jueves, 12 septiembre 2024

La reactivación turística también espolea a los bares y restaurantes de Pamplona

La alta ocupación de los hoteles de Pamplona, que este mes ha llegado a registrar picos del 98 % tal y como adelantó NavarraCapital.es, está teniendo un efecto tractor en los bares y restaurantes. Así lo confirma Nacho Calvo, secretario general de la Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra (AEHN), quien habla de un "magnífico" agosto. Por su parte, Juan Carlos Oroz, vicepresidente y portavoz de la Asociación Navarra de Pequeña Empresa de Hostelería (Anapeh), evita los calificativos tan optimistas y, aunque constata que los establecimientos se han llenado hasta el punto de formarse grandes colas en algunos, pone el foco en cómo las restricciones actuales siguen mermando su actividad en gran medida.


Pamplona - 26 agosto, 2021 - 00:01

La alta ocupación de los hoteles de Pamplona este agosto ha repercutido de forma positiva en los bares y restaurantes de Pamplona. (Foto: Maite H. Mateo)

La reactivación del turismo en Pamplona no solo se extiende a los hoteles de la capital navarra y sus alrededores, que como adelantó NavarraCapital.es rozaron el lleno total a principios de mes y continúan con ocupaciones superiores al 90 % en estos momentos. A pesar de las restricciones de aforos aún vigentes, también está teniendo un efecto tractor en los bares y restaurantes de la ciudad. Así lo confirman a este medio las asociaciones hosteleras, que ven con optimismo estos datos pese a que temen que se queden en «un espejismo» del verano y aún miran con incertidumbre hacia septiembre y octubre.

Nacho Calvo, secretario general de la Asociación de Hostelería y Turismo de Navarra (AEHN), incide en que este mes ha sido «magnífico» para la hostelería en su conjunto en todo el país: «Agosto es un mes en el que todo el mundo coge vacaciones». Y ese turismo nacional ha repercutido «en todo», incluida la restauración. No obstante, Juan Carlos Oroz, portavoz y vicepresidente de la Asociación Navarra de Pequeña Empresa de Hostelería (Anapeh), evita los calificativos tan optimistas y recalca que, pese a que bares y restaurantes «se han llenado», lo han hecho cumpliendo con las restricciones motivadas por la pandemia. Es decir, no han trabajado al cien por cien de su capacidad.

Juan Carlos Oroz (Anapeh): «Algunos establecimientos, por no generar cola, han decidido decir que no a muchos clientes».

Así, los hosteleros de Pamplona constatan la gran cantidad de visitantes que estas semanas recorren la capital navarra. En especial dentro del Casco Antiguo, la zona más turística. «Pero en muchos casos nos hemos tenido que conformar con eso, verles pasear», lamenta Oroz.

Y eso ha sido así porque muchos locales de la zona no han podido dar salida a la fuerte demanda que se ha producido estos días. El también socio y director de Chez Belagua ha visto este mes filas de gente esperando para conseguir una mesa. «Algunos establecimientos, por no generar cola, han dicho que no a muchos clientes», asegura.

En estos momentos, lejos de mirar con tranquilidad al otoño, los hosteleros todavía sienten cierta incertidumbre. «A ver qué pasa en septiembre y octubre», se cuestiona Calvo, quien se atreve a augurar que la actividad de los alojamientos podría continuar la senda positiva de este mes: «Pero hay que ver cómo se comporta el público en el otro ámbito». Oroz, por su parte, también teme la llegada del otoño debido a que, tomando como referencia los años anteriores a la pandemia, el mes de agosto es el que más impacto económico tiene sobre la restauración en Navarra. «Por delante, incluso, de diciembre y de julio, al margen de la semana de los Sanfermines». Por eso, vaticina que «esta vez también será así».

Quizás por eso, el portavoz y vicepresidente de Anapeh se muestre «pesimista» de cara a los meses venideros. Sobre todo porque el inicio del curso conlleva la vuelta de los estudiantes universitarios a Pamplona. «Y eso siempre supone más descontrol», explica. Además, observa una tendencia que se decanta más por mantener las actuales restricciones antes que por quitarlas.

BARES COMPLETOS, PERO SIN BARRA

Uno de los aspectos que más preocupa a los representantes de las dos asociaciones es, precisamente, cómo será el consumo en los interiores con la llegada del frío. «Debemos tener claro que todavía no podemos utilizar las barras», advierte Calvo. Una medida a la que no le encuentra demasiado sentido: «En La Rioja, por ejemplo, sí se permite hacer uso de ellas y no se ha incrementado la incidencia del virus».

Nacho Calvo (AEHN): «En La Rioja, por ejemplo, sí se permite hacer uso de las barras y no se ha incrementado la incidencia del virus».

En esa línea, Oroz recuerda que este verano los establecimientos «han estado a años luz» del pasado, cuando se podía consumir en la barra. De hecho, marca una clara diferencia entre aquellos que cuentan con terraza y los que no: «Hay que tener en cuenta que el aforo de algunos bares, con las limitaciones, es de doce, catorce o dieciséis personas».

A pesar de que el toque de queda los fines de semana no afecta en exceso a estos establecimientos, que deben cerrar a la una de la madrugada, sí lo está haciendo de forma indirecta. «He notado un cambio en la tendencia, ya que muchos clientes adelantan los horarios», comenta Oroz. Pero se muestra prudente puesto que no se atreve a confirmar si se trata de un comportamiento relacionado con la medida o con el turismo: «Los turistas suelen venir a cenar antes y retirarse temprano».

Este miércoles, a través de un comunicado, Anapeh también hizo referencia a la polémica suscitada en torno al juevintxo, una actividad que «quedó olvidada para el sector durante la pandemia» pese a que mucha gente mantuvo la costumbre de salir los jueves. La asociación reconoce que, en la actualidad, puesto que el toque de queda solo afecta a los fines de semana y no a los jueves, la situación es «difícil de manejar». Y teme que empeore con la llegada de los jóvenes universitarios en septiembre.

No obstante, la entidad insiste en que «no es responsabilidad de la hostelería», puesto que ellos tienen que hacerse cargo de lo que ocurra dentro de sus locales, pero no en la calle. «De hecho, el sector ha venido a recalcar en muchas ocasiones que si los locales estuvieran abiertos posiblemente las escenas que se viven en la calle se minimizarían, al existir una alternativa ordenada y segura», reivindica.

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