024

Detener o no la actividad económica, ese es el dilema

Ocho empresarios de la Comunidad foral analizan para NavarraCapital.es si en estos momentos resulta más recomendable cerrar todas aquellas empresas de sectores no esenciales, como ya ha hecho Italia, o mantener una producción parcial, garantizando eso sí las medidas de seguridad de los trabajadores.


Pamplona - 26 marzo, 2020 - 20:17

Álvaro Guillén, Alba del Villar, Íñigo Ayerra, Silvia Ezquerra, Emilio Mendívil, Francisco Esparza, Leire Alemán y Félix Guinduláin.

El debate ya está ahí. Tras superar el umbral de los 9.000 contagiados y llegar a los 473 fallecidos por el coronavirusItalia se blindó y optó por cerrar todas sus fábricas y empresas, excepto las pertenecientes a sectores estratégicos y «estrictamente necesarios». De modo que ya solo quedan operativas las de servicios esenciales como agricultura, pesca, industria alimentaria y de bebidas, supermercados, medios de comunicación, farmacias, servicios postales, bancos y la cadena de suministro (incluidos los transportes).

En España, Murcia y Cataluña también reclaman dar este paso, pero el Gobierno central se opone por el momento. ¿Serviría una medida de este tipo para proteger más a los ciudadanos y controlar así la expansión de la pandemia? ¿Es mejor permitir la actividad de aquellas compañías donde se puede garantizar la distancia mínima entre sus trabajadores, así como las medidas de higiene y seguridad necesarias para minimizar un poco el impacto económico de esta crisis?

Ante esta situación, NavarraCapital.es ha contactado con empresarios navarros de diferentes sectores para conocer su opinión al respecto. Algunos de ellos desarrollan su actividad, precisamente, en sectores estratégicos que continúan prestando sus servicios a la sociedad. Otros han bajado su nivel de productividad y los hay que ya han cerrado.

Todos ellos coinciden en la necesidad de seguir las indicaciones sanitarias y cumplirlas. Ya no solo en el trabajo, sino también en los hogares y en las escasas salidas permitidas a la calle. A partir de ahí, difieren en algunos matices a la hora de cerrar más o menos sectores productivos con el fin de contener los contagios.

ABIERTOS, PERO «SEGUROS»

Parar la actividad industrial “tendría un impacto enorme y muy difícil de recuperar”. Así de tajante se muestra Íñigo Ayerra, CEO de IED Electronics, una empresa centrada en el desarrollo de productos electrónicos y que sigue operando, aunque con limitaciones. Ayerra cree que si solo cierra España, los pedidos se desplazarán a otros países, lo que afectará aún más a la economía nacional. Ni Francia ni Alemania se plantean cierres industriales, al menos de momento”, apunta

Él sugiere, como ya están haciendo en IED, que las empresas busquen y apliquen medidas para “evitar contagios, flexibilizar turnos, cambiar procesos productivos con el fin de que el material no pase de mano en mano, hacer turnos más bajos, comprar más herramientas, desinfectar bien, utilizar mascarillas y guantes…”. En definitiva, ir hacia un modelo de trabajo que permita un mayor aislamiento entre las personas para minimizar los contagios. “Tenemos que perder eficiencia productiva para priorizar la seguridad, pero no cerrar”.

Íñigo Ayerra: «Tenemos que perder eficiencia productiva para priorizar la seguridad, pero no cerrar».

En su caso, echa en falta “consejos de buenas prácticas industriales», tanto por parte «de las mutuas y la Administración, como de las empresas grandes que sepan mejor cómo minimizar riesgos”. Él y su equipo han utilizado “el sentido común” para desarrollar todas las medidas de seguridad, además de que han hablado “con otras compañías”. Y sostiene que sus empleados están “tranquilos” y con “ilusión” para colaborar contra el coronavirus, ya que “los ingenieros están trabajando con las impresoras 3D y haciendo los soportes para las mascarillas bajo la coordinación del Gobierno de Navarra.

