Potenciar la visibilidad de la mujer rural, lograr un mayor interés por el campo entre los jóvenes y abonar el camino de la sostenibilidad. Eva Aoiz (Pamplona, 1989) esboza algunas de las líneas estratégicas de la Unión de Cooperativas Agroalimentarias de Navarra (UCAN) ya venía impulsando y que potenciará con nuevas propuestas para los próximos años. Esta ingeniera agrícola de 32 años se incorporará a la entidad como su nueva directora gerente en unas dos semanas, después de ocho años en el Grupo AN. Y será la primera mujer que lleve las riendas de UCAN. Un cambio que, sin embargo, califica de “muy natural”.

En estos últimos años, ejerció como coordinadora de actividades y gestora de proyectos en el Grupo AN, donde pudo especializarse en ámbitos tan diversos como los recursos humanos, el posicionamiento corporativo, la relación con las administraciones, las políticas europeas o el fomento de la igualdad. De hecho, cuenta con un máster en Dirección de Protocolo, Organización, Producción y Gestión de Eventos por la Universidad José Camilo Celá y está cursando uno sobre Agricultura de Precisión en la Universidad Pública de Navarra (UPNA).

Detrás de este currículum, se atisba un amor por el campo que va mucho más allá de lo puramente laboral. De hecho, sus escapadas a los viñedos familiares de Olóriz son habituales. Cuando era pequeña, acompañaba a su padre en el tractor y le ayudaba con las labores de la tierra. Y, ahora, procura compaginar siempre sus vacaciones con las temporadas de siembra y cosecha, momentos en los que se “arremanga” y trabaja los cultivos. En esta entrevista con Navarra Capital, esboza cómo ve el futuro del sector y de la propia UCAN.

“Mi intención es abordar los cambios que traen consigo las nuevas políticas europeas, nacionales y regionales para que el sector sea capaz de adaptarse e, incluso, mejorar”.

Tiene una familia muy vinculada al campo. ¿Siempre supo que quería dedicarse a él?
No exactamente. Siempre había querido que mi trabajo estuviera relacionado con la agricultura porque es lo que siempre he visto en mi casa, pero no sabía muy bien de qué manera. Me gusta mucho también el trato con la gente y, al fin y al cabo, el día a día del agricultor suele ser muy solitario. Así que opté por un trabajo más de diario en el que tengo más jaleo, más contacto con personas y más estrés. Así, ir al campo se convierte en mi momento de desconexión, de estar a gusto y tranquila.

El Grupo AN ha avanzado veintiséis puestos en el ‘ranking’ de las 300 mayores cooperativas del mundo. Y, durante una visita reciente, el ministro Luis Planas destacó a la empresa como un “magnífico ejemplo de éxito”. Debe de ser bonito irse de un lugar cuando está en tan buen momento…
Para mí, el cooperativismo es una forma de ser. Así me lo inculcó siempre mi padre. El Grupo AN me permitió concretar esa idea tan romántica de estar del lado de los agricultores, ayudarles a mejorar su rentabilidad y realizar sus actividades con mayor seguridad. En este sentido, irme de aquí en su mejor momento es un poco anecdótico, porque siempre ha sido un lugar muy importante en mi vida. Me apena dejar mi puesto porque la cooperativa me ha enseñado mucho y tengo muchas buenas relaciones tanto profesionales como personales. Pero no tengo esa sensación de irme muy lejos, porque seguiré trabajando para esta cooperativa y para las demás en Navarra.

Esboce los principales retos que abordará en el inicio de su gerencia…
En primer lugar, mantendremos todo el trabajo que ya estaba haciendo UCAN. Seguiremos trabajando para dar visibilidad al sector, a los jóvenes y a las mujeres. Pero también debemos adelantarnos en el medio plazo a las necesidades que las nuevas políticas de Europa, de España y de Navarra crearán en las cooperativas. Mi intención es abordar estos cambios poco a poco para que los agricultores y ganaderos sean capaces de adaptarse de la mejor manera posible y que, incluso, puedan mejorar como sector.

