Más allá de las cuevas de Zugarramurdi, donde tenían lugar los famosos aquelarres de brujas, existen lugares menos conocidos que guardan vestigios de tiempos pasados que merecen ser descubiertos. Los rincones de nuestra tierra encierran historias fascinantes que nos transportarán a épocas pasadas y a eventos históricos que han tenido lugar a lo largo del territorio navarro.
Estas rutas en Navarra no solo te conectarán con la increíble naturaleza de nuestro territorio, sino que también te llevarán a explorar momentos históricos y a descubrir los secretos que, de cierta manera, han moldeado nuestro presente.
El Camino de los Contrabandistas de Isaba
Dejando atrás una preciosa panorámica del pueblo de Isaba, comienza la aventura para realizar el sendero que antaño utilizaban los roncaleses y las roncalesas para varios quehaceres. Algunos vecinos únicamente lo empleaban para subir el rebaño a las montañas, mientras que otros lo utilizaban con fines lucrativos. De ahí el nombre que asume el camino, ya que los contrabandistas lo utilizaban para comerciar. Se trata de una variante del Camino Real entre Arrakogoiti e Isaba, que atraviesa las montañas ofreciendo inmejorables vistas que recorren todo lo alto del cordal que separa los valles de Belagua y Mintxate. Se pueden realizar diferentes variaciones de la ruta, pero atravesarla suma 18 kilómetros, por lo que no la recomendamos para personas sin previa experiencia en la montaña.

Vistas de los Pirineos nevados desde la ruta de los contrabandistas de Isaba.
Tributo de las Tres Vacas
Cada año, el 13 de julio, se revive una tradición centenaria en la Pierre de Saint Martin, cerca de Belagua, conocida como el Tributo de las Tres Vacas. Este tratado, considerado el más antiguo de Europa aún en vigor, surgió como compensación por antiguas disputas entre el valle de Roncal, en Navarra, y el de Baretous, en Francia. Desde 1375, los franceses han cumplido con la entrega de tres vacas cada julio, como parte del acuerdo que permite el uso de pastos y aguas navarras durante cuatro semanas al año. Además de esta ceremonia, la zona ofrece innumerables posibilidades para realizar caminatas, como la ascensión a la cima del Pic d’Anie (2.507m), conocido en euskera como Auñamendi, con inicio y fin en el lugar del tributo.
Castillo de Amaiur
El castillo de Amaiur desempeñó un papel crucial en la historia de Navarra. Fue una fortaleza estratégica durante los conflictos fronterizos entre Navarra y Castilla. Durante la batalla de Amaiur, en 1522, las fuerzas navarras resistieron el asedio castellano durante varios días, pero finalmente sucumbieron, marcando el fin de la resistencia navarra frente a la anexión castellana. Visitar este monumento tras subir al monte Alkurruntz (934m) en una ruta circular de 17 kilómetros, que parte y termina en el pueblo de Amaiur, pasando por el castillo y recorriendo los senderos que marcaron el futuro de Navarra, resulta un plan irresistible.
Monumento a Roldán
En Navarra, el Monumento a Roldán honra la figura legendaria de fuerza sobrehumana, protagonista de numerosas historias y mitos de nuestro folclore. Según la leyenda, Roldán, conocido por sus hazañas en la batalla, pasó su juventud en una cueva, alimentándose de la leche de una cabra, lo que le otorgó su fuerza. Durante la conquista de Navarra por Carlomagno, intentó demoler una iglesia en un pueblo, subiendo a la Higa de Monreal con un enorme peñasco, pero resbaló y ambos cayeron a la villa de Urroz. Desde el monumento, construido hace casi sesenta años por Cándido Ayestarán, una ruta lleva a la histórica Capilla de San Salvador en el Alto de Ibañeta, ofreciendo la oportunidad de explorar la rica historia y la belleza natural de la región. Desde el propio monumento se puede completar la ruta subiendo a alguno de los montes cercanos como Mendimotz (1.492m), Orzanzurieta (1.567m), entre otros.

