El comercio de Navarra con Reino Unido «no debería resentirse» a corto plazo. El acuerdo al que llegaron la Comisión Europea y el Ejecutivo de Boris Johnson el 24 de diciembre evitó el escenario «catastrófico» de una salida dura y aporta un marco jurídico hasta ahora desconocido para las compañías que operan en el país británico. La debacle vivida estas últimas semanas, con miles de camioneros atrapados en el puerto británico de Dover, proyectó la sombra de lo que hubiera sido un proceso sin acuerdo y fue un acicate para sellar el documento en Nochebuena.
Pablo Zalba (Deloitte): «Es evidente que el acuerdo es positivo, porque el abismo que se planteaba durante las últimas semanas hubiera sido insalvable».
Por eso, NavarraCapital.es consultó a agentes políticos y del tejido empresarial navarro para conocer el impacto que la aplicación provisional del texto, desde el pasado 1 de enero, puede tener sobre el comercio exterior de la región.
Entre enero y octubre de 2020, 276 firmas afincadas en la región exportaron a este destino. De estas, 192 han mantenido operaciones regulares a lo largo de estos últimos cuatro años, incluyendo los diez primeros meses de 2020, lo que supone un 1,1 % más en términos interanuales.
En 2019, Reino Unido fue el cuarto destino en importancia de las exportaciones navarras con 574 millones de euros, un 28,1 % más respecto a 2018, mientras que las importaciones desde este país a la Comunidad foral apenas alcanzaron los 112 millones de euros. Es decir, la balanza comercial fue claramente positiva. Pero el Brexit ha causado algunos efectos en el tejido empresarial de Navarra, que se han visto acelerados por el impacto del Covid-19. Entre ellos, las empresas exportadoras destacan la ralentización de sus procesos y entregas, un aumento de los costes administrativos internos y externos y la caída del país como uno de los principales destinos de exportación.
Jesús González (Aquí Europa): «Es un acuerdo de mínimos, pero nos hemos ahorrado un caos sin precedentes. Que hayamos evadido ese escenario es una buena noticia».
Pablo Zalba, director de Regulación y Asuntos Públicos en Deloitte, apunta no obstante a la «certidumbre» que el texto ofrece a las empresas navarras que importan y exportan productos al país británico: «Desde esa perspectiva, es evidente que el acuerdo es positivo porque, si no se hubiera llegado a él, el abismo que se planteaba durante las últimas semanas hubiera sido insalvable». En la misma línea, Adriana Maldonado, eurodiputada socialista, zanja que la «existencia de un marco regulatorio» es lo más importante del acuerdo. Lo mismo opina Idoia Villanueva, europarlamentaria por Podemos, aunque manifiesta descontento por «la falta de escrutinio democrático del mismo». Y Jesús González, director del portal informativo Aquí Europa, aporta algunos matices al debate: «Es un acuerdo de mínimos y queda mucho por hacer, pero nos hemos ahorrado, ingleses y europeos, un caos sin precedentes, una Europa rota. Que hayamos evadido ese escenario es una buena noticia».
A partir de este punto, y según explica Zalba, el análisis de las nuevas relaciones comerciales con Reino Unido «depende de las perspectivas: se puede ver la botella medio vacía o medio llena». Carlo Bindoni, consultor en New Horizons y expresidente de los jóvenes empresarios de la Unión Europea (UE) en las comisiones del G20, valora el efecto «positivo» que la nueva hoja de ruta puede generar sobre los proyectos que varias empresas tenían en cartera: «Aunque deja muchos flecos pendientes en el sector servicios, muchas compañías de la región han pospuesto inversiones y proyectos de crecimiento a la espera de este marco regulatorio para el futuro. Llevamos así parados cuatro años. Así que este acuerdo es un regalo de Navidad».
Carlo Bindoni (New Horizons): «Lo más curioso del acuerdo es que sectores con alto valor añadido, como el de defensa o de investigación, han mejorado sus condiciones de colaboración».
La Comunidad foral, como el resto de Europa, se «beneficiará» de los aspectos conseguidos por la UE en materia de competencia leal, uno de los capítulos en los que marcó «líneas rojas» en la negociación. «Las normas medioambientales, las ayudas de Estado y las normativas laborales de Reino Unido se mantienen alineadas con Europa. Así se evitan grandes sobrecostes a las firmas europeas, en general, y navarras en particular», expone González. Y en este sentido, el capítulo del texto mejora las condiciones de colaboración con el país británico de algunos sectores «con alto valor añadido». Así lo explica Bindoni: «Lo más curioso del acuerdo es que, aunque hay sectores que han sido gravemente afectados como la pesca, algunos de cariz más estratégico, como el de defensa o el de investigación, han mejorado sus condiciones de colaboración. Y en Navarra hay empresas ubicadas en estos sectores más pequeños que pueden aprovechar las circunstancias».
Mikel Irujo (Gobierno de Navarra): «El acuerdo en materia de movilidad ha supuesto una regresión inaudita».