En esta misma línea se manifiesta Alba del Villar, CEO de Thingeer, una plataforma web y aplicación móvil cuyo objetivo es optimizar las transacciones de compraventa e intercambio de productos de segunda mano. Ella subraya que “muchas empresas pueden seguir funcionando, aunque no pertenezcan a los sectores estratégicos”.

Alba del Villar: «Me preocupa mucho la agricultura, porque no todo lo que produce es alimento básico, pero no la puedes paralizar».

Defiende que “hay actividades que no implican la agrupación de dos o tres personas en un mismo lugar y, por lo tanto, no hay riesgo de contagio”. Y destaca especialmente “toda la actividad ‘online’ y la educativa”.

Pero, al mismo tiempo, hace hincapié en algunos matices sobre otro sector clave: “Me preocupa mucho la agricultura, porque no todo lo que produce es alimento básico, pero no la puedes paralizar. Estamos en el momento en el que está brotando todo en el campo y sería un desastre dejar que muera o que le pille una plaga. Lo tienes que tratar, podar, cuidar… Y no olvidemos que toda la Ribera de Navarra depende de esto”.

Del Villar intenta sacar finalmente una lectura positiva en medio de esta pandemia. “Muchos negocios y sectores estaban quedándose atrás en todo el proceso de digitalización. Así que, a la fuerza, aunque no debería ser así, es el momento de digitalizarse de forma real, de hacer un teletrabajo factible…”, remata.

LA SALUD POR ENCIMA DE TODO, PERO CON MATICES

Hay empresarios que abogan por analizar detenidamente “cada sector, cada empresa y cada forma de trabajar”. Pero consideran, eso sí, que la salud debe estar por encima de cualquier otra cosa. Es el caso de Félix Guinduláin, presidente de Jofemar: “Si la cuestión es parar el virus y dicen que además del confinamiento no hay que tener contacto, pues habrá que hacer caso y cerrar. No es mala solución cerrar, pero si lo hace todo el mundo. Se para toda la actividad y se ayuda a quienes van a dejar de ingresar”. 

Félix Guinduláin: «No es mala solución cerrar, pero si para toda la actividad y se ayuda a quienes van a dejar de ingresar».

En su caso, la compañía todavía mantiene actividad porque su sector es “parcialmente” estratégico. Es decir, algunos de sus clientes siguen produciendo, mientras otros, como los bares, ya han bajado la persiana.

Además, insiste en destacar la importancia de la salud y de tomar todas las medidas que ordenen las autoridades. Y se muestra con fuerzas para continuar luchando en un futuro: “Pase lo que pase, seguiremos trabajando y tenemos moral para rato”.

Emilio Mendívil es CEO de Solartia y pertenece a un sector estratégico, por lo que continúa trabajando. En el momento de la entrevista se encuentra teletrabajando, después de haber ordenado un armario de su casa y haber limpiado todos sus zapatos. Él se muestra defensor de la salud por encima de cualquier otra cuestión: “Si no queda otro remedio, habrá que parar más empresas. Porque tenemos que hacer todo lo posible para hacer las cosas bien y salir cuanto antes de esta situación. Por eso, indica que, si resulta efectivo, “habrá que cerrar las empresas y sectores que no sean primarios y estratégicos”.

Emilio Mendívil: «Si no queda otro remedio, habrá que parar más empresas».

En este sentido, precisa que algunos sectores no esenciales pueden operar «sin peligro», de modo que deberían analizarse caso a caso: “Pero hay trabajos en los que las medidas necesarias de seguridad y protección ante el contagio interfieren en la correcta ejecución del trabajo. Esos habría que cerrarlos”.

Mendívil termina haciendo un llamamiento a quienes no están haciendo las cosas correctamente y no están cumpliendo las medidas de confinamiento. “No olvidemos que estamos metidos en un problema grande. Si hay que parar, paremos todos y paremos bien. Quedémonos en nuestras casas y cumplamos todo lo que nos dicen porque las medidas a medias no sirven”, concluye.

Francisco Esparza es gerente de Renault Unsain. Como ciudadano, valora que los pamploneses sí están cumpliendo de forma «bastante» correcta los protocolos. Como empresario, señala que la posibilidad de ampliar los supuestos de los ERTE por fuerza mayor “supondría al Estado tener que pagar más en concepto de Seguridad Social” y quizás “no salgan las cuentas”.

