martes, 19 marzo 2024

Medidores de CO2: el escudo hostelero contra el Covid-19

Las mejoras en la ventilación y la instalación de medidores de CO2 son algunas de las medidas que las asociaciones hosteleras están abordando con Salud Pública para la reapertura gradual de los negocios. Por eso, NavarraCapital.es conversó con representantes de varias empresas especializadas en este ámbito con el objetivo de analizar las ventajas de estos sistemas para evitar contagios del Covid-19 por aerosoles, así como el coste que conllevan. Mientras algunas regiones ya están dando pasos en este sentido, incluso proponiendo ayudas concretas a las inversiones, Navarra todavía no ha lanzado ninguna directriz al respecto.


Pamplona - 25 noviembre, 2020 - 07:00

La monitorización del aire con medidores de CO2 es uno de los requisitos fijados en las fichas técnicas. (Foto: Víctor Ruiz)

Mejorar la ventilación e instalar medidores de dióxido de carbono (CO2) en bares y restaurantes cerrados son algunas de las claves que aportó la viróloga Margarita del Val, en una entrevista en Capital Directo, para evitar el contagio del Covid-19 por aerosoles. Y, tal y como informó este medio, dichas medidas están centrando parte de las reuniones de la mesa técnica que conforman las principales asociaciones hosteleras en Navarra y Salud Pública. En este sentido, los agentes del sector reclamaron ayudas al Gobierno de Navarra en caso de que se vean obligados a realizar estas inversiones, pero todavía no se ha cerrado ningún acuerdo en este sentido.

Por este motivo, NavarraCapital.es conversó con representantes de inBiot, Berotza y Aisclimer, tres firmas navarras dedicadas a servicios de ventilación y climatización, para analizar en qué medida esta clase de iniciativas podría ayudar a reabrir los negocios de forma totalmente segura y permanente en el tiempo, y bajo qué precios. Lo hizo justo en el momento en que el Gobierno foral anunció la reapertura de las terrazas a partir del próximo jueves, aunque sigue sin aclarar cuándo se podrá retomar la actividad en espacios cerrados.  

Esther Martínez (Berotza): «Los sensores de CO2 son apropiados y útiles para prevenir un ambiente sobrecargado».

Esther Martínez, encargada del departamento de Ingeniería en Berotza, considera que el medidor de CO2 es «apropiado» para el sector, ya que permite monitorizar en todo momento la concentración de dióxido de carbono en el ambiente, saber con precisión cuándo hace falta ventilar y si la ventilación se está llevando a cabo de una manera eficiente.

Al detectar un alto nivel de este gas en el aire, el dispositivo activa automáticamente la ventilación mecanizada para que «expulse el aire viciado y renueve con aire fresco el ambiente de los espacios interiores». De esta manera, el virus portado en aerosoles sale al exterior y se disminuye el riesgo de contagio.

Por otra parte, recurrir a los sensores de CO2 puede ser «el punto de partida» para tomar decisiones en función de datos en el contexto de la crisis sanitaria. «Esto es lo que no se está haciendo ahora», indica Xabier Aláez, socio fundador y CEO de inBiot. «No es justo que un local que cuenta con un sistema de ventilación bueno y que pueda garantizar niveles de CO2 bajos tenga las mismas exigencias que otro local que no cuenta con él». 

Dependiendo de los indicadores de calidad del aire que registren y los servicios de monitorización, los medidores pueden valer 500 o 600 euros como máximo.

Por eso, si estas inversiones van acompañadas de otras medidas como el distanciamiento social y el uso de mascarillas, «es mucho más probable contagiarse en una oficina con mala ventilación que en un bar con buena ventilación».

Los aparatos tienen un precio mínimo de 50 euros por unidad, aunque «los más baratos seguramente carecen de la tecnología de infrarrojos necesaria para medir adecuadamente el nivel de CO2 en el aire». Dependiendo de los indicadores de calidad del aire que midan y los servicios de monitorización que ofrezcan, estos sensores pueden llegar a venderse por un precio máximo de 500 o 600 euros.

Martínez agrega, en esta línea, la importancia de que los locales cuenten además con «una ventilación mecanizada, que se adecúe a sus particularidades de espacio, ubicación, entre otros». Por eso insiste en la importancia de cumplir los caudales de ventilación exigidos en el último Reglamento de Instalaciones Técnicas en los Edificios (RITE), aprobado en 2007 y que establece distintas directrices según el negocio, superficie, etc. Así, la compra e instalación de un kit básico para dar respuesta a esta exigencia ronda los 4.000 euros: «Entiendo que es un tema que deberían tener en cuenta en las subvenciones. Aquellos locales que no tenían esta obligación cuando inauguraron y no cumplan con el RITE van a tener que garantizar, como el resto, una ventilación correcta y que pueda ser regulada por los medidores».

