viernes, 26 abril 2024

Mediación Navarra estrena oficinas tras crecer un 75 % en 2021

En sus primeros siete años de trayectoria, la firma liderada por Amaya Sanz, Elena Sarasa y Maite Ruiz había experimentado una evolución sostenible y sólida de su actividad. Y, en 2021, vivió un aumento "espectacular" de la facturación gracias a la potenciación de los servicios a empresas. En esta área, precisamente, esperan un nuevo incremento del 32 % este año con respecto al pasado ejercicio. Un hito al que ahora se suma el traslado de su sede a la calle de Padre Calatayud, en Pamplona. ¿El objetivo? Ofrecer a sus clientes un espacio "más céntrico, accesible y con más recursos".


Pamplona - 9 junio, 2022 - 06:00

La firma creada por Ruiz, Sanz y Sarasa tiene sus orígenes en la Cooperativa de Emprendedores de ANEL. (Fotos: Maite H. Mateo)

La llegada del Covid-19 ha suscitado una conversación más profunda dentro de las empresas en torno a asuntos como la conciliación, la flexibilidad o la comunión entre las expectativas de los empleados y los desafíos de las propias compañías. En el último Employee Mental Health and Wellbeing Survey, publicado por el McKinsey Health Institute en 2022, cuatro de cada cinco responsables de Recursos Humanos encuestados a nivel mundial aseguraron que la salud mental y el bienestar suponen una «prioridad» para su organización.

Precisamente, las socias fundadoras de Mediación Navarra identificaron una oportunidad de crecimiento en ese cambio de cultura. Nacida en el seno de la Cooperativa de Emprendedores de ANEL, la firma fundada por las abogadas Amaya Sanz y Elena Sarasa y la psicóloga Maite Ruiz había experimentado una evolución sostenible y sólida de su actividad en sus primeros siete años de trayectoria. Sin embargo, durante el pasado ejercicio registró un aumento «espectacular» en su facturación del 75 % en términos interanuales. Un incremento que se debe «principalmente», según desglosa Sanz, a la potenciación de sus servicios a empresas.

Las nuevas instalaciones cuentan con dos salas de mediación y una de reuniones.

En esta área, la compañía prevé facturar un 32 % más en 2022 con respecto al ejercicio anterior. Esas expectativas de futuro tan positivas les han llevado a tomar una decisión de calado: trasladar su sede desde Mutilva a la calle de Padre Calatayud, número 1, en Pamplona. ¿El objetivo? Ofrecer a sus clientes un espacio «más céntrico, accesible y con más recursos». En este sentido, las nuevas instalaciones cuentan con dos salas de mediación y una de reuniones.

¿Cómo se explica el crecimiento de la compañía? Ruiz recurre al contexto que rodea actualmente al mercado de trabajo para exponer su argumento. «Ahora existe una sensibilidad especial en las organizaciones hacia el bienestar«. Esa tendencia se suma al hecho de que «el entorno laboral ha evolucionado mucho y la expectativa que tenemos sobre este también».

Atrás quedaron los días en los que tener un empleo se reducía a ejercer una función o tarea concreta para recibir, a cambio, una retribución económica. «Hoy en día -reivindica la psicóloga-, entendemos el espacio laboral como un entorno en el que desarrollarnos a nivel personal, profesional y también relacional». Y la resignificación del espacio de trabajo, a su vez, «propicia que puedan surgir conflictos en un área muy difícil de gestionar, ya que integra conceptos como el reconocimiento, la autoestima o el sentido de pertenencia«.

La nueva sede de la compañía cuenta con varias salas de mediación y una de reuniones.

Del prefijo con (convergencia, unión) y el latín fligere (golpear), la palabra que se repite constantemente en el discurso de las tres socias fundadoras de Mediación Navarra, ‘conflicto’, entraña a priori una connotación negativa. No obstante, defiende Sarasa, «si existen dificultades, diferencias, disputas o problemas que puedan generar malestar y tengan ese potencial destructivo, también es posible gestionarlos positivamente para convertirlos en una oportunidad para mejorar y cohesionar los equipos».

UNA MIRADA POSITIVA DE LOS CONFLICTOS

Esa capacidad de verle el lado positivo no es una opción, sino una responsabilidad. En primer lugar, porque el conflicto «es inherente al ser humano, se produce en cualquier entorno y no es algo que pueda meterse debajo de la alfombra». La segunda razón que esgrime está relacionada con la responsabilidad social y legal de las empresas como entidades «obligadas a gestionar los riesgos psicosociales que afectan a la salud de los trabajadores».

«Hace treinta o cuarenta años -compara Sanz-, no existía la gestión de calidad en las líneas de producción, aunque eso no quiere decir que no se produjeran errores de fabricación. Hoy entendemos que los productos tienen que seguir unos estándares y un ciclo de mejora continua. Lo mismo está empezando a ocurrir con las personas y las relaciones entre ellas: pueden surgir diferencias, pequeñas disputas, y hay que gestionarlas en los momentos más incipientes».

De hecho, algunos de los servicios más demandados en Mediación Navarra, además de los conflictos societarios -«especialmente en empresas familiares de segunda generación y en cooperativas de Economía Social«-, son el diseño e implantación de sistemas de gestión positiva de conflictos en las organizaciones, de manera que los problemas de convivencia se atajen antes de que se produzca una escalada más negativa, que impacte en la productividad y en el clima laboral; el análisis y diagnóstico de conflictos en la empresa; las intervenciones entre la dirección y la propiedad de una compañía o entre compañeros o equipos de trabajo; y la coordinación de actuaciones y realización de instrucciones ante denuncias de acoso laboral. «Son líneas que tienen bastante futuro», apunta la letrada.

Al margen de sus servicios a empresas, la firma también ha experimentado un crecimiento en sus áreas de familia y de formación.

El crecimiento en los servicios que ofrecen a empresas en Mediación Navarra, por otra parte, ha ido acompañado por un aumento de la actividad en sus áreas de familia, donde las socias gestionan asuntos relacionados «con herencias, ruptura de parejas y condominios, entre otros», y de formación. En este último campo, la firma está acreditada como entidad formadora por el Ministerio de Justicia.

«Es un ámbito en el que estamos muy consolidadas y somos un referente regional, nacional e internacional. Las personas están más sensibilizadas en aprender otros métodos más colaborativos, donde se obtienen soluciones mucho más sostenibles y se cuida más la relación de las partes, sobre todo si hay que continuar en la sociedad o en la familia», señala Sarasa.

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