domingo, 28 abril 2024

Patricia Fraile «luze» hospitalidad

Eran siete en un hogar donde, además, siempre había invitados. Por eso, pronto aprendió a ser una buena anfitriona y a aplicar aquellos valores que le habían enseñado sus padres y que hoy, como CEO del Grupo Luze, continúa cultivando. "Inquieta", amante de los viajes y de la moda, antes de adentrarse en el sector hotelero trabajó en Zara, Monsoon Accessorize, Neck & Neck o Cortefiel. En esta entrevista, desgrana los proyectos actuales de su empresa, que facturó 15 millones en 2023 (un 7 % más que el año anterior) y espera crecer un 30 % en 2024.


Pamplona - 2 febrero, 2024 - 13:10

A sus 43 años, la CEO del Grupo Luze dice sentirse la mujer más afortunada del mundo. (Fotos: Sergio Martín)

La mayoría de las veces, nos movemos entre opuestos. La noche y el día, el frío y el calor, la oscuridad y la… ¿luz? Precisamente esta ha sido la encargada de guiar el camino de Patricia Fraile, que siempre, de alguna manera u otra, ha sentido su mundo iluminado. Su padre, a quien recuerda con una profunda devoción, fue uno de los faros que guio su travesía. Hoy, con el corazón repleto de vivencias felices, nos relata sus memorias.

Nació en Pamplona. Es la menor de cinco hermanos, que la cuidaban con «el cariño más grande que puede caber en el alma de una persona». Sus ojos irradian nostalgia cuando rememora cómo su hermana la sentaba sobre la cama, entre cojines, y jugaba a hacer de profesora. «Imaginaba que era su alumna y que me daba clase», ríe ahora. Como miembro de una familia numerosa, en su casa siempre había mucha gente: «Mis padres nos enseñaron a ser buenos anfitriones. Todos los días teníamos invitados y queríamos que se sintieran bien acogidos. Aunque éramos siete, solía haber platos para diez».

«Mis padres nos enseñaron a ser buenos anfitriones. Todos los días había invitados en casa y queríamos que se sintieran acogidos»

Se define como una mujer «muy inquieta». Tanto es así que, con tan solo 10 años, se marchó un mes de viaje a California, donde a pesar de que echaba de menos a sus padres aprendió a convertirse en una niña fuerte y valiente. «Desde ese momento, supe que quería viajar y explorar más lugares del planeta».

Por eso, cuando llegaba el verano, elegía un destino y comenzaba a explorar otras ciudades, otros idiomas, otras culturas. En Irlanda y Canadá convivió con familias de acogida y, gracias a estas experiencias, reafirmó lo importante que era para ella la vida familiar.

Con el tiempo, los números comenzaron a llamarle la atención. De hecho, el cálculo y el álgebra fueron sus grandes aliados durante su etapa escolar. Así, estudió Dirección y Administración de Empresas en la Universidad de Navarra y fue allí donde, de pronto, descubrió que el mundo del diseño textil era la opción que más encajaba con sus gustos y habilidades. Por eso, más tarde, optó por instruirse en este campo con un Máster en Business Administration por el Instituto Superior de Empresa y Moda (ISEM).

EL VIAJE QUE CAMBIÓ SU VIDA

Mientras barruntaba hacia dónde quería orientar su trayectoria, no abandonó ese instinto aventurero que tanto la había acompañado desde niña. De hecho, cuando se le presentó la oportunidad de marcharse de Erasmus, aceptó el reto sin pensárselo dos veces: «Escogí Australia como destino y fue lo mejor que he hecho en mi vida. Si no hubiese ido hasta allá, todo lo que me pasó después nunca habría sucedido».

