miércoles, 11 diciembre 2024

Reconociendo a Eduardo Azanza

Es cofundador y CEO de una de las empresas navarras más relevantes en el campo de la tecnología: das-Nano. De hecho, se ha posicionado como una de las mejores del mundo en un sector ultracompetitivo, donde tiene como rivales a compañías gigantes. Y todo ello gracias a distintas soluciones como sus sistemas biométricos de verificación digital de la identidad. La firma cuenta ya con 130 empleados de altísima cualificación. De ahí que a Azanza le preocupe la escasez de profesionales en el ámbito STEM para atender la alta demanda de especialistas en el ámbito de la digitalización.


Pamplona - 24 abril, 2021 - 00:05

Artículo patrocinado por BANCO SABADELL

La firma navarra das-Nano apuesta por las tres 'T': talento, tecnología y trabajo. (Fotos: Ana Osés)

Por un lado, das-Nano se dedica al desarrollo de sistemas basados en las ondas de terahercios, las situadas en el espectro electromagnético en la banda entre los infrarrojos y las microondas, con propiedades únicas porque permiten ver a través de superficies opacas de diversos materiales. Volkswagen Navarra ya cuenta con un equipo robotizado, dotado de un emisor de ondas para medir el espesor de la capas de pintura y detectar cualquier posible anomalía. La segunda línea de negocio son los aparatos de verificación digital de la identidad mediante biometrías faciales o de voz, de la que se ocupa Veridas, una joint venture formada junto a BBVA.

Al llegar a la empresa, su CEO, Eduardo Azanza, y la recepcionista nos hacen una demostración práctica de cómo funciona el sistema para permitir o denegar el acceso a un lugar mediante el reconocimiento facial. Y, después, la simulación de una operación bancaria totalmente segura a través del móvil sin necesidad de contraseñas ni claves. Basta con dictarle las órdenes para que identifique la voz y autorice el trámite a realizar.

A los profanos en estas cuestiones nos parece cosa de magia, pero no hay trucos sino ciencia, tecnología y un toque de genialidad. Son tantas las posibles aplicaciones de las biometrías que enumera Azanza que nos preguntamos si tendrán razón quienes dicen que el Gran Hermano nos vigila cada vez más, como pronosticaba Orwell en su ‘1984’: “Lo primero que habría que decirles es que las tecnologías de reconocimiento biométrico actuales son seguras por defecto. Es inseguro usar ‘passwords’ o las tarjetas de acceso. Nosotros procesamos una cara o una voz para obtener un vector numérico que es irreversible. Si se pierde o si lo robaran, nadie podría hacer nada con eso, ni siquiera nosotros podemos recuperar el rostro que está detrás”.

“Es importante conocer y formar en riesgos y mitos. Si no, todo es un desastre, todo es conspiranoia”.

Añade que la Unión Europea califica como de alto riesgo el uso de estas técnicas para vigilancias masivas. “Por eso están súper reguladas” con directivas sobre protección de datos, seguridad, blanqueo de capitales o la de servicios digitales, ante las que das-Nano está certificada. Precisa que es una tecnología que identifica a la persona al 99,9 %. Y lo hace “sin sesgo entre razas, ya que nosotros somos muy malos reconociendo caras asiáticas o de raza negra, pero el sistema no”. Además, no hacen un perfilado de las personas, como las cookies y los historiales de navegación: “Se está poniendo el foco en el reconocimiento facial cuando es una herramienta que está impidiendo que los menores jueguen ‘online’ o el blanqueo de capitales y el fraude, que permite acceder a un recinto de forma segura y que no lo haga ningún extraño, por poner algunos ejemplos. Y todo eso con consentimiento, observando una ética estricta y con una tecnología segura intrínsecamente”.

TEORÍAS DE LA CONSPIRACIÓN

El énfasis de Eduardo Azanza nos lleva a medio excusarnos. El argumento: hay tantas teorías de la conspiración que ya no sabemos a qué atenernos. Y eso nos da pie para preguntarle qué siente ante disparates como el de que nos van a introducir un chip con la vacuna del coronavirus y con el 5G. Sin intentar rebatir nada, se limita a señalar, bajando la voz y como con cierto fastidio, que “se dicen tantas barbaridades…”. Es quizá la respuesta más adecuada, ignorarlas junto a sus propagadores. Aunque, tras una pausa, agrega que “es importante conocer y formar en riesgos y mitos porque, si no todo, es un desastre, todo es conspiranoia”. Por eso, “frente a los mitos realidades, frente a los riesgos oportunidades”.