Senda que te lleva hasta el monumento a Roldán en Roncesvalles.
Base militar del alto de Gorramendi
En el alto de Gorramendi hubo una instalación militar estratégica operada por el ejército de los Estados Unidos durante la Guerra Fría. Esta base albergaba radares que tenían como objetivo principal controlar el espacio aéreo del norte de África, proporcionando información crucial para la vigilancia y defensa en la región. Se estableció en el contexto de las tensiones geopolíticas entre bloques durante la Guerra Fría, aunque la base ya no está operativa, su legado perdura en la memoria histórica de la región. El lugar permite numerosas rutas, como por ejemplo, la rápida ascensión al pico de Alkurruntz (934 m) que suma 5 kilómetros.
Castillo de Monreal
Esta fortificación fue residencia de monarcas en el antiguo Reino de Navarra y aunque se desconoce qué rey ordenó su construcción, “existen evidencias históricas que indican que en el siglo XIII ya estaba erigida”, concretan desde el ayuntamiento de la localidad. Para llegar hasta ella, proponemos una ruta que primero pasa por la Higa de Monreal (1.295m), también conocida como Elomendi, y luego termina visitando estas ruinas, que se encuentran muy cerca del pueblo de Monreal. Se trata de una ruta circular de aproximadamente 10 kilómetros que asciende hasta la Higa por las cadenas, es decir, por la parte trasera y no la tradicional.
Sobre el castillo: Comenzó como una torre defensiva y, con el tiempo, se amplió para ser una residencia temporal de monarcas navarros, además de servir como cárcel y ceca. Sufrió muchos asedios y fue escenario de eventos significativos, como las cortes generales convocadas por Carlos III el Noble en 1401. En 1521, Carlos I ordenó su demolición. Durante la Guerra de la Independencia, en 1812, tropas francesas se refugiaron en sus ruinas, pero en diciembre de ese año fueron expulsadas por el general Espoz y Mina.

Restos del castillo de Monreal, una fortificación que fue residencia de monarcas en el antiguo Reino de Navarra
Cueva de la Mora
Una de la fabulas del famoso poeta andaluz del Romanticismo Gustavo Adolfo Bécquer se encuentra en la Cueva de la Mora en Fitero. Para llegar hasta allí se puede realizar una ruta fácil y marcada que parte desde un almacén de la propia localidad sumando una caminata de recorrido circular de diez kilómetros escasos.
La leyenda de esta cueva narra la trágica historia de Zaydía, una hermosa mora que se enamora del joven caballero cristiano Álvar durante la Reconquista. Descubierta su relación por su padre, Zaydía se refugia en esta cueva en las montañas para proteger a su amado. Sin embargo, Álvar es capturado y muere en la batalla, dejando a Zaydía sola y desolada. La leyenda cuenta que su espíritu aún habita la cueva, y en noches de luna llena, su figura aparece cantando canciones de amor y desesperación, buscando a su amado perdido.
Castillo de Aixita
Ubicada en la Hermana Mayor (Irurzun). ¿No la conoces? Se trata de dos paredes verticales que se encuentran en esta localidad de la Sakana. Concretamente, las ruinas de esta fortificación se hallan en la más alta de las dos, a 665 metros. La ruta hasta la cima es muy sencilla, está señalizada y es apta para realizarla en familia, sumando poco más de cinco kilómetros desde el pueblo vecino de Etxeberri.
La fortaleza de Aixita sirvió como atalaya defensiva de la cuenca de Pamplona entre los siglos X y XVI. Y desde este lugar se vigilaba el paso del Larraun y el de Oskia, además de controlar el corredor de Arakil. Formaba parte de un vasto sistema de torres y fortalezas de vigilancia del Reino de Navarra.

Donald Cecil Broadbent Walker, Wing Commander de la Royal Air Force, lleva enterrado en Peña desde 1943.
Pueblo abandonado de Peña
Cerca de Sangüesa, se encuentra el despoblado y encantador pueblo de Peña. Realizando un recorrido circular por la desconocida sierra del mismo nombre, se puede atravesar este idílico lugar que aguarda la tumba de un aviador británico que se estrelló en la localidad durante la Segunda Guerra Mundial y falleció. En sus inicios, el pueblo de Peña surgió como puesto de vigilancia contra los musulmanes en el siglo XI, y también ha servido de defensa contra Aragón. Desde los años 50, el lugar se encuentra deshabitado.
Fue el 11 de noviembre de 1943, cuando el piloto Donald Cecil Broadbent Walker, cayó junto a su Havilland Mosquito en las inmediaciones de la localidad tras ser alcanzado por el ejército nazi, falleciendo en el lugar. Desde entonces, fue enterrado en el cementerio por los vecinos y año tras año recibe visitas de montañeros y ofrendas florales.
Sin duda, explorar la majestuosidad de nuestros bosques, senderos y montañas es una experiencia que trasciende generaciones y crea recuerdos perdurables. Porque Navarra es un paraíso para quienes desean ‘perderse’ al abrigo de la naturaleza. Balsas y embalses para darse un plácido baño, nacederos donde relajarse con el sonido del agua, rutas idílicas de senderismo con chapuzón final, cascadas desconocidas, merