martes, 19 marzo 2024

«España es el corazón verde de Europa»

Europa tiene menos de treinta años para ser un continente neutro en emisiones. El desafío implica un replanteamiento de los modelos de negocio vigentes e idear nuevas fórmulas que garanticen la competitividad de las empresas. Sobre este reto pivotó 'El liderazgo responsable que exige la sostenibilidad', la tercera edición de Tudela Capital y cuyos protagonistas principales fueron los responsables de sostenibilidad de Schneider Electric y Florette, María Félez y Joaquín Díez respectivamente. Patrocinada por LORTU Desarrollo Empresarial, Grupo Enhol y Laboral Kutxa, la cita contó igualmente con la colaboración de la Asociación Empresa Ribera (AER) y Plaza Nueva.


Tudela - 27 enero, 2022 - 18:18

Jesús Jiménez (Navarra Capital), junto a María Félez (Schneider Electric) y Joaquín Díez (Florette). (Fotos: Víctor Rodrigo)

La sostenibilidad, ese término omnipresente que despierta entusiasmo pero también infinidad de dudas sobre su implantación y recorrido reales, solo puede materializarse si la apuesta procede de la dirección. Esa es una de las conclusiones que se desprende de un reciente informe de McKinsey. El estudio de la consultora estadounidense sostiene que el éxito a la hora de implementarla será «más probable» en la medida de que los directivos «empoderen a sus organizaciones para que se comprometan, de manera proactiva y estratégica, a generar un impacto».

El camino no es fácil. Al cambio de prioridades vitales de una generación que mira más allá de la cuenta de resultados se suma, asimismo, la necesidad de adaptarse a una legislación cada vez más exigente sin que ello signifique perder competitividad.

El desafío se hace incluso más inminente en Europa, un continente que aspira a ser neutro en emisiones para 2050 y que, por lo tanto, está sediento de líderes que se comprometan a hacer frente a este reto, tanto en el ámbito público como en el privado. Y en ese contexto, bajo el lema de ‘El liderazgo responsable que exige la sostenibilidad’, tuvo lugar este jueves la tercera edición de Tudela Capital, foro promovido por Navarra Capital que busca proponer ideas, estrategias y soluciones prácticas para las empresas en medio de la infodemia actual.

Joseba Pérez (LORTU Desarrollo Empresarial): «La sostenibilidad no es una moda que pasa».

La cita, celebrada en el Hotel AC de Tudela, acogió las exhaustivas reflexiones de dos expertos en la materia: María Félezmanager of Energy and Sustainability Services en Schneider Electric, y Joaquín Díez, jefe de Sostenibilidad de Florette. El encuentro, patrocinado por LORTU Desarrollo Empresarial, Grupo Enhol Laboral Kutxa, contó igualmente con la colaboración de la Asociación Empresa Ribera (AER) Plaza Nueva. El conversatorio abordó los retos que enfrentan los altos y medios directivos para gestionar las expectativas de sus stakeholders más importantes -los empleados- y hacer frente a una serie de exigencias que, al margen del marco normativo, obedecen desde un punto de vista más exhaustivo a un cambio en la escala de valores.

OBLIGACIONES LEGALES

Porque la directriz de la Unión Europea, en todo caso, es solo la consecuencia natural de un cambio de paradigma que ya está empezando a calar dentro de las organizaciones y que demuestra que la sostenibilidad «no es una moda que pasa», defendió Joseba Pérez, CEO y fundador de LORTU Desarrollo Empresarial. No por ello sería prudente ignorar el impacto que tendrá la legislación en aquellas empresas que, hasta ahora, no han ejercido un papel protagonista en la lucha contra el cambio climático y la reducción de emisiones de carbono. «Hasta el momento, la clave ha sido anticiparse, pero a partir de ahora entrará una nueva normativa que exigirá a ciertos sectores empresariales publicar su análisis de ciclo de vida y huella de carbono organizacional e, incluso, su plan de reducción de emisiones. Ya no será optativo, sino por imperativo legal», advirtió Díez.

Joaquín Díez (Florette): «Hasta el momento, la clave ha sido anticiparse, pero ya no será optativo, sino por imperativo legal».

Es en este campo, precisamente, donde surgen inquietudes por parte de industrias europeas que tratan de competir con fábricas africanas y asiáticas, sometidas a una normativa mucho más laxa que la impulsada por Bruselas: «Pero no solo es relevante la presión de la legislación -defendió Félez-, sino también de las propias multinacionales que compran a esas factorías. Si intentas vender un producto que no cumple con ciertos requisitos que se imponen a la cadena de suministro, será menos competitivo. Aunque en términos de coste económico sea más barato, luego no pasará el filtro».

Las empresas, explicó la manager of Energy and Sustainability Services en Schneider Electric, deben lidiar en este campo con varios agentes que ejercen presión sobre ellas. «La legislación es una de ellas, por supuesto, pero el mercado es otra. Y yo diría que incluso más potente», reivindicó. De momento, a su juicio, el panorama parece esperanzador en el territorio nacional. «España es el corazón verde de Europa, con las mayores inversiones en proyectos de economía renovable», aseveró. Precisamente, este contexto de exigencias tanto sociales como normativas obliga a encontrar «una vía para la innovación, para hacer cosas diferentes y reinventar».

Un análisis optimista que coincide con el diagnóstico elaborado por McKinsey. Pese a sus dificultades a corto plazo -reivindica la firma-, la transición no solo permitiría frenar o revertir algunas de las consecuencias del cambio climático, sino que además traería oportunidades de crecimiento para las empresas. «La descarbonización crea eficiencias y abre mercados para productos y servicios de bajas emisiones», defendió la consultora.

María Félez (Schneider Electric): «No solo es relevante la presión de la legislación, sino también de las propias multinacionales que compran a esas factorías».

Más allá de los nuevos bienes materiales e inmateriales que se desarrollen bajo el paraguas de la sostenibilidad, lo cierto es que los planes de acción implementados por las empresas en este sentido también podrían contribuir a captar y a retener a jóvenes profesionales dentro de sus plantillas. Y esto resulta especialmente interesante para las entidades españolas que, si bien no han tenido que enfrentarse a tendencias tan acusadas como la Gran Dimisión (Great Resignation) estadounidense, sí han tenido que encarar las dificultades asociadas a la escasez de talento y a la alta rotación de los empleados.

«Sin lugar a dudas, la sostenibilidad es un motivo de orgullo y pertenencia y puede ser una palanca de retención y atracción de talento. Las nuevas generaciones tienen otros valores: prefieren organizaciones flexibles, que entiendan y comprendan sus necesidades y que trabajen por un fin mayor más allá de generar beneficios», atestiguó Félez. En la misma línea, Díez relató que las buenas prácticas ambientales «son muy reconocidas por los trabajadores de Florette», según se desprende de las encuestas anuales de satisfacción que responden los empleados de la firma agroalimentaria.

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