“Un enamorado de los coches”. Así se define Luis Miguel García, por lo que cabe suponer que disfruta con un trabajo en el que está rodeado de automóviles con los que muchos soñamos, los BMW, y de los irresistibles MINI en su concesionario Lurauto. Tal vez por eso las oficinas son cubos de cristal, que sobrevuelan la exposición de los modelos: “Sí, tengo la gran suerte de dedicarme a lo que más me gusta”. Para él es un ambiente familiar porque su padre tenía un taller de chapa y pintura allá en su Granada natal.
Cualquiera que lo conozca sabe que es un hombre risueño. Por eso nos resulta llamativo su semblante serio cuando, al iniciar la conversación, hablamos de los problemas que para cualquier negocio supone la epidemia del coronavirus. “Quizás más en nuestro sector porque la compra de un coche no suele ser una urgencia y requiere cierta inversión. Por eso, estos tiempos de incertidumbre no son los mejores para tomar una decisión así. En fin, que vamos arrancando y activándonos en la medida que lo va requiriendo la demanda…”, revela.
«Para trabajar a mi lado, te tiene que apasionar esto. Si no, es mejor que lo dejes».
También sostiene que en el concesionario están resolviendo poco a poco los problemas suscitados con la pandemia y sobrellevan «bastante bien» la situación. Pero añade que la crisis y el parón han llegado justo un año después de la reinauguración de las instalaciones, tras una inversión superior a los 2 millones de euros que estaba sostenida por un plan de negocio a largo plazo. Y eso, inevitablemente, les ha desequilibrado «bastante las cuentas”.
En medio de este escenario, elogia a su equipo porque “pone mucha ilusión y se muestra muy comprensivo con algunas medidas que hemos tenido que tomar, como el ERTE por causa de fuerza mayor”. Ahora, «por prudencia», negocia otro ERTE para el segundo semestre, este por causas económicas. Pero mantiene “una relación extraordinaria» con los representantes de los 151 empleados que tiene la empresa en total.
Lo cierto es que las perspectivas son sombrías y Luis Miguel García pide ayuda. “Parece que el Gobierno de España sacará un Plan Renove de achatarramiento. Pero después de ver tanto cambio normativo y tanta regulación improvisada, los empresarios no tenemos demasiada confianza…”. Por eso apela al Gobierno de Navarra “para que apruebe un plan propio que subvencione la compra de cualquier tipo de vehículo, eléctrico, enchufable y lógicamente los de motores de combustión”, siguiendo la estela del Ejecutivo vasco. Porque las autoridades de la región vecina ya han puesto en marcha la medida tras las reuniones mantenidas con empresarios del sector, en las que él mismo participó. Argumenta que Hacienda recuperaría el dinero vía impuestos “porque la tributación media de un automóvil está en un 26,2 %”.
“¡Ojalá todas las previsiones se equivoquen y tengamos una recuperación rápida del mercado!”, señala nuestro entrevistado como para cambiar de asunto y recuperar la sonrisa. Así que aprovechamos para indagar en su biografía. Con suave acento andaluz, explica que estudió Derecho «convencido de que no iba a ejercer» y de que la carrera le iba a «alumbrar» hacia «un posible camino de empresario, que era a lo que tenía intención de dedicarme».
ESPECIALISTA EN MOTIVACIÓN
De su padre heredó el amor por la profesión: «De él aprendí muchísimo». Y en el año 2012, le surgió la oportunidad de emprender la andadura con su propio proyecto en el otro extremo del país, en Oiartzun. Un proyecto que amplió cuando hizo su “primera incursión en Navarra en 2006″ y adquirió «el antiguo y laureado concesionario y servicio oficial de BMW Auto Olmo«. «Tenía clientes de toda España, era una marca mítica para los amantes de los BMW y los fanáticos del E30», rememora. Ya en 2017, consolidó su presencia al hacerse con la mayoría del capital del concesionario Archueta y poco después compró la totalidad de las acciones para transformar la empresa bajo la marca Lurauto.
«Me puedes encontrar en el taller con el chapista, haciendo algo de lo que hacía mi padre. Ese es para mí el mejor desestresante».
Se encontró con una empresa que necesitaba una gran renovación “tanto en lo material como lo humano”. Y comenta que las circunstancias han hecho que se convierta en un especialista en transformar equipos desmotivados.
En este sentido, asegura que se siente muy orgulloso del ambiente que existe entre sus empleados, en un 80 % procedentes de Archueta. De hecho, se han reunido «con alegría» cuando el desconfinamiento lo ha permitido “porque se reconocen casi como una familia, no solo como un equipo laboral”.
Eso sí, para trabajar a su lado “te tiene que apasionar esto». Si no, «es mejor que lo dejes”. También pide a los integrantes de la plantilla “que conozcan el proyecto, que compartan el dinamismo de una empresa que ha tenido un crecimiento brutal y que vean que Lurauto no es un concesionario al uso, sino que hace las cosas de manera muy distinta”.
Su forma de ser, que le lleva a estar en el despacho solo lo imprescindible, aumenta su proximidad con los empleados: “Me puedes encontrar en el taller con el chapista, haciendo algo de lo que hacía mi padre. Ese es para mí el mejor desestresante. Incluso si hay una bulla, me pongo a lavar un coche o lo que haga falta. Además, es la mejor forma de reconocer el esfuerzo y el trabajo de cada uno”.
