domingo, 28 abril 2024

Ingredalia prevé construir una planta en Milagro para subproductos del brócoli

La ‘startup’ navarra contempla invertir "entre medio millón y un millón de euros" para la puesta en marcha de estas instalaciones, que se ubicarán en un terreno reservado dentro de la sede de Trasa. El CEO de Ingredalia, Miguel Ángel Cubero, explica a NavarraCapital.es que la intención de su empresa es terminar la planta "a finales de 2021 o principios de 2022". "Dentro de cinco años, esperamos tener una plantilla de un mínimo de ocho o diez personas, pero espero equivocarme y quedarme corto", añade.


Pamplona - 29 marzo, 2021 - 07:00

El Sulforaphan-Smart es un ingrediente elaborado a partir de subproductos del brócoli. (Foto: cedida)

El auge de la nutracéutica ya es una tendencia en todo el mundo. Aunque los estadounidenses siguen siendo los principales consumidores de estos productos, cada vez tienen mejor aceptación en Asia y Europa. La firma de análisis Market Reseach Future anticipa que este mercado crecerá a una tasa compuesta anual del 7,37 % y que alcanzará un valor de 407.650 millones de dólares a nivel global en 2025.

Según esta consultora, factores como la creciente preocupación por la salud -exacerbada tras la irrupción del Covid-19-, el envejecimiento progresivo de la población y el aumento de la renta disponible impulsarán la demanda de estos bienes, que no se destinan exclusivamente al consumo humano. Mordor Intelligence, una empresa india especializada en inteligencia de mercados y consultoría, resalta el aumento en la cuota de mercado de los alimentos nutracéuticos para mascotas, que se perfilan como una opción «natural y orgánica» frente a los medicamentos veterinarios convencionales.

Dentro de este contexto, la startup navarra Ingredalia busca hacerse un hueco con la patente Sulforaphan-Smart, un ingrediente elaborado a partir de los subproductos del brócoli. Su CEO, Miguel Ángel Cubero, explica a NavarraCapital.es que, «con un poco de suerte», el primer cliente de esta compañía milagresa comenzará a vender en abril unas pastillas masticables, fabricadas entre España y Alemania y destinadas a la alimentación de mascotas.

«Adicionalmente, estamos hablando con entidades que producen comida granulada, con el objetivo de integrar este componente dentro del proceso de fabricación. Además, no queremos centrarnos únicamente en las mascotas domésticas, sino que nos gustaría ofrecer igualmente soluciones para animales más grandes, como caballos. Pensamos en múltiples opciones», detalla Cubero.

El sulforafano es una sustancia contenida en distintas verduras crucíferas, que tiene propiedades anticancerígenas, antiinflamatorias e inmunológicas.

Tras un año de constantes ensayos, pruebas y verificaciones, la empresa también se ha adentrado en la producción de complementos nutricionales para adultos y no descarta integrar su fórmula en alimentos funcionales (enriquecidos con vitaminas, minerales, fibra y grasas esenciales, entre otros).

A diferencia de otras recetas elaboradas a partir del brócoli, esta compañía emplea como materia prima los residuos agroalimentarios, recuperando de esta manera «ese tercio de la producción que, de otra manera, se destinaría a la alimentación animal básica o simplemente se tiraría». La patente de Ingredalia busca potenciar al máximo los efectos del sulforafano, una sustancia contenida en distintas verduras crucíferas y que tiene propiedades anticancerígenas, antiinflamatorias e inmunológicas.

Sin embargo, suele degradarse en el estómago antes de que pueda hacer efecto o destruirse al cocinar. En este sentido, la alternativa que proponen desde la startup consiste en recuperar el glucosinolato del brócoli, «encerrarlo» en un núcleo que contiene una corteza y colocar en este espacio la enzima precursora del sulforafano. «Esa doble microcápsula es estable y no se abre hasta que no llega al intestino. Así generamos una reacción más eficiente», expone Cubero.