Francisco Esparza: «Esto no lo puede pagar todo el Estado, ni todo las empresas. Entre todos tendremos que repartirnos la cuenta».

Para él, la salud es lo primero. Y está convencido de que «en España, o al menos en Pamplona, la gente se lo ha tomado más en serio que en Italia”. De modo que confía en que no resulte necesario cerrar más empresas.

Respecto a la repercusión económica de esta crisis, tiene muy claro que “el daño está hecho”. Aunque si se paralizara la actividad de más compañías, ese perjuicio sería aún mayor: «Ya va tener repercusiones en el déficit del Estado, en la situación de las empresas, va a cambiar el modelo de crecimiento… Esto no lo puede pagar todo el Estado, ni todo las empresas, así que entre todos tendremos que repartirnos la cuenta”, vaticina.

PARAR NO ES TAN MALO

En este punto, Leire Alemán, gerente y propietaria del Hotel Maisonnave, habla desde su experiencia. Como el resto de hoteles de España, ha tenido que cerrar por orden de las autoridades (solo quedan algunos alojamientos abiertos para servicios esenciales, tal y como adelantó este medio): “Desde finales de febrero empezamos a notar la bajada de reservas”. Al principio, admite que fue «muy complicado» afrontar esta situación en el negocio y miraba el futuro “con incertidumbre”. Pero la posibilidad de acogerse a los ERTE de fuerza mayor ha provocado que “cerrar haya sido una solución muy justa para todos y casi un alivio”.

Leire Alemán: «Cerrar ha sido casi un alivio, pero con la posibilidad del ERTE por fuerza mayor».

Aunque deja en manos de las autoridades sanitarias la decisión final sobre el cese del grueso de la actividad productiva, ella también defiende que “lo prioritario es la salud”. Y reitera que “todos debemos estar a lo que nos digan para poder frenar este virus”.

Por otra parte, el sector de la construcción permanece en funcionamiento, siguiendo las indicaciones del Gobierno central. Pero no está siendo nada fácil para sus profesionales. Álvaro Guillén, gerente de Construcciones Guillén, explica que “la situación es muy incómoda”. En su empresa, por ejemplo, ya están empezando a tener problemas con proveedores y subcontratas. Y a pesar de implementar todas las medidas exigidas, el teletrabajo resulta muy complicado.

Álvaro Guillén: «Es muy duro y muy triste parar, pero ante todo está la salud de las personas».

«Producir de esta forma no es favorable para nadie. Y un parón todavía mayor sería una debacle para todo el sector y para el país. Es muy duro y triste parar, pero ante todo está la salud de las personas. Estamos a la espera de lo que nos ordenen», comenta.

QUIZÁS «DEMASIADO TARDE»

Silvia Ezquerra, CEO de Ezquerra Group Seamers, comparte que en estos instantes debe primar la salud, pero con los matices propios de cada sector: «Se ha perdido ya demasiado en el aspecto económico y, especialmente, en el de la salud». Por eso, sostiene rotunda que se deberían haber tomado decisiones más drásticas mucho antes. «Se tenía que haber hecho un análisis exhaustivo de las consecuencias que implicaba la expansión del virus entre la población. Teníamos el ejemplo de otros países como China e Italia y se debería haber actuado con mucha más rapidez y más contundencia para no llegar a la gravísima situación que estamos viviendo», critica.

Silvia Ezquerra: «Se debería haber actuado con mucha más rapidez y más contundencia«.

A Ezquerra no le tiembla el pulso a la hora de proponer iniciativas que, desde su punto de vista, ya se deberían haber aplicado: «Deberían habernos dejado a todos en casa dos o tres semanas mucho antes y luego ir abriendo los negocios por orden de necesidades, escalonadamente, con prudencia y manteniendo un protocolo de seguridad». De esta forma, según ella, «pasadas unas semanas se habrían retomado todas las actividades al 100 %, se habría evitado la propagación del virus y la economía se habría recuperado en menos tiempo».

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