«Cuando parece que no hay solución, siempre pasa algo que revierte la situación. Eso es lo bonito de tener fe y mantenerse positiva»

Se desplazó más de 15.700 kilómetros sin saber qué sería de ella. «No tenía alojamiento ni nada gestionado, solamente tres noches en un hotel. En cuanto llegué allí, me puse a buscar vivienda como una loca», relata. A pesar de que todo parecía perdido, la luz siempre ha aparecido en su vida en momentos determinantes. Y aquel no fue una excepción. «Cuando parece que no hay solución, siempre pasa algo que revierte la situación. Eso es lo bonito de tener fe y mantenerse positiva. Un día, iba caminando por la calle y escuché mi nombre. ‘¡Patricia! ¡Patricia!’. Me di la vuelta para ver quién me llamaba, y no me lo pude creer. ¡Eran dos amigos míos de Pamplona! Me habían reconocido por mi forma de caminar, que es un poco peculiar. Menos mal que me acogieron en su casa», rememora.

A nuestra protagonista le encantó Australia, pero un escalofrío recorre su cuerpo cuando vuelve a imaginarse rodeada de tantos animales. «Allí, todo es a lo grande. Las cucarachas parecen monstruos que vuelan, los murciélagos son gigantescos, los canguros imponen muchísimo, las arañas parece que vienen de otra dimensión… Los insectos tienen un tamaño desorbitado». Incluso tuvo un encontronazo con un tiburón la primera vez que hizo snorkel. «¡Casi me muero del susto!», exclama.

DE LONDRES A MADRID

Aquel Erasmus fue el germen que impulsó todos los viajes posteriores, que no fueron pocos. Su trayectoria profesional comenzó en Londres, en una tienda de Zara donde trabajaban alrededor de 200 personas. «Fue una experiencia increíble, pero quería moverme por otras áreas». Entonces fichó por Monsoon Accessorize, donde ocupó el cargo de Merchandise Distribution assistant. Pero, a pesar de que las tierras británicas le gustaban, llegó a un punto de inflexión. «Me di cuenta de que echaba de menos España», apostilla.

Regresó a su país natal, aunque primero probó suerte en Madrid. La empresa Neck & Neck le ofreció el puesto de product manager y, durante tres años, se encargó de crear la estructura de la colección junto con el departamento de Diseño, así como de gestionar franquicias y tiendas corporativas. Después, Cortefiel le propuso trabajar en el Departamento de Franquicias Internacional y, gracias a esa oportunidad, pudo continuar su itinerario como trotamundos. «México, Italia, Líbano, Egipto… Era un trabajo muy bonito porque había que visitar periódicamente a los franquiciados».

Amante del mundo de la moda, se inició en el sector hotelero hace cuatro años.

Después de trabajar en el mundo de la moda, la pamplonesa se adentró en el sector hotelero hace once años.

Madrid se ganó su corazón. De hecho, allí conoció a Álvaro, su actual marido. Narra su historia de amor como si, de nuevo, hubiese aparecido en su vida una luz. «Ya nos habíamos visto antes. Él estudiaba en la Universidad de Navarra y nos conocíamos de vista, pero hasta entonces nadie nos había presentado». Ambos vivieron aquellos años con una felicidad inabarcable, pero tuvieron que abandonar la capital. El padre de nuestra protagonista enfermó y se instalaron en su querida Pamplona, que tanto habían echado de menos. Dejar atrás una realidad para afrontar otra no siempre es fácil, pero Patricia se siente orgullosa y agradecida por haber podido cuidar de su padre, que tantos buenos recuerdos le ha dejado.

EL REGRESO A PAMPLONA

El Hotel AC Ciudad de Pamplona buscaba a una persona que lo liderase. Y, aunque nuestra invitada nunca había trabajado en el sector, la confianza que depositaron en ella hizo que aceptara el desafío de ser su general manager. «No conocía ese ámbito, tuve que aprender desde cero. Luego me di cuenta de que, al fin y al cabo, el trabajo no es tan distinto. En moda, las unidades de negocio son tiendas; aquí, hoteles». Sintió una conexión tan especial con el mundo hotelero que, al poco tiempo, empezó a dirigir el AC Hotel Zizur Mayor y el AC Hotel General Álava

En total, permaneció siete años en la cadena hasta que Jesús Berisa, presidente del Grupo Luze, quiso que se uniera a la firma, por aquel entonces aún EventsHotels. «Siempre me dejo guiar por el corazón, y algo me decía que debía quedarme aquí», subraya la actual CEO de la empresa.