En el largo plazo, las nuevas condiciones de exportación a Reino Unido podrían incluso facilitar el envío de productos a otras partes del mundo. La decisión de Reino Unido de salir de la UE se asienta, también, sobre el hecho de que está construyendo mejores relaciones con los países de la Mancomunidad de Naciones (‘Commonwealth’). «A corto plazo, la salida del país puede aumentar ciertos costes burocráticos, pero a largo plazo cambiará el ajedrez del comercio internacional. Y puede haber oportunidades buenas para España. Por ejemplo, si Reino Unido logra un acuerdo comercial más profundo con Australia, es posible que estemos exportando productos a Australia a través del país británico por un precio menor que al enviarlos directamente», señala Bindoni.
Sin embargo, Mikel Irujo, director general de Acción Exterior en el Gobierno de Navarra, lamenta la «pérdida de la estabilidad» en la relación con Reino Unido: «Con la salida del país de la UE, estamos sujetos a una unilateralidad por parte de Reino Unido. Ahora puede imponer decisiones políticas o sanitarias a los productos españoles y navarros. Ya veremos a largo plazo cómo se alinea el mercado inglés con el interior europeo«. En este sentido, la posibilidad de un «proteccionismo británico» alarma a algunos empresarios navarros. «Al aplicar algunas medidas de recuperación por la crisis sanitaria, el Ejecutivo de Boris Johnson puede crear una especie de economía protegida. Eso sí nos preocupa a todos los europeos», atestigua Francisco Ceberio, gerente en Frenos Iruña.
Francisco Ceberio (Frenos Iruña): «Al aplicar algunas medidas de recuperación, el Ejecutivo de Boris Johnson puede crear una especie de economía protegida».
Otro gran problema que surge a partir del acuerdo es la movilidad de ciudadanos europeos y británicos. Irujo califica la situación como una «regresión inaudita»: «Un profesional navarro en Reino Unido que no ha podido registrarse en el plazo que pactaron la UE y Reino Unido, ¿hasta cuándo podrá ejercer? ¿Qué va a hacer un inglés en Europa? Habrá mayor complejidad en el ámbito profesional».
También repercutirá en las competencias de los futuros profesionales que se quieran dedicar a la gestión empresarial en materia de exportaciones. Reino Unido ha quedado excluido de programas de intercambios como el Erasmus. «Muchos estudiantes que se beneficiaron del programa acaban trabajando para empresas de la Comunidad foral, aportando ese valor diferencial del idioma y del conocimiento del país. Navarra concretamente tiene un vínculo con Inglaterra que otras regiones en España no tienen, y las empresas valoran eso de los profesionales locales. Ahora, las siguientes generaciones navarras no tendrán esta facilidad que teníamos», subraya Bindoni.
IMPACTO EN EMPRESAS NAVARRAS
Las firmas navarras que exportan a Reino Unido celebran, sobre todo, que no se aplicarán aranceles a sus productos a cambio de ciertas garantías comerciales. En Navarra, el sector agroalimentario concentró el 45 % de las exportaciones al país en 2019, por delante de la automoción (28 %), los bienes de equipo (15 %) y las manufacturas (10 %).
Jesús Galar (Cárnicas Galar): «Tendremos que emplear más personal y pagar algún coste extra en consultoras para adaptarnos».
Jesús Galar, gerente en Cárnicas Galar, indica que el principal efecto en su firma es la ralentización de los pedidos y las entregas. Y otra de las grandes preocupaciones del acuerdo es el sobrecoste burocrático en el que incurrirán las empresas exportadoras, y que se percibe también en la firma de embutidos.
«Ahora estamos pidiendo permisos a las autoridades sanitarias y aduaneras. Esto retrasará las entregas y repercutirá en la rentabilidad. Tendremos que emplear personal en ello y pagar algún coste extra en consultoras», remarca.
Esta es también la situación de Frenos Iruña. La firma llevó cabo un estudio de las relaciones comerciales que mantiene con empresas británicas en calidad de proveedores y clientes para prevenir problemas. Con todo, Ceberio prevé un incremento del 20 % en los gastos administrativos internos. «Esto irá principalmente al aumento de personal, resolver las trabas administrativas, calcular el impuesto sobre el valor añadido… El dinero para tramitar documentos no es mucho, pero tenemos que invertir en operadores logísticos. El coste de los gastos administrativos externos no pasará del 2 %», apunta.
Beatriz Ochoa (Bodegas Ochoa): «Como empresa y como sector, estamos totalmente preparados para adaptarnos con lo que pueda venir«.
En el caso de Bodegas Ochoa, Reino Unido ha caído como un destino de exportación. «Solía estar en el quinto o cuarto lugar. Vendemos sobre todo al canal Horeca. Por eso, y con el impacto del Covid-19, ha caído a la posición número diez», resalta su gerente, Beatriz Ochoa. Por ahora, no percibe que el sobrecoste burocrático vaya a ser un problema para su compañía, que exporta a países con trámites «más complicados» como China: «Estamos totalmente preparados para adaptarnos con lo que pueda venir. Además, en Inglaterra no producen vino tinto o rosado, y su consumo per cápita es alto. De modo que el sector del vino prevé que el impacto no será severo«.
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