sábado, 20 abril 2024

El pescado navarro nada a contracorriente

Mientras la flota del Cantábrico “está paralizada”, la piscifactoría de Yesa, gestionada por el grupo Caviar Pirinea, distribuye sus productos a los mercados español y francés. Además, aborda inversiones por 2 millones de euros para modernizar y automatizar sus instalaciones e impulsar su proyecto estrella: posicionar en Navarra a la trucha asalmonada gigante de más de dos kilos bajo la marca 'Trucha de los Pirineos'.


Pamplona - 6 abril, 2020 - 06:00

La nueva línea de ayudas para el sector fue aprobada este miércoles por el Ejecutivo foral. (Foto: Víctor Rodrigo/ archivo)

En 1985, Navarra contaba con un total de quince piscifactorías. Hoy solo quedan tres instalaciones de este tipo en funcionamiento. Y una de ellas, la de Yesa, gestionada por el grupo Caviar Pirinea, ejecuta inversiones, ya aprobadas por el CDTI, por valor de 2 millones de euros. Un importe que se está destinando a la automatización de sus procesos industriales y a su proyecto estrella. Así lo explica a NavarraCapital.es su director en Navarra, Diego Mendiola: “Queremos recuperar el sitio de honor que siempre tuvo nuestra trucha asalmonada de Navarra, pirenaica y de más de dos kilos en los mejores mercados alimentarios de nuestra comunidad».

Caviar Pirinea contempla incrementar la producción de su centro de Yesa de las 600 toneladas actuales a 1.100.

Para lograr ese objetivo, el grupo Caviar Pirinea, que actualmente ya genera 3.000 toneladas de trucha gigante arco iris con cuatro centros y plantas de transformación en los Pirineos de Aragón y Cataluña, plantea incrementar la producción anual de su delegación en Navarra.

Así, solo en Yesa contempla pasar de las 600 toneladas actuales a 1.100. Cuenta, para ello, con unas instalaciones y un enclave estratégico exclusivo que, según Mendiola, «nos sitúa al mismo nivel de las grandes empresas alimentarias de acuicultura que existen en otras zonas de Europa como Francia, Noruega o Dinamarca». 

EMPRESA LÍDER ÚNICA

Levantada sobre un meandro del río Aragón y a los pies del pantano de Yesa, que le aporta un excelente caudal que supera los 5.000 litros de agua por segundo, la piscifactoría del grupo Caviar Pirinea es “una pequeña Noruega”, afirma con orgullo su director regional. Efectivamente, los dominios de esta granja piscícola cubren una extensión aproximada de quince campos de fútbol. Es ahí donde sus empleados (una treintena) trabajan con mimo la trucha asalmonada gigante y el esturión ecológico, que nadan libres y ajenos a la realidad actual en sus más de 42 piscinas seminaturales.

La piscifactoría produce 600 toneladas cada año, pero sus responsables contemplan llegar a 1.100.

Un pequeño paraíso de agua fría y clara procedente del deshielo de las reservas naturales del Pirineo donde, no obstante, también se han dejado notar los coletazos del coronavirus. Así, después de que el grupo empresarial en su conjunto registrara una facturación aproximada de 11 millones de euros en 2019, de los que un 35 % corresponden al sector HORECA y gourmet, ha tenido que adaptarse “a los diferentes altibajos que se han producido en el consumo desde la irrupción de la pandemia”, confirma Mendiola.

Pese al coronavirus, Caviar Pirinea, que se dedica a una actividad esencial, sigue distribuyendo todas las semanas sus productos frescos y ahumados a los mercados francés y español.

Pero este doctor en Biología Pesquera y MBA por ESIC destaca que, en esta situación, Caviar Pirinea no solo se ha mantenido saludable, sino que su actividad se ha reforzado.

Por un lado, por la declaración de empresa esencial alimentaria y, por el otro, porque sus productos frescos y ahumados de trucha gigante siguen saliendo a los mercados francés y español todas las semanas. «Es curioso, toda la flota pesquera del Cantábrico en casa, y nosotros produciendo y exportando pescado desde la Comunidad foral como si fuéramos en estos días casi una de las únicas empresas de producto pesquero del norte de España».