El CEO de la empresa pone en valor el alto nivel de los ingenieros formados en Navarra.

El CEO de la empresa pone en valor el alto nivel de los ingenieros formados en Navarra.

Ya conocemos algo de la empresa, pero todavía casi nada de su CEO. Con unas pocas frases resume su biografía y trayectoria profesional: “Nací, crecí y estudié en Pamplona, soy ingeniero industrial mecánico, de tuercas y tornillos, y tuve la suerte de que ya con el proyecto de fin de carrera, en 1999, pude entrar en EHN cuando estaba dando sus primeros pasos en la parte industrial. Eso es hoy Acciona Windpower. Estuve hasta 2012, cuando Esteban Morrás y yo creamos das-Nano”. En realidad llevaban dos años, desde que Morrás dejó sus responsabilidades en Acciona, dando vueltas a la idea de crear “una compañía con raíces profundas”. “Hablábamos de que podríamos hacer algo, tampoco sabíamos muy bien qué, pero sí que tuviera las tres ‘T’: talento, trabajo y tecnología“.

“No se puede hacer un edificio solo con arquitectos y cemento, ¿verdad? Pues en esa situación estamos en el mundo digital”.

Reparamos en que, además de Eduardo Azanza, varias de las personas que hemos entrevistado últimamente habían estudiado Ingeniería en la Universidad Pública de Navarra y están al frente de empresas punteras: Íñigo Ayerra, Daniel Antoñanzas, Ana Goyen, Miguel Ángel Grijalba, Santiago Osés… Comentamos que debería reconocerse la gran aportación de la UPNA al desarrollo tecnológico e industrial de Navarra y el CEO de das-Nano se muestra “totalmente” de acuerdo. “Lo digo con orgullo. He sido alumno y fui profesor asociado cinco años. Sin la UPNA, el desarrollo de las renovables no hubiera sido posible, por ejemplo, porque no existirían las personas con la preparación necesaria. Y en cuanto a la calidad de los egresados, he viajado por todo el mundo con nuestros equipos tanto de la parte renovable como de la digital y, en ningún momento, he sentido que estuvieran menos cualificados. Eran tan buenos como los mejores, por no decir que eran los mejores porque entonces ya seríamos de Bilbao”, proclama sonriente pero sin pasar a la risa, ya que se muestra moderado en gestos y expresiones. Diplomáticamente, alude también a la contribución de la Universidad de Navarra y opina que “la competencia entre las dos es sana”.

Pero decrece el número de estudiantes que eligen carreras STEM, cuando hay “100.000 puestos de trabajo sin cubrir en España y un paro juvenil del 39 %”. Desgraciadamente, “en eso somos líderes en Europa”. No se queda en el lamento. Das-Nano trata de promover vocaciones tempranas impartiendo charlas sobre inteligencia artificial y programación al alumnado de 3º de la ESO, una iniciativa que se enmarca en las actividades de la Fundación Luzia, que busca precisamente despertar esas vocaciones. “No son carreras para gente superlista. Son difíciles, pero nada se consigue sin esfuerzo. Lo que no es lógico es que generemos una bolsa de titulados en profesiones de difícil salida laboral, con la consiguiente frustración”.

LOS ALBAÑILES DIGITALES

Azanza advierte de que España no tiene “suficiente talento” preparado para atender lo que hoy necesita el país, sobre todo cuando está previsto “dedicar la mitad de la barbaridad de dinero” que va a llegar de Bruselas a digitalización. “Haciendo un cálculo rápido, eso daría trabajo a medio millón de personas. No tenemos esa gente, ¿a qué vamos a dedicar los fondos?”. Propone formar a medio millón de “albañiles digitales“, personas que aunque tienen otra formación pueden hacer cosas en un mundo digital que les parece inalcanzable. Pues no lo es, bastaría con una capacitación inicial de entre seis y nueve meses. Es una oportunidad extraordinaria para generar muchísimo trabajo de calidad y bien pagado, unos 36.000 euros de media. “No se puede hacer un edificio solo con arquitectos y cemento, ¿verdad? Pues en esa situación estamos en el mundo digital”, expone gráficamente.

“Hay gente que nos viene con cantos de sirena ¡oye, podríais hacer…! Sí, podríamos hacerlo, pero no ahora”.