Xabier Aláez (inBiot): «No es justo que un local con un sistema de ventilación bueno y que pueda garantizar niveles de CO2 bajos tenga las mismas restricciones que otro que no cuenta con él».

Actualmente, los filtros HEPA no son obligatorios para la hostelería (su coste aproximado puede rondar entre los 120 y los 150 euros la unidad, aunque depende de sus dimensiones, tipología, etc). Pero es otra de las medidas que se están estudiando como posibles para mantener un ambiente libre de aerosoles. Del Val, a este respecto, ya dijo que no los veía necesarios en estos negocios y que existen otras alternativas más económicas. Javier Moreno, gerente de Aisclimer, añade un matiz importante acerca de su eficacia contra el Covid-19: «Los filtros HEPA son buenos para filtrar partículas sólidas, ácaros o polen, entre otros, pero no al 100 % para filtrar virus. Por ello, si se utilizan conviene acompañarlos con lámparas ultravioletas, que destruyen por ionización los virus que los atraviesen». Es decir, instalar los filtros sin otras medidas resultaría «insuficiente».

Así el dispositivo que mide la concentración de CO2 en el ambiente.

Así es el dispositivo que mide la concentración de CO2 en el ambiente.

Moreno llama la atención sobre otro aspecto que puede ayudar a evitar contagios: limpiar el sistema de ventilación una o dos veces al año«Antes no había una cultura de limpieza, y ahora ha empezado a asentarse por el Covid-19, pero a la población le ha costado mucho llegar a esta conclusión», lamenta. En un bar, por ejemplo, el costo de una limpieza anual ronda los 1.000 euros, es decir, alrededor de 20 euros por metro de conducto más el mantenimiento de las máquinas.

El gerente de Aisclimer confirma que se está produciendo un aumento en la demanda de servicios tales como la inyección de ozono (250 euros) o nebulización (150 euros) para desinfectar locales: «Sirven, sobre todo, para aquellos establecimientos que por ser subterráneos son más difíciles de ventilar». Pero advierte de que «sus efectos desaparecen después de pocos días y, debido a su precio, son medidas insostenibles a largo plazo». Por eso, recomienda la utilización de filtros «más baratos», como los que ya usan los sistemas de recuperación de calor y cuyo precio ronda entre los 30 y los 45 euros aproximadamente.

Según Javier Moreno (Aisclimer), una de las claves para evitar contagios pasa por limpiar el sistema de ventilación una o dos veces al año.

Martínez tiene constancia de que «otras comunidades autónomas están estudiando estas propuestas, si obligar o no obligar, y cómo ayudar con las subvenciones»Entre ellas, MadridAragón y las Islas Baleares. El pasado 10 de noviembre, Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, anunció en una videoconferencia con Salud Pública y las asociaciones hosteleras de la región que se plantea hacer obligatoria la instalación de medidores de CO2 en los establecimientos de restauración. Por otra parte, el grupo municipal del PSOE en Zaragoza propuso el pasado 12 de noviembre dedicar 3,7 millones de euros para financiar, en un 75 %, las instalaciones de sensores de CO2 y filtros HEPA en comercios y hostelería de la capital aragonesa.

Por último, Iago Negueruela, concejal de Modelo Económico, Turismo y Trabajo en Baleares, avanzó el día 19 que la obligación de instalar medidores de CO2 estaría incluida en las nuevas medidas para el sector hostelero que el Gobierno de la comunidad está trabajando. Pero, en Navarra, el Ejecutivo foral no ha dado ninguna directriz al respecto.

UNA HERRAMIENTA PARA ANIMAR EL CONSUMO

Además de evitar los contagios por aerosoles, Aláez añade que estos sensores son «una herramienta» para garantizar al cliente un ambiente seguro y recuperar el consumo: «La diferencia en el precio entre algunos sensores está también en la medición en tiempo real de los niveles de CO2. Los gastos varían de acuerdo no solo al sensor en sí, sino a los datos que se facilitan al cliente para que pueda hacer el seguimiento». Como respuesta ante la crisis sanitaria, inBiot desarrolló un monitor inteligente de la calidad del aire (MICA). Los datos que obtiene el monitor se transfieren a la nube, son analizados y se convierten en información que permite conocer, mediante una pantalla, si una estancia mantiene la calidad de aire adecuada.

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