Equipado con unas zapatillas, una camiseta de manga corta y todo el entusiasmo del mundo, Rafael Baranda pasó gran parte de su juventud lanzando balones a una canasta. Quizá ahí, entre ganchos y mates, se percató de que confiar en el equipo es la clave del éxito. “También sucede así en el ámbito de la empresa”, recalca nuestro protagonista segundos antes de entrenar su memoria, narrar su historia y recordar la cancha de baloncesto, que tanto echa de menos.
Aunque aquel deporte le apasionaba, reconoce que no se le daba especialmente bien. Por eso pasó de ser jugador a entrenador. En aquel preciso instante, todavía como estudiante en el colegio Maristas, aprendió a liderar equipos. Ahora, como CEO de la compañía de alquiler y venta de módulos prefabricados Balat, admite que aquella experiencia le ayudó a potenciar aptitudes que le sirvieron para, décadas después, ejercer como máximo responsable de la firma fundada por su padre. Con la mirada repleta de cariño, añade que fue un gran maestro: “No nos daba nada regalado, las cosas teníamos que conseguirlas por méritos propios. Gracias a él, aprendí que quien algo quiere algo le cuesta”. Tanto es así que, durante las vacaciones de verano, si deseaba disfrutar de un viaje con sus amigos o una fiesta, tenía que hacer un esfuerzo extra para financiarse su ocio. “Recuerdo estar en la fábrica, haciendo ventanas con la plegadora. La verdad es que era entretenido”, ríe ahora.
Percibía las instalaciones de la empresa familiar como un verdadero laberinto. Entre carretillas y casetas, el tiempo transcurría con agilidad, y nuestro invitado, alegre, siempre encontraba la manera de divertirse: “Iba de aquí para allá, observando las tareas que se realizaban. La verdad es que mi infancia y mi juventud fueron increíbles. Aunque ahora tengo recuerdos vagos, sé que fui enormemente feliz”.
LA FAMILIA Y LAS AMISTADES
De pronto, casi sin darse cuenta, llegó el Bachillerato. Entonces, decidió marcharse a Dublín, donde estudió un año. Las amistades que cultivó allí siguen presentes en su vida. “Mantener las relaciones es bonito. Pasen los años que pasen, estemos en diferentes ciudades o países… un amigo sigue siendo un amigo”, recalca.
“Recuerdo estar en la fábrica de Balat, haciendo ventanas con la plegadora. La verdad es que era entretenido”
Ya en España, después de consolidar sus valores en aquel viaje a Irlanda, se vio envuelto en la misma tesitura que la gran mayoría de los jóvenes: debía escoger una carrera universitaria. Se decantó por estudiar Economía en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), a la vez que, poco a poco, adquirió más responsabilidades en la compañía familiar.
Fue un estudiante “aplicado”. Tanto es así que, de hecho, conoció a su esposa en la biblioteca. “Le veía pasar y me parecía un chico interesante”, subraya Isabel después de entrar en el despacho y consultarnos si nos gustaría tomar un vaso de agua.
Sin embargo, la falta de tiempo y la dificultad de compaginar el trabajo en Balat con los estudios universitarios hizo que se viera obligado a tomar una decisión: debía elegir entre esos dos mundos. Finalmente, optó por continuar con su compromiso en la empresa familiar.
Pero no dejó de estudiar. Pocos años más tarde, realizó un Máster en Business Administration y otro en Finanzas, Fiscalidad y Auditoría por Foro Europeo Escuela de Negocios de Navarra. Aunque el segundo no le gustó “demasiado”, le ayudó a conocer a “personas maravillosas” con las que actualmente continúa manteniendo contacto. “En este sentido, siempre he tenido mucha suerte. Me rodeo de gente estupenda”, apostilla.
LÍDERES EN VENTA Y COMPRA DE MÓDULOS
Su andadura profesional en Balat comenzó en el departamento de compras. Allí se encargó de labores como la gestión de los albaranes o el control de los materiales en el almacén. Con el tiempo, de manera progresiva, adquirió responsabilidades directivas, hasta que su padre dejó atrás la dirección. “Estuvo activo hasta 2007. Después, hace ya diecisiete años, sus hijos cogimos las riendas del negocio”, explica para acto seguido añadir que, aunque antes trabajaban en la empresa los cuatro hermanos, actualmente solo permanece él.
A sus 48 años, como CEO y consejero de Balat, se muestra orgulloso del crecimiento que ha conseguido la compañía a lo largo del medio siglo que lleva en pie. Centrada en el alquiler y la venta de módulos prefabricados, Rafael puntualiza que, al tratarse de una firma familiar, “no hay mucha burocracia, hay buena comunicación y todos los procesos se agilizan mucho”. Y es que el punto fuerte de la empresa radica, precisamente, en esos valores que ha mencionado al principio de la entrevista: el compañerismo, la confianza y el trabajo en equipo.