DE GRANADA A OIARTZUN
“Intentamos ser los mejores profesionales posibles y orientarnos a lo que siempre ha sido mi vocación, el servicio al cliente. Disfruto ofreciendo el máximo en lo que se refiere a las necesidades de movilidad de una persona: desde el asesoramiento, que con una marca como BMW es muy fácil, hasta la forma de compra. Y, de ahí en adelante, todos los servicios que necesite los tiene a su disposición en Lurauto”. Servicios a los que ahora se suma uno nuevo, que han podido desarrollar durante el parón causado por el coronavirus, de alquiler exclusivo para clientes. “Les dará la oportunidad de contar con un coche más grande o más pequeño para hacer un viaje o disfrutar de un fin de semana. Lo que precise”.
Está claro que se entusiasma cuando habla de su trabajo, así que intervenimos para volver a su biografía: ¿Por qué un granadino llega a Oiartzun y acaba en Pamplona? “El anterior propietario del concesionario de Oiartzun también era granadino. Tenía otras empresas, sobre todo inmobiliarias, pero la crisis del 2008 fue desmontando su ‘holding’ y el último concesionario que le quedó vivo fue el de Guipúzcoa. Poseía otro en Granada, que en 2009 mi familia estuvo a punto de comprar pero no nos cuadró, y mira. Tres años después encontré mi futuro fuera de mi tierra natal”.
«Un granadino en Euskadi la verdad es que chirría un poco, pero en Navarra estoy como en casa».
Aquí se siente «como uno más». «Un granadino en Euskadi la verdad es que chirría un poco, pero en Navarra estoy como en casa. Además, en los dos sitios hablamos con el ‘ico’. Pocos en mi tierra saben que cuando los Reyes Católicos conquistaron Granada, invitaron a señores aragoneses y navarros a que se instalaran en tierras que les regalaron allí. El ‘ico’ nuestro tiene su origen aquí”. Le confesamos que nosotros tampoco teníamos ni idea.
Añade que “la vida en la calle, tan alegre”, también asemeja ambas tierras. Incluso dice que el clima es parecido: “Tenemos muchos factores en común”. Luis Miguel García ya se ha hecho un hueco en nuestra sociedad y Lurauto patrocina y colabora en múltiples actividades deportivas y sociales. “Si eres generoso, la sociedad luego te lo devuelve”.
Al mismo tiempo, se muestra sincero y no oculta que, detrás de todo ello, también hay una estrategia de popularización: “Aunque me especialicé en un segmento prémium de la más alta calidad también en el servicio, mi filosofía es que el caché de BMW no se lo voy a quitar porque patrocine muchos maratones, sino que al ponerlo a pie de calle, cualquier persona que esté pensando en comprarse una marca generalista igual decide cambiar de opción y se pasa a BMW”. De su implicación con Navarra da muestra también el hecho de que Lurauto ha cedido ocho vehículos al Servicio Navarro de Salud durante la epidemia. “Somos una empresa comprometida, con una RSC y un sentido de la responsabilidad que hay que demostrarlo cuando llegan tiempos difíciles. No podía ser de otra manera”.
LA COPA COOPER LURAUTO
“A quien le gustan los coches le gusta la competición”, añade Luis Miguel García, quien se ha puesto al volante de un BMW “sin pretensiones de ocupar una plaza en el pódium, sino de disfrutar…». El problema es que, «una vez estás ahí, te vienes arriba». Una experiencia que le ha llevado a descubrir que la mejor forma de incentivar al equipo de postventa era tener un vehículo de carreras.
Se entusiasma al relatarnos cómo logró que BMW Ibérica le cediera un MINI de competición “que estaba muerto de risa, arrinconado”. Y así crearon una modesta escudería, que se iba a poniendo a punto los fines de semana. “Todo de forma voluntaria y fuera del horario de trabajo. Resultó ser mejor incentivo participar en alguna prueba que el económico”. En 2016, incluso corrieron en el Campeonato de España de Resistencia: “Nos animamos y conseguimos un modelo supercodiciado, un BMW M235 Racing nuevo, directo de Motorsport BMW”. Luego sumarían otro coche al equipo.
«Somos una empresa comprometida, con un sentido de la responsabilidad que hay que demostrarlo cuando llegan tiempos difíciles».
Pero su gran proyecto para los circuitos también se ha visto infectado por el coronavirus. “Desde hace algo más de año y medio nos marcamos el reto de desarrollar una copa monomarca, la Copa Cooper”, cuyo inicio estaba previsto para el 2 de mayo en Los Arcos y con cuatro pruebas más en otras tantas pistas. Lurauto ya ha vendido diecinueve minis preparados para disputarla, todos iguales. “Es fantástico. Son unos coches sencillos, económicos, con chispa en el circuito y que satisfacen tanto al piloto profesional como a cualquier aficionado al motor”. Nos cuenta sus planes, un acto de entrega y rodada de los vehículos en Los Arcos; con presencia de un equipo de competición; un mitin en el Jarama; “y la Copa, que era un proyecto a tres años, la enfocaremos de 2021 a 2023”. Él mismo será uno de los participantes. Tras despedirnos, nos colamos en la exposición para admirar el espectacular BMW M235, que espera ansioso poder salir del confinamiento.