«Lo más importante es que el invitado se sienta cuidado y bien acogido»

Trabajar en hotelería le recuerda a aquellos valores que, de niña, le habían inculcado sus padres. «Ya desde pequeña me enseñaron a ser buena anfitriona. Lo más importante es que el invitado se sienta cuidado y bien acogido», subraya. Precisamente por este motivo, la marca cambió su nombre el pasado noviembre: quería poner al usuario en el foco. «Lucir significa proyectar luz. La luz es energía, es necesaria, es positiva… Además, la iluminación no es la misma en Cádiz que en San Sebastián, y a nosotros la diversidad nos gusta”, detalla antes de permanecer en silencio unos breves instantes. Parece que la cadena hotelera le hizo percatarse de algo que, tras dar un sorbo a su café, decide compartir con nosotros: «¿Os cuento una cosa? A veces también pienso que la luz es una actitud».  

PROYECTOS ENTRE MANOS

Además del Hotel Luze El Toro, donde nuestra protagonista nos ha invitado a pasar la mañana, la compañía posee el Luze El Villa (Castejón), el antiguo Hotel Nicol’s de San Sebastián (que abrirá a finales de este año como Luze San Sebastián), el restaurante VerduArte y espacios de ocio como La Terraza de Baluarte. También gestiona la restauración de Sendaviva y Baluarte y, recientemente, anunció dos relevantes operaciones: el desembarco de la firma en Madrid, con la reapertura del antiguo Hotel Senator Castellana, y la adquisición del palacio Olabarri, en Bilbao, para construir en él un hotel de cinco estrellas. ¿Cómo se gestionan establecimientos tan diferentes? «Llevamos un control exhaustivo de la organización, hacemos presupuestos anuales, controles mensuales… Son muy distintos, pero la forma de trabajar es la misma», constata.

Con este último proyecto, Patricia se encuentra especialmente entusiasmada. Y no es para menos. Nuestra invitada, sonriente, augura que el hotel contará con más de cuarenta habitaciones y su apertura, si se cumplen los planes de la marca, tendrá lugar a finales de 2025. «Es un edificio de finales del siglo XIX que se sitúa frente al Guggenheim. Cuando lo vi, me enamoré. Sus techos altos, sus vidrieras, su escalera majestuosa… Creemos que va a gustar muchísimo».

«Hasta hace poco, teníamos dos hoteles. Ahora somos tres y en 2025 seremos cinco. Nos estamos haciendo más grandes»

Desde luego, el Grupo Luze tiene sus metas claras. Así lo demuestra nuestra protagonista cuando le preguntamos por el futuro. «Hasta hace poco, teníamos dos hoteles. Desde noviembre somos tres y, en 2025, seremos cinco. Nos estamos haciendo más grandes».

Las cifras respaldan sus palabras. El año pasado fue muy positivo: la cadena alcanzó los 15 millones de euros en facturación, un 7 % más que en 2022. Además, Patricia presiente que este va a ser un buen año. «Visualizamos un crecimiento del 30 %», pronostica.

Otro de los valores diferenciales de la cadena es el concepto pet friendly, implantado por Sara Martínez, anterior directora del Hotel Luze El Toro y actual directora del Hotel Luze Castellana Madrid. «Nos gusta hacer las cosas bien. Los clientes con mascota aquí se encuentran bien acogidos. Agradecen mucho poder llevarla de vacaciones. Queremos seguir siendo la marca hotelera navarra de referencia».

Feliz tras repasar sus memorias y sus propósitos, asegura que, a sus 43 años, se siente «la mujer más afortunada del mundo». En gran parte también por ser madre de dos hijas «preciosas» que, como su marido, irrumpieron en su vida para iluminarla. Pero la luz también le llega de otros lugares, quizá más abstractos. Así nos lo cuenta tras destacar que el mundo espiritual es una de sus prioridades más altas. «Mi aspiración diaria es cuidar de la gente. Eso es lo que me enseñan mis creencias y lo que me inculcó mi familia. Por ejemplo, quiero que tú te vayas de esta entrevista más contenta de lo que has venido». Me despido de mi tocaya con una sonrisa radiante. Hoy ha cumplido su misión.


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