El perfil de la persona emprendedora en Economía Social en Navarra es el de alguien con experiencia laboral consolidada, cultura del esfuerzo y visión a largo plazo. Se trata, además, de alguien que crea su cooperativa para crecer y desarrollarse colectivamente tanto en lo profesional como en lo personal. Esta fue una de las conclusiones del Encuentro Anual de Empresas de Economía Social de Reciente Creación, organizado este jueves por la Asociación de Empresas de Economía Social de Navarra (ANEL). Un foro donde su presidente, Ignacio Ugalde, destacó “la capacidad que tiene este modelo de atraer el talento y generar igualdad de oportunidades desde la diversidad”. «Es el único que ha crecido más de un 50 % en los últimos años», comentó.
En los últimos tres años, Navarra ha sumado 269 compañías de Economía Social
A este respecto, Ugalde resaltó la creación de 269 nuevas empresas de Economía Social en los últimos tres años, a pesar “de las dificultades generadas por la pandemia”: “Crear una empresa de Economía Social siempre tiene un plus de compromiso con unos valores y una forma de entender la vida donde las personas son el centro. Supone un reto pero es también su mayor fortaleza”.
En concreto, en el último año se crearon 81 empresas de Economía Social con 185 personas socias-trabajadoras, cifra que está por encima de la previsiones recogidas en el II Plan Integral de Economía Social de Navarra..
EL ANÁLISIS
La cita de este jueves en la sede de ANEL Formación reunió a representantes de diecisiete cooperativas constituidas en 2022. Reflejó, además, la diversidad de este modelo en Navarra, ya que las iniciativas presentadas abarcan todo tipo de sectores de actividad, desde servicios y comercio hasta industria e innovación. Igualmente, están presentes en todas las comarcas y en ellas conviven personas socias-trabajadoras con diferentes orígenes y culturas.
Pero, como afirmó Ugalde, hay “un claro elemento común”, ya que “en su mayor parte se trata de profesionales con experiencia que quieren ir más allá en su desarrollo laboral y personal”. En ese sentido, desde ANEL han detectado una tendencia que “hace que la Economía Social y el cooperativismo estén atrayendo talento sostenible”. Es decir, a personas que tienen en mente un proyecto sólido, con visión de largo plazo «y que creen en la cooperación”: «Incluso percibimos una renovación en negocios considerados tradicionales a los que el cooperativismo aporta una forma diferente de hacer las cosas, que conecta mejor con las personas y sus necesidades en un mundo en transición”.
Otro aspecto reseñable es que el cooperativismo se ha consolidado como «la mejor fórmula para la innovación social» tanto en entornos urbanos como rurales, con iniciativas en las que participan agentes locales, personas emprendedoras y usuarias. “Las cooperativas están generando proyectos energéticos y medioambientales innovadores y sostenibles, aportando soluciones frente al envejecimiento de los territorios, recuperando el comercio local y haciéndolo más comunitario y creando servicios descentralizados que de otra forma no llegarían a barrios y pueblos”, finalizó.
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