El tejido empresarial navarro observa con preocupación el aumento del precio de la electricidad. Solo en octubre, la cifra ha superado la barrera de los 200 euros por MWh en veintún ocasiones. Así, este mes se convierte en el más caro de la historia, con un precio medio situado en los 207,94 euros por MWh. Una crisis que se agudiza cada vez más por el encarecimiento del gas en los mercados internacionales y el aumento del precio de los derechos de emisión de CO2, situaciones a las que se añade la alarma generada por la reciente aprobación del Real Decreto 17/2021.
El contexto actual ha espoleado, asimismo, la demanda de sistemas de autoconsumo. Según el registro de instalaciones de autoconsumo de energía eléctrica que posee el Gobierno de Navarra, actualizado a 22 de octubre, hay un total de 1.441, una cifra que duplica la registrada en diciembre de 2020 (661).
El grueso de estas, un 66,8 %, pertenecen a hogares, mientras que la industria concentra el 9,1 %; los servicios públicos, el 9 %; el comercio, el 5,4 %; la construcción, el 2,3 %; la ganadería, 2,5 %; la energía, el 1 %; los servicios empresariales, el 0,9 %; los transportes, el 0,8 %; la hostelería, el 0,8 %; las comunicaciones, el 0,5 %; la educación, el 0,3 %; otros servicios, el 0,3 %; la sanidad, el 0,2 %; depósitos y almacenes, el 0,1 %; y las industrias extractivas, el 0,1 %. Todos estos sistemas suman una potencia total aproximada de 40 MW, de los que la industria aglutina el 59 %, seguida por los hogares, con un 9,5 %, y el comercio, con un 8,4 %.
BeePlanet Factory espera sobrepasar los 1,5 MWh de baterías de segunda vida instaladas en 2021, así como «doblar esa cifra el año que viene».
Al mismo tiempo, se espera que el autoconsumo en el ámbito empresarial experimente un «mayor crecimiento» en 2022. ¿El motivo? Las tecnologías de almacenamiento energético se están abaratando. Entre ellas destaca el caso de las baterías, cuyo coste descenderá hasta un 90 % en los próximos años, según augura McKinsey & Company.
Se trata de una tendencia que también detectan desde la firma navarra BeePlanet Factory. De hecho, esta espera sobrepasar los 1,5 MWh de baterías de segunda vida instaladas y «doblar esa cifra el año que viene». Así lo explica Alfonso Urrizburu, su director de Desarrollo de Negocio, a Navarra Capital: «En una vivienda, ya se puede tener independencia energética y nosotros ya tenemos clientes con una autosuficiencia de la red total. Aunque este es un escenario aún muy lejano para las empresas, se pueden llegar a ratios de autoconsumo por encima del 50 %, gracias al almacenamiento acoplado a una instalación de generación renovable«.
LOS CONSEJOS
Así mismo, existen otras alternativas que pueden implementarse a un menor precio. «El consumo de electricidad se puede reducir también mediante el uso de dispositivos más eficientes como las luminarias LED, la mejora o instalación de aislamientos para evitar pérdidas de energía o el reaprovechamiento de focos de energía (calor o electricidad) para otras actividades», enumera Urrizburu.
En esa misma línea, destaca la figura de las comunidades energéticas locales. Así lo explica Maite García, ingeniera industrial y responsable del equipo de Energía, Tecnologías Químicas y de Fabricación en Zabala Innovation Consulting: «Se trata de entidades jurídicas de participación voluntaria y abierta, donde el control efectivo lo ejercen miembros que pueden ser personas físicas, pymes o autoridades locales».
Dichos participantes deben implicarse «de manera directa» en la puesta en marcha de medidas para implantar las energías renovables en la producción, consumo o comercialización de energía eléctrica, térmica (calefacción), mecánica o combustible (biogás). Así mismo, colaboran en el desarrollo de medidas para la eficiencia energética y la movilidad sostenible de sus socios. «Por eso, este tipo de organizaciones fomentan su ahorro y contribuyen al desarrollo de la generación distribuida, al mismo tiempo que reducen enormemente la dependencia energética y cumplen sus objetivos energéticos y medioambientales», añade.
LAS AYUDAS ESTATALES
No obstante, la reducción de la factura de luz en las empresas debe abordarse principalmente desde tres frentes, indica García. El primero es la generación distribuida: «Debemos aprovechar al máximo el potencial de generación en cada emplazamiento, acercando la generación de la energía al punto de consumo. El sol y el viento son recursos naturales de los que debemos tomar partida, más allá de los grandes parques de producción».
Maite García (Zabala Innovation): «La buena noticia es que las empresas navarras podrán disponer de fondos hasta 2023″.
En este sentido, el almacenamiento energético se convierte en el segundo aspecto clave, ya que permite «casar la generación con la demanda y poder modular los picos del precio de la electricidad».
Y, por último, se debe hacer un uso racional de la energía en las actividades del negocio: «Nos tiene que costar menos kilovatios hora fabricar nuestros productos. Este menor consumo se consigue mediante tecnologías más eficientes y sistemas de control de la energía que permitan gastar solo cuando sea necesario».
Todas estas prácticas conllevan inversiones en instalaciones. «Pero la buena noticia es que las empresas navarras podrán disponer de fondos que apoyan esta estrategia y están abiertos hasta el año 2023», concluye la ingeniera industrial.
En concreto, el anteproyecto de los Presupuestos Generales del Estado para 2022 ya plantea como actuación «la ayuda a empresas privadas para almacenamiento energético, con un presupuesto de 289 millones de euros, que se unen a los 107 millones ya liberados en 2021», explica García. Por eso, tanto esta como Urrizburu impartieron el pasado viernes un webinar sobre cómo gestionar las subvenciones que otorga el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) a proyectos dirigidos a la industria y al sector primario.
Las ayudas al almacenamiento para empresas pueden abarcar entre un 45 % y un 65 % de la inversión total.
Las ayudas del IDAE al almacenamiento para empresas varían entre un 45 % y un 65 % de la inversión, «pero es importante tener en cuenta que el derecho de cobrar la subvención implica una serie de compromisos», apostilla García, que hace hincapié en dos aspectos a considerar antes de solicitar las ayudas. En primer lugar, las compañías deben evitar tener un compromiso en firme de ejecución con un proveedor antes de haber presentado la petición: «Es recomendable planificar bien los pasos y alinearnos con los tiempos de las convocatorias».
En segundo lugar, siempre hay que tener en cuenta que el proceso no termina al lograr el visto bueno de la subvención, sino cuando se cobra. «Y ahí entra en juego la importancia de tener una buena trazabilidad de las actuaciones y realizar una correcta justificación para que no haya sorpresas al final del trayecto», apunta. A este respecto, Urrizburu hace hincapié en «la obligatoriedad de presentar un plan estratégico para instalaciones de más de 100kW, donde hay que identificar el impacto ambiental del almacenamiento».
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