Volvemos a das-Nano. No tiene todavía diez años y ya ha conseguido el reconocimiento mundial por sus soluciones tecnológicas. Es más, el National Institute of Standards and Technology (NIST) la ha situado entre las mejores del mundo en su campo de actividad, pero Azanza baja el balón al césped: “Bueno, estamos en un proceso de consolidación. Dijimos que queríamos hacer una empresa de tecnología y que vengan a trabajar los mejores. Eso ya lo hemos conseguido. No dijimos ‘vamos a hacer una empresa que gane mucho dinero’. Hemos despegado, pero aún no hemos cogido velocidad de crucero“. El mercado en el que se mueve es competitivo en extremo y tiene que pelearse con gigantes, pero ya se ha impuesto a Microsoft y Nuance al adjudicarse un concurso de Deutsche Telekom para el reconocimiento facial y auditivo de sus clientes: “Y, hace unos días, Microsoft ha comprado Nuance por 12.000 millones de dólares, para que nos hagamos a la idea del tamaño de nuestros rivales”.

El sistema de reconocimiento facial de das-Nano está considerado como uno de los mejores del mundo.

Acto seguido, hace una matización. “Al final, compites con equipos de esos gigantes que tampoco es que tengan una enorme diferencia con nosotros, más allá de la capacidad financiera y de llegada comercial al cliente. De nada sirve que tengamos aquí, en Tajonar, el mejor sistema de reconocimiento facial del mundo, que lo tenemos, si no conseguimos que se sepa. Microsoft cuenta con un altavoz que se oye por todas partes. Nosotros ni un megáfono. Disponemos de los componentes tecnológicos, ahora pero ahora tenemos que vendernos más y mejor”. Por el momento, la compañía ya está presente en Estados Unidos y diversos países europeos y de Sudamérica. “Son operaciones muy tímidas, con recursos muy limitados, pero se trata de los grandes mercados en los que tenemos que darnos a conocer. Estados Unidos compra el 50 % del ‘software’ que se produce en el mundo”, analiza.

No obstante, la pandemia ha ralentizado sus planes de crecimiento en el momento más inoportuno. “La parte más física, tanto nuestro negocio de accesos como el del terahercio, sufrieron mucho en 2020 porque están más ligada a inversiones. En accesos, teníamos toda la tecnología lista justo en febrero de 2020 para salir al mercado a tope. Hubo mucho interés, pero nadie compró nada. En la parte de las ondas del terahercio, una vez hecha la instalación en Volkswagen también ha habido un gran interés por parte de otros fabricantes, pero todo el mundo está revisando sus inversiones“. Eso sí, espera aumentar su cifra de negocio este año.

“La industria eólica está en los años 30 del siglo pasado si se compara con la del automóvil”.

¿Qué es lo siguiente con lo que nos va a asombrar das-Nano? De nuevo, nos devuelve a la realidad: “Como todo los que hemos hecho es tan radicalmente profundo en lo tecnológico, tanto en la parte del terahercio como en la biometría y accesos, estamos muy muy enfocados. Hay gente que nos viene con cantos de sirena: ‘¡Oye, podríais hacer…!’. Sí, podríamos hacerlo, pero no ahora. Nuestro avión está recién despegado y tenemos que alcanzar la altura de crucero. Una vez que la consigamos ya veremos, ahora no podemos despistarnos porque, si no, nos estrellaríamos”.

No vamos a sumarnos al coro de sirenas, pero es que a Azanza le gustan, y mucho, los coches. Tal vez por ahí… Su negativa es una carcajada, tras la que justifica su afición: “La del automóvil es la mejor industria que existe. Por el precio de un vehículo no puedes comprar una máquina más compleja. Por 9.000 euros tienes un motor, que es una caldera que funciona a 3.000 bares, con turbo, partes móviles, termodinámica, suspensiones, tecnología, dispositivos electrónicos, pantallas, teclados… Es una máquina superperfecta. Cualquier otra industria debe mirarse en ella. Yo trabajé casi trece años en la eólica, que es fantástica. Bueno, pues todavía está en los años 30 del siglo pasado si se compara con la del automóvil en materia de automatización, control de calidad, estandarización…”. Nos vamos con la duda, porque a modo de remate dice que “fabricar un coche va a ser muy fácil, es una cuestión de ‘software’, batería y motor”.

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