“Tecno Fast es la empresa más importante del sector en Latinoamérica. Es un grupo parecido al nuestro, con ganas de crecer y de mantener a la familia en el negocio”
Se trata de una de las empresas líderes del sector en Europa. Es más, se sitúa en segundo lugar, justo por detrás de la francesa Modulaire Group, que intentó comprar la compañía navarra en dos ocasiones, ambas fallidas.
“Eso será así por poco tiempo. Ahora somos más fuertes que nunca y les alcanzaremos”, expresa tras recordar que, el pasado diciembre, la chilena Tecno Fast adquirió el 85 % de Balat por un total de 68 millones de euros. Una operación que fue adelantada por Navarra Capital. “Es la compañía más importante del sector en Latinoamérica. Tenía una delegación en Barcelona, pero su presencia en España era escasa. Ambas partes estamos muy contentas con este acuerdo”, constata nuestro invitado.
De hecho, también se trata de una empresa familiar, lo que hace que ambas se entiendan “a la perfección”: “No es una multinacional, es un grupo parecido al nuestro, con ganas de crecer y de mantener a la familia en el negocio. Funcionamos bien y nuestra relación está siendo muy fluida”.
MÁS DE 41 MILLONES DE FACTURACIÓN
Con sede en Pamplona y 19 delegaciones repartidas en la Península, Francia y Portugal, Balat dispone de 20.000 unidades de alquiler. Las cifras respaldan la positiva situación de la organización y, cuando le pedimos a nuestro protagonista un balance del pasado 2023, una sonrisa de satisfacción ilumina su rostro. Con más de 41 millones de euros de facturación, hace hincapié en que, próximamente, prevén ampliar esa cifra: “Para este año esperamos alcanzar los 45 millones. Queremos crecer un 12 %”.
“En 2024, esperamos alcanzar los 45 millones de euros facturados”
Visiblemente ilusionado, admite que esta aspiración también viene alimentada por Tecno Fast, cuya actitud es de “una progresión constante”. “Nuestra idea era incrementar el ámbito del alquiler un 7 %, íbamos a hacer 1.400 unidades. Pero dijeron que todavía podíamos hacer más y llegar a las 2.600. Esto supone una inversión en activos de 13 millones de euros y nos ayudará a crecer ese 12 % que esperamos. Sin Tecno Fast, antes esto era impensable”, precisa.
Ambas empresas quieren crecer y tienen la capacidad para hacerlo. Por eso, para dar cabida a estos objetivos, próximamente adquirirán nuevas instalaciones. “Ahora estamos buscando una parcela que esté cerca de Pamplona para que podamos ampliar nuestra línea de producción”, concreta nuestro invitado tras anunciar que “enero y febrero han sido buenos meses” y que “2024 ha iniciado con fuerza”.
DE NETFLIX A LA COPA DEL REY 2023
Entre los proyectos más recientes de la firma navarra destaca la colocación de aseos públicos en las fan zones de la final de la Copa del Rey de 2023, la creación de espacios de backstage en los premios Grammy Latinos o su participación en festivales multitudinarios como el MadCool. Además, la compañía fue la responsable de instalar el control de acceso de Netflix España en 2022. En concreto, colocó la puerta de entrada y una caseta de información en las instalaciones que la plataforma tiene en Madrid. “También nos encargamos de todas las fiestas de los pueblos y, por supuesto, de San Fermín. Estamos muy contentos con nuestra evolución a lo largo del tiempo. Donde antes poníamos cuatro baños, ahora ponemos ocho”, apunta orgulloso.
En el ámbito internacional, Rafael reitera que, poco a poco, la firma está cobrando relevancia. Así lo demuestran sus últimas operaciones, con la venta de un conjunto de módulos prefabricados en Tahití, la construcción de un campamento para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en el Congo o la distribución de casetas para una mina de oro en Mauritania. “La verdad es que, por trabajo, he viajado a muchos países. Argentina y Chile son algunos de mis favoritos, así que haber firmado con Tecno Fast es una maravilla”, apostilla.
Pero viajar no es su único hobby. De hecho, incluso divide sus aficiones en función de la estación del año: “En invierno practico esquí, y en verano hago rutas en bicicleta”. Aunque es “más de monte que de playa”, en julio aprovecha para ir a la costa con su esposa y sus dos hijos, Telmo y Mario. “Mis niños son supersurferos, pero a mí no se me da muy bien. Ese hobby me ha llegado tarde…”, bromea. Lo cierto es que, en lugar de cabalgar sobre las olas, nuestro protagonista sigue prefiriendo encestar balones en la canasta. Nos despedimos de Rafael con la certeza de que, si jugase en la NBA, Balat optaría sin duda al anillo de campeón.