A nivel nacional, las licitaciones de obra pública promovidas por la Administración general (incluyendo las sociedades públicas), las comunidades autónomas y los ayuntamientos cayeron un 34,6 % entre enero y junio. En un informe reciente, la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras (Seopan) especifica que el presupuesto movilizado en el primer semestre de este año ascendió a 6.137,3 millones de euros, frente a los 9.390 de 2019. Los meses más duros fueron marzo y abril, con 541,7 y 306,1 millones respectivamente. Por el contrario, enero, con 1.534,7, copó el 25 % del presupuesto; febrero fue el segundo, con 1.273,9 millones (20,7 %); junio el tercero, con 1.241,8 (20,2 %); y mayo el cuarto, con 1.238,9 (20,1 %).
Ante tal escenario, las empresas de obra pública parecen necesitar un salvavidas al que agarrarse. Porque la crisis del coronavirus está haciendo mucha mella en el sector. Y Navarra también se está viendo arrastrada por esta tendencia. Así lo ponen de manifiesto los datos facilitados a NavarraCapital.es desde la Asociación Navarra de Empresas de Construcción de Obras Públicas (ANECOP).
El ‘Plan Reactivar Navarra 2020-2023’ recoge la necesidad de mejorar las infraestructuras navarras.
La entidad foral, que maneja cifras más actualizadas, precisa que desde el 1 de enero al 31 de agosto de 2019 se contabilizaron 318 contratos, con un presupuesto de 257,8 millones. Este año, durante el mismo periodo, se registraron 157 contratos por un valor de 120,28 millones. Es decir, hubo 161 contratos menos que el año pasado (-50,6 %) y su importe cayó en 137,5 millones (-53,3 %). No obstante, matizan desde ANECOP, dentro de los datos de 2019 están incluidos cinco contratos destinados al programa de Conservación Integral de Carreteras, que se licitan cada cuatro años y que se aprobaron con un presupuesto de 95 millones de euros.
DATOS DESGLOGADOS
Pero la asociación va un paso más allá y desglosa las cifras en dos bloques. Del 1 de enero al 31 de marzo de este año, se contabilizaron 50 contratos de obra pública, con un presupuesto de licitación de 56,2 millones. En el mismo periodo de 2019 fueron 123 los contratos y su valor, 56,5 millones. Es decir, el importe fue similar, pero con 73 contratos menos (-59,3 %).
En el sector afirman que el Gobierno foral está aprobando “pequeñas obras”, pero “sin grandes cantidades de dinero”.
Desde abril, sin embargo, la caída del presupuesto fue mucho más acusada. Entre el día 1 de dicho mes y el 31 de agosto de 2019, se computaron 195 contratos, con un presupuesto de 201,3 millones. Pero en el mismo período de este año, apenas hubo 107 contratos (-45,1 %) y por un importe de poco más de 64 millones de euros (-68,2 %). Según destacan distintas fuentes del sector a este medio, el Gobierno foral está aprobando “pequeñas obras para mantener la actividad”, pero “no suponen grandes cantidades de dinero”.
EL ANÁLISIS
María José Ballarín, consejera delegada del grupo Obras Especiales, apunta que el problema “viene de lejos”. Y sostiene que las licitaciones de obra pública están disminuyendo desde hace muchos años. “Las empresas con equipos de obra pública hemos tenido que reinventarnos y ser creativos para tener la mayor cuota de mercado posible, mantener nuestros equipos y buscar otros ámbitos de actuación con personal especializado en edificación, cliente privado y terciario”, destaca.
María José Ballarín (Obras Especiales): “Estamos esperando como agua de mayo que vuelva a haber nuevas inversiones significativas y productivas“.
La consejera delegada de esta empresa, que ha participado en la construcción de algunas de las obras públicas más relevantes de la Comunidad foral, deposita parte de sus esperanzas en las futuras acciones derivadas del ‘Plan Reactivar Navarra 2020-2023’, donde ya se recoge la necesidad de mejorar en el área de las infraestructuras. También hay ayuntamientos que van sacando a concurso algunas obras: “Supongo que, desde el estado de alarma, el Gobierno navarro habrá tenido que destinar capítulos inicialmente de obra pública a otros con una necesidad más a corto plazo, igual que los ayuntamientos. La parada de la actividad y la incertidumbre han demorado muchas de las inversiones previstas”.
En este sentido, considera que sería “muy productivo” incentivar el sector desde la Administración foral porque las infraestructuras “siempre aportan valor” a la región. “Estamos esperando como agua de mayo que vuelva a haber nuevas inversiones significativas y productivas”, destaca.
Pero, al mismo tiempo, es consciente de que las compañías deben prepararse ante los posibles cambios que puedan surgir en un mercado claramente condicionado por la incertidumbre: “Debemos adaptarnos y ser competitivas. En la medida en que haya actividad, aportaremos más valor a la comunidad. Queremos ser un sector palanca, crear y mantener empleo. Venimos de una crisis muy fuerte y estamos curtidos, pero con ganas de salir adelante”.
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