La irrupción del coronavirus ha puesto en cuarentena nuestras vidas. No solo ha afectado de lleno a nuestras costumbres y nuestra forma de trabajar. También ha alterado algunas de esas obligaciones que parecían inmutables ante cualquier contratiempo como, por ejemplo, el pago de los impuestos.
Tal y como adelantó ayer NavarraCapital.es, la Hacienda foral y sus entidades colaboradoras se aprestan a vivir la primera campaña de la renta totalmente virtual y telefónica de la historia. Porque en esta ocasión, no habrá atención presencial en las oficinas del ente público.
Por ese motivo, este medio quiso acercarse a algunos de los profesionales a los que muchos contribuyentes se dirigirán para hacer su declaración. Unos asesores que no ocultan las incertidumbres que les asaltan ante este nuevo escenario. Un contexto inédito, en el que los escritorios y el contacto personal cederán el protagonismo a la tecnología y el uso de las pantallas.
Ángel Chocarro (Colegio de Economistas): «Estamos ante un cambio radical y una forma de trabajar totalmente diferente».
El decano del Colegio de Economistas de Navarra, Ángel Chocarro, lo resumió en una frase. «Estamos ante un cambio radical y una forma de trabajar totalmente diferente de la que se venía haciendo hasta ahora».
En su opinión, además, la próxima campaña será un punto de no retorno en el uso prioritario del canal online sobre el presencial, «al que el sistema nos estaba dirigiendo desde hace unos años».
IRPF VÍA ZOOM O SKYPE
No obstante, lo que más le preocupa es «si la ampliación del plazo de presentación va a ser suficiente». Unas dudas que justificó por el incremento de la demanda que se va a producir entre quienes hacían su declaración en el servicio público y ahora pasarán al privado. «De entrada, ya hemos perdido abril», valoró. Añadió también que, dadas las medidas de seguridad y control frente al contagio establecidas por las autoridades, los asesores estarán igualmente obligados a espaciar las citas, lo que «puede afectar a la agilidad del procedimiento».
Inma Rodríguez (IMEL Consultores): «No solo está el IRPF. Están los ERTE, los pagos aplazados, el impuesto de sociedades… ¿Vamos a poder con todo?».
Ese mismo temor fue compartido, en parte, por la asesora de empresas y exconsejera foral Lourdes Goicoechea. Aunque aceptó la medida «porque es la que hay que tomar en este momento por temas sanitarios», reflexionó sobre algunas de sus consecuencias más inmediatas. Por un lado, «un incremento del trabajo para los despachos» y, por otro, «un coste adicional para el contribuyente que opte por un asesoramiento profesionalizado». En su caso, el cambio la ha animado a probar nuevas fórmulas. Así, tiene la intención de ofrecer a sus clientes la oportunidad de hacer la declaración vía Zoom o Skype.
NADIE AL TELÉFONO
Para Inma Rodríguez, socia-directora de IMEL Consultores, Hacienda Foral de Navarra tomó una decisión «acertada, aunque de cumplimiento muy complicado». «La ciudadanía y, sobre todo, las personas mayores, no están lo suficientemente preparadas», valoró. Estas últimas que, hasta ahora recibían las propuestas por correo, «se van a ver muy limitadas».
A partir de ahí, sostiene que su firma está preparada y no va a tener «ningún problema en el apartado técnico». Otro tema es la carga de trabajo que el equipo se verá obligado a absorber. En su caso, no solo está la campaña de la renta. También están los plazos del impuesto de sociedades, los ERTE, la presentación del IVA e IRPF aplazado del primer trimestre… «La incógnita sin resolver es si vamos a poder con todo eso».
Arturo del Burgo (Écija): «Con una buena organización, los funcionarios podrían realizar su trabajo con seguridad como lo hacen las cajeras o las farmacéuticas».
Una sensación de incertidumbre que también hace suya Arturo del Burgo, socio de Écija Abogados, para quien la Administración, antes de tomar la decisión del cierre presencial, «tendría que haber adoptado medidas alternativas». Entre ellas citó la optimización del sistema de cita previa para evitar aglomeraciones o prolongar el plazo de presentación. En ese sentido, según del Burgo, «con una buena organización los funcionarios podrían realizar su trabajo en las mismas condiciones de seguridad como lo hacen las cajeras de los supermercados o las farmacéuticas».
Porque, a su juicio, «las declaraciones de la renta pueden tener mayor o menor complejidad, y hay que analizar caso a caso». Ahí del Burgo mencionó las dificultades que suelen tener los autónomos. Impedir que este colectivo pueda contar con una atención presencial «seguramente supondrá un problema». Asimismo, se mostró escéptico ante el servicio de atención telefónico ofrecido por Hacienda: «Por mucho que se refuerce el sistema, van a ser miles de llamadas y todos sabemos que, en plena campaña, resulta casi imposible que te cojan el teléfono».
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