jueves, 18 abril 2024

La genética del trigo se impone a la cebada

Los avances científicos, su mayor rentabilidad y la llegada de regadíos a zonas tradicionalmente de secano han hecho que, por primera vez en veinticinco años, el trigo sea el cereal predominante en Navarra entre los cultivos extensivos de invierno.


Pamplona - 29 octubre, 2019 - 06:00

La superficie total cosechada ha sido inferior a la de 2018, principalmente por el descenso de la cebada.

La cosecha en el campo navarro de este año ha sido muy especial. El motivo: la consumación de un cambio de tendencia en el cereal estrella de la Comunidad foral. Por primera vez en 25 años, el trigo ha desbancado a la cebada en los cultivos extensivos de invierno. Los últimos datos del sector, dados a conocer en la Jornada Balance Cultivos Extensivos de Invierno, que cada año organiza INTIA, confirman esta realidad.

La superficie total, 190.000 hectáreas, ha sido inferior a la de 2018, principalmente por el descenso del área destinada a la cebada. El trigo blando se ha convertido en el cereal predominante en Navarra, con 79.600 hectáreas (41,8 %), es decir, un 1,3 % más que la cebada (77.000 hectáreas). Solo en 1994 este cereal había sido superado por el trigo blando. Es el único caso constatado hasta el momento desde entonces, aunque en los últimos años el trigo blando ya había ido ganando terreno poco a poco.


Jesús Goñi, técnico de INTIA, explica a NavarraCapital.es dos razones que ayudan a entender el cambio. Por un lado, la entrada en funcionamiento de los nuevos regadíos del Canal de Navarra, que se están implementando en zonas tradicionalmente de secano (y, en consecuencia, de cebada), y, por otro, la mejora genética del trigo, que ha conllevado un aumento de la productividad: «Más que una sustitución es la eliminación de las superficies de cebada. Además, estamos encontrándonos trigos mejor adaptados y con unas productividades muy buenas. La cebada se ha quedado más estancada genéticamente. El agricultor está viendo que los trigos se adaptan bien y que están obteniendo buenas producciones y se lanza con ellos».  

David Navarro, vocal de la junta permanente de UAGN, secunda el análisis y aporta un detalle más: el precio del trigo es más alto que el de la cebada, de modo que el rendimiento económico es más relevante. «Antes, la cebada compensaba ese mayor precio del trigo con una mayor producción por hectárea». Sin embargo, al mejorar la producción media del trigo por hectárea y mantenerse esa diferencia en el precio, el trigo es «cada vez más competitivo». 

EL CLIMA

Tradicionalmente, las condiciones climatológicas han sido uno de los elementos que más preocupa al agricultor navarro. De ahí que históricamente optara más por cosechar cebada, ya que «era la que aguantaba mejor». Sin embargo, están apareciendo variedades de trigo que también soportan «muy bien» las condiciones adversas y que hacen que los trabajadores del campo cada vez se decanten más por este cereal.

Además, Navarro explica que poco a poco están aumentando los cultivos alternativos. Estos últimos aún no tienen una gran representatividad, pero se han implementado en zonas que antes eran de cebada. La extensión de avena ha crecido hasta el 7 % y entre el 1 % y el 3 % corresponden al guisante, la colza, la veza, las habas y el girasol.

Jesús Goñi: «El agricultor está viendo que los trigos se adaptan bien y se lanza con ellos».

Juan Luis Celigueta, responsable central de Ventas del Grupo AN, coincide en que el agricultor busca la máxima rentabilidad por hectárea posible y que, ahora mismo, el trigo está ganando en producción y en precio. En las zonas de secanos húmedos, los rendimientos de los nuevos trigos, como el Marcopolo, el Amargo o el Filón, son muy buenos.

UNA NUEVA MODALIDAD DE CEBADA

No obstante, hace un par de años llegó la cebada Planet, una nueva variedad que se emplea mucho en la elaboración de cervezas, que «está dando unos rendimientos muy buenos en poco tiempo» y que, en caso de extenderse, podría volver a revertir la tendencia.

Hasta la fecha, en Navarra se han utilizado 24 cebadas distintas. La variedad Meseta es la preferida, con presencia en el 70 % de la superficie total de ese cultivo. A gran distancia se sitúan Planet, con un 14 %, y Pewter, con un 4 %. En cuanto a las variedades del trigo, se emplearon 14. Camargo fue la preferida (46 %). Después se encuentran Marcopolo (19 %) y Filón (14 %).

En 1987, la superficie de cebada sumaba 140.000 hectáreas, casi el doble que hoy. En esa época, el trigo blando ocupaba unas 60.000, lo que demuestra el cambio que se ha producido en los campos de la Comunidad foral. En el año 1994, la cosecha de trigo y cebada volvió a estar al mismo nivel, con una producción de 90.000 hectáreas. Y en 2001, el trigo blando estuvo en mínimos (50.000 hectáreas).

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