domingo, 6 octubre 2024

Un homenaje a las pioneras del reporterismo de guerra

La novela ‘La selva bajo mi piel’, de la escritora de poemarios Fátima Frutos, verá la luz este próximo marzo. Un libro que entrelaza “como una trenza” tres tramas: la guerra de El Salvador, una historia de amor contrariado entre una reportera y un cooperante alemán, y la experiencia de un joven que busca los orígenes de su familia. Lo documental y lo íntimo conjugan con "maestría" en su primer libro, que ya ha ganado el VII Premio de Novela Albert Jovell.


Pamplona - 19 febrero, 2022 - 00:08

La novela cuenta con veintidós capítulos en los que se entrelazan tres tramas. (Foto: cedida)

La escritora Fátima Frutos (San Sebastián-Donostia, 1971), afincada en Navarra desde hace años y anterior presidenta de la Asociación Navarra de Escritores-Nafar Idazleen Elkartea (2016-2022), ha ganado la séptima edición del Premio de Novela Albert Jovell, galardón que concede y convoca cada año la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSOMC) y que publica desde sus inicios la editorial Almuzara.

Portada del libro.

Bajo el título La selva bajo mi piel, que llegará a las librerías este mes de marzo, la novela ha sido seleccionada por el jurado por ser una obra sólidamente armada que conjuga con «maestría» lo documental y lo íntimo. Es la historia de lo que ocurrió en El Salvador a finales de los ochenta del pasado siglo: un conflicto atroz y lacerante en el que se perpetró, entre otros, el asesinato del jesuita Ignacio Ellacuría. Esta conmovedora narración, que remite también a la época actual, sumerge al lector en aquel tiempo y lugar.

La novela cuenta la historia de Libertad Arregui, una joven reportera enviada a El Salvador a finales de los ochenta. Con este personaje Frutos busca homenajear a todas la reporteras de guerra que ha habido en este país. «Libertar Arregui está inspirada en Carmen Sarmiento. Este libro es, en parte, un homenaje a las pioneras del reporterismo de guerra. Todas ellas tienen algo en común y es que son irreductibles», alaba. Y ese carácter es el que ha querido plasmar en la protagonista de su novela.

A través de sus crónicas televisivas junto a su compañero, el cámara Íñigo Santolaya, un hombre trágico e hilarante a la vez marcado por la guerra de Vietnam, asistimos a los hechos más relevantes y aciagos que tuvieron lugar en aquella guerra olvidada de Centroamérica: el asesinato de Ignacio Ellacuría y los jesuitas, la masacre del río Sumpul, los campos de refugiados de Colomoncagua o las primeras exhumaciones. “Es bueno recordar las guerras para no olvidar las cosas atroces que ocurren en ellas, para no repetirlo”, advierte Frutos.

La novela es también el viaje de un hijo que quiere encontrar sus orígenes. Y para ajustar cuentas con la vida tiene en su poder un manuscrito que le ha sido entregado por su madre antes de morir, y las cartas entre ella y un cooperante alemán que fue colaborador de la guerrilla salvadoreña. Es inevitable conmoverse ante esta narración en la que se conjugan tres voces: la de una mujer y sus vicisitudes al amar fuera de las normas establecidas, siendo, a su vez, corresponsal amenazada en los años de plomo del conflicto vasco y madre en dificultades; la de un amante que no ha querido renunciar a prodigarse en los afectos de una luchadora valiente; la de un hijo que trata de acostumbrarse a la pérdida mientras reconstruye la historia de su familia.

Frutos conoce bien la materia que aborda, ya que ejerció como profesora en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) donde fueron acribillados Ellacuría y los jesuitas que le acompañaban. Esa temporada fue la que marcó a la escritora y la empujó a aventurarse en escribir esta novela. Hace unos años se enfrentó a una operación de «vida o muerte» que le hizo rememorar el atroz acontecimiento: «Tras dos semanas en la UCI, a punto de irme para el otro barrio, desperté y lo primero que me vino a la mente fue el rostro de Ellacuría en el Aula Magna de la universidad. Lo vi como una señal, pensé: yo tengo que escribir sobre ese suceso», admite.

“Es bueno recordar las guerras para no olvidar las cosas atroces que ocurren en ellas, para no repetirlo”.

Fátima Frutos y su primera novela La selva bajo mi piel. (Foto: David Muñiz)

Esa entrega «a corazón abierto» plasmada en su novela es, posiblemente, la que le ha llevado a ser ganadora en esta séptima edición del certamen. Se han presentado 146 manuscritos y el jurado ha estado compuesto por los periodistas y escritores Óscar López y Espido Freire; el doctor Alberto Infante, presidente de la Asociación Española de Médicos Escritores y Artistas (ASEMEYA); el editor Javier Ortega y el doctor José María Rodríguez como secretario general de la FPSOMC y del jurado. La entrega del premio se realizará en la sede del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos a finales del mes de marzo.

Hasta la fecha Fátima Frutos es autora de seis poemarios: De carne y hambre, Andrómeda encadenada (Premio Kutxa Ciudad de Irun 2011), Epitafio para una odalisca, Haikus aus dem FlussHaikus desde el río, En brazos de la belleza y Monjas, putas y locas (Premio María del Villar Berruezo 2019).

El pasado 28 de octubre de 2021 se estrenó en Barcelona en el Palau de la Música Catalana la ópera Andrómeda encadenada, basada en su poemario del mismo título, convirtiéndose así en la primera autora vasca adaptada a ópera contemporánea. «Es un hito a nivel estatal y estoy enormemente orgullosa. Mi obra, sin duda, se ve realzada por este hecho», confesaba en octubre a este medio.

Embarcada en nuevos retos, la escritora adelanta en primicia a Vanity Capital que, el próximo octubre, la ópera Andrómeda encadena viajará a Frankfurt para debutar ante el público alemán.

Tras tres años de arduo trabajo, la autora de la novela está sumergida en numerosos proyectos. Actualmente escribe una obra de teatro. Y anuncia orgullosa que tras su debut como novelista ya le han pedido un segundo libro. Pero esta vez enfocado en los años de plomo del conflicto vasco.

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