“Además de visibilizar a la mujer rural, es muy importante destacar el apoyo de las ayudas públicas y la importancia de la educación”.

Según los datos ofrecidos por UCAN en su última asamblea general, el número de cooperativas descendió entre 2007 y 2019 un 35,6 %, pero su facturación aumentó un 226,5 % en el mismo periodo. ¿Estos datos, aparentemente paradójicos, reflejan una mayor concentración en el sector?
Esta evolución es natural. Antes había cooperativas en cada pueblo de Navarra y luego fue necesario que se juntaran para tener un poco más de fuerza en el mercado. Y no veo desventajas en esta tendencia, porque cuanta más unión haya, mejor. Aunque un agricultor o ganadero tenga que desplazarse de su pueblo, la cooperativa será tan suya como la del resto de socios y eso le proveerá de tranquilidad y seguridad. Así mismo, la estructura de personal y los gastos que tienen que soportar las cooperativas, que al final son gastos que soportan todos los agricultores y los ganaderos, también se reducen.

El Consejo Rector de UCAN cuenta en la actualidad con tres mujeres entre sus miembros. Así mismo, Esther Burgui es la vicepresidenta de la organización. Como primera mujer que dirigirá las cooperativas agroalimentarias de Navarra, ¿cree que aún hace falta profundizar en la representación de la mujer rural en los puestos directivos?
La mujer ahora necesita un empujón porque ha estado estigmatizada en el sector mucho tiempo. Pero, bajo mi punto de vista, deberíamos ir progresivamente hacia un punto en el que veamos a la persona por su trabajo y por su esfuerzo, más allá de si es hombre o mujer. 

Una de sus prioridades es adelantarse a las necesidades que las nuevas políticas generen en las cooperativas.

El 29,5 % de los negocios están gestionados por agricultoras y ganaderas, según los últimos datos del Registro de Explotaciones Agrarias de Navarra (REAN). ¿Visibilizar a la mujer en el campo es la vía más importante para fomentar la igualdad en el sector?
Para poder llegar al 50 %, la primera tarea debe ser la de visibilizar. A veces parece que no existen las mujeres agricultoras o las mujeres ganaderas, pero debemos darnos cuenta como sociedad de que han existido en este sector desde el principio. Además, es muy importante destacar el apoyo que prestan las ayudas públicas y la importancia de la educación. Yo, por ejemplo, he tenido la suerte tremenda de que mi padre sea agricultor y de que no hiciera distinciones porque fuese mujer. Eso también ha ayudado a que otros agricultores también confiaran en mí.

“Las subvenciones impulsan la entrada de jóvenes en el sector, pero siguen siendo insuficientes por las grandes barreras de entrada que tienen”.

La integración de los jóvenes agricultores en el sector y el relevo generacional son también dos grandes desafíos para el campo. En este sentido, UCAN ha incorporado a varios agricultores y ganaderos menores de 35 años en su Consejo Rector. ¿En qué se diferencian de sus mayores?
Los jóvenes tenemos una visión del cooperativismo como algo más que un modelo económico, es decir, como un estilo de vida. Cuando se crearon las cooperativas, el núcleo de la idea era agrupar la producción de varias explotaciones para tener más seguridad y fuerza en el mercado. En este sentido, no podemos olvidar que sigue siendo una actividad económica y que tiene que tener rentabilidad. Pero los agricultores jóvenes dan un paso más: como ya vienen con el modelo aprendido, las necesidades empiezan a ser diferentes. Por ejemplo, muchos demandan más apoyo y formación sobre políticas europeas y nuevos trámites que deben hacer, así como sobre inversiones en maquinaria para dar un paso más en el negocio. Por lo tanto, sí existe una diferencia en su concepción del cooperativismo, pero que está basada en la idea de los mayores.