Por supuesto, el virus les ha llevado a extremar las medidas de seguridad y ha retrasado las inversiones previstas, aunque la intención de sus promotores franceses es recuperarlas cuanto antes. Porque, una vez completadas, el director de la planta de Yesa confía en que la plena automatización de los procesos de pesca, clasificación y transformación de los peces les permitirá, además de estar más tecnificados, «aumentar la producción para seguir las líneas de bienestar y sostenibilidad ambiental que nos permitan competir en los lineales con especies como el salmón de Noruega».

UN PROYECTO PARA EL PIRINEO

La inversión y el proyecto empresarial que se plantean para esta pequeña población navarra, fronteriza con Aragón, tienen como fin último cumplir un gran reto. Este consiste en el reposicionamiento de la trucha arco iris gigante, que actualmente representa el 90 % de su producción anual. El 10 % restante (en torno a unas 30 toneladas al año) se centra en el esturión ecológico (Acipenser naccarii). De esta forma, esta empresa con razón social en Navarra gestiona una amplísima oferta de transformados (estuches de filete ahumado, conservas, patés, huevas, caviares) y, también, producto fresco.

Sus productos siguen distribuyéndose en los mercados español y francés.

¿El problema? Que mientras Caviar Pirinea lidera desde Navarra la producción de caviar en España, gran parte de ella elaborada bajo la certificación ecológica de CPAEN, muy pocos saben que también es el principal productor de trucha gigante a nivel nacional. Entre otros motivos, porque la mayoría de sus ejemplares se venden en el extranjero, fundamentalmente en Francia, mientras que el caviar y sus huevas de trucha llegan a sitios tan dispares como Japón, Australia, Estados Unidos, Corea, Hong Kong, Italia o Europa del Este.

Ese desconocimiento resulta paradójico. Porque el sector al que pertenece, la acuicultura, concentra desde el 2017 más del 52 % de lo que se expone en los lineales de las pescaderías. “Somos el sector alimentario que más crece al año en Europa y más garantías ofrecemos al consumidor, gracias a la gran cantidad de procesos de trazabilidad y seguridad alimentaria heredados de la pesca o las industrias cárnicas”, explica Mendiola.

Las especies de granjas acuícolas como el salmón noruego, el rodaballo, el lenguado, la lubina, la dorada o los langostinos han desplazado a la gran trucha de nuestras mesas y celebraciones.

El motivo se debe, en gran medida, a que cada vez hay un mayor número de consumidores concienciados de los beneficios que representa para la salud el consumo de productos frescos como los procedentes de esta piscifactoría. Y dentro de esa tendencia, hay un claro ganador: el salmón noruego.

Este y otros similares de igual procedencia acuícola como el rodaballo, el lenguado, la lubina, los langostinos o la dorada no solo copan el mercado, sino que, además, han desplazado a la gran trucha de ese puesto de honor que antaño tenía en las mesas y celebraciones de Navarra.

Así que, para revertir esa situación, la empresa Caviar Pirinea, desde sus instalaciones de Yesa y con el amparo del resto de plantas y su «excelente equipo profesional», se ha marcado una hoja de ruta que pasa por impulsar la marca internacional ‘Trucha de los Pirineos’: Bajo esta denominación, nos gustaría suministrar -a medio plazo- más de 5.000 toneladas de trucha anuales, dentro de un tipo de actividad muy especializada y sostenible”.

La trucha arco iris gigante representa actualmente el 90 % de la producción anual de Caviar Pirinea en Yesa.

Una propuesta basada en productos ecológicos, claramente reconocidos por su frescura y calidad saludable, que orientada tanto al mercado de proximidad como al canal gourmet permitirá contribuir al desarrollo rural de la zona. En definitiva, “un proyecto de presente y futuro para los Pirineos, Navarra y nuestras gentes”, sentencia Diego Mendiola.

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