En concreto, el CEO de Ingredalia señala que esta tecnología permite una absorción «2.000 veces más potente» en comparación con el consumo tradicional de la verdura. «Solo haría falta tomar entre 50 y 100 miligramos de nuestro producto para obtener el mismo efecto que proporciona un plato de esta planta al día», añade. La propuesta pasa por aportar la mayoría de los beneficios de este superalimento, eliminando ciertas características como el olor o la textura, «que provocan el rechazo de más o menos la mitad de la población». De hecho, a uno de los prototipos diseñados se le agregó sabor a manzana verde «y funcionó muy bien».

El Sulforaphan-Smart, a juicio de Cubero, «podría llegar a tener una cotización de mercado de hasta mil euros por kilo en Estados Unidos, el mercado más importante para la nutracéutica». Por lo tanto, se perfila como una sustancia idónea para la elaboración de complementos alimenticios que, aunque «no posean un coste excesivo», sí se situarían dentro de una gama prémium.

De ahí que el CEO de Ingredalia conciba esta receta como «el Ferrari que abre las puertas a potenciales clientes» y que le impulsará a crear otras versiones más simplificadas y asequibles del producto. Esa exploración, en todo caso, la hará mirando más allá de las fronteras nacionales: «España es un destino interesante, pero no es el principal porque aquí se tiende a consumir muchas verduras y frutas frescas». Además de poner el ojo en la primera potencia mundial, este doctor en Ciencia y Tecnología de Alimentos por la Universidad de Lleida destaca la importancia de encontrar clientes en países como Alemania, Francia y Reino Unido, donde la demanda de suplementos nutricionales está más asentada.

NUEVA PLANTA EN MILAGRO

Ingredalia se fundó a finales de 2017 por Tecnalia Research & Innovation y Tratamiento de Subproductos Agroalimentarios (Trasa). En 2019, esta iniciativa de economía circular consiguió el respaldo de diez socios adicionales, como el Grupo Virto y las conserveras Viuda de Cayo, El Navarrico y El Chaval, entre otras. Tras la incorporación de Cubero en 2020, la empresa anunció que recibiría subvenciones de 250.000 y 178.576 euros a través de los programas Neotec y Misiones, Ciencia e Investigación respectivamente.

El primero de estos busca ofrecer «apoyo en la creación y consolidación de la compañía», mientras que el segundo pretende impulsar «el estudio de técnicas de extracción y valorización de residuos agroalimentarios, así como el tratamiento de bioproductos para su empleo como suplementos alimentarios funcionales». También ha formado parte del Proyecto ORHI, que con un 65 % de financiación europea culminó el pasado 18 de marzo tras tres años de andadura. Su objetivo era, precisamente, implantar tecnologías y modelos de negocio innovadores de economía circular en la cadena alimentaria.

En febrero, la Dirección de Ingredalia contrató a una trabajadora y, «próximamente», incorporará a una tercera persona dentro del equipo. Este crecimiento paulatino obedece a un ambicioso proyecto de expansión, en el que la compañía prevé invertir «entre medio millón y un millón de euros» para la construcción de una planta de producción propia. Tal y como adelanta Cubero, la nave se construirá en un terreno reservado dentro de las instalaciones actuales de Trasa (Milagro), «a finales de 2021 o principios del 2022». «La idea es que, dentro de cinco años, tengamos una plantilla de un mínimo de ocho o diez personas, pero espero equivocarme y quedarme corto», vaticina el directivo.

Por el momento, la firma opta por centrarse en el business-to-business y no baraja crear una marca propia que figure en los lineales. Sin embargo, Cubero sí destaca su voluntad de incursionar en otros sectores, como la industria farmacéutica o la cosmética. En octubre, durante la celebración de la feria In-Cosmetics en Barcelona, verá la luz una crema antiedad que incluye un ingrediente formulado por esta startup.

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