La pandemia parece haber revalorizado el mundo rural entre las nuevas generaciones. Y, el pasado 14 de enero, el Ejecutivo foral lanzó una convocatoria de ayudas para su entrada en el sector por 3,5 millones de euros…
Las subvenciones impulsan la entrada de jóvenes y hay que agradecer el esfuerzo que se hace desde las administraciones. Pero creo que no es suficiente porque es muy difícil entrar en el sector. Empezar desde cero supone una inversión muy elevada independientemente de las subvenciones: debes formarte y comprar maquinaria muy costosa, buscar comercializadoras de semillas o piensos, conseguir que alguien te venda o alquile sus tierras… Obviamente, si no existieran las ayudas, los jóvenes ni se lo plantearían, pero hay muchas más problemáticas que debemos solucionar. En este sentido, creo que gran parte del peso de la integración de jóvenes en el campo recae en las cooperativas porque, precisamente, se crearon para dar servicio a sus agricultores y ganaderos. No es lo mismo verte solo ante el peligro que si tienes ya una entidad detrás que te va a dar apoyo, que te va asesorar, que te ayudará a buscar tierras…

La pamplonesa y los jóvenes agricultores del Consejo Rector defienden a ultranza el cooperativismo.

Navarra Capital lanzó los Premios al Relevo Generacional en el Campo en colaboración con UCAN para la VI edición de los Premios Alimenta Navarra. ¿Cree que este tipo de iniciativas ayudan a promover esta opción entre las nuevas generaciones?
Es muy importante. Cuando una persona se ha esforzado tanto, sea por amor al campo o porque de repente una situación le ha llevado a esa decisión, necesita reconocimientos como este para sentir el apoyo del sector.

La sostenibilidad de las cooperativas pasa obviamente por asegurar su rentabilidad. No obstante, la crisis de materias primas y la crisis energética no ayudan mucho precisamente. De hecho, el presidente de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra (UAGN), Félix Bariáin, denunció recientemente un aumento en los costes de las semillas (20 %), el agua (33%), los plásticos (50 %) y el gasoil (75 %).
Es complicado porque afecta a mucha gente, no solo al sector en sí, sino a todos los demás agentes que se benefician de esta situación porque esto es una cadena. En este sentido, comercializadoras como el Grupo AN pelean muchísimo los precios dignos para agricultores y ganaderos. Este, sin embargo, no es el núcleo del trabajo de UCAN, aunque apoyamos mucho a las cooperativas en este aspecto. Además, las nuevas tecnologías de precisión ayudarán a elevar la rentabilidad de los negocios y cumplir con las exigencias europeas en términos de sostenibilidad medioambiental.

“Cuando una persona se ha esforzado tanto, necesita reconocimientos como el Premio Alimenta Navarra al Relevo Generacional para sentir el apoyo del sector”.

Incluso, en 2020, la uva se desplomó hasta quedarse sin precio, tal y como adelantó este medio. Y eso fue antes de los problemas que marcan la agenda actual. Históricamente, el sector siempre ha reivindicado precios más justos por su trabajo. ¿En qué lugar de la cadena ve usted el problema?
Mi padre tiene una viña y conozco la situación de cerca. Se trata de una acumulación de varios problemas en diferentes puntos, pero todo tiene su inicio en que estamos dispuestos como sociedad a gastar mucho dinero en un móvil, en un coche o en ropa, pero no damos ese mismo valor a los alimentos. A menos que esté concienciado con productos de cercanía, el consumidor opta siempre por el precio más económico. Este es el primer fallo porque no vemos que los alimentos son salud y que, en ese sentido, es esencial invertir en ello. Luego hay muchos otros lugares de la cadena que provocan aumentos en los precios de la producción y aminoran la rentabilidad de las explotaciones. Pero claro, es muy difícil realizar cambios estructurales si no se corrige el problema del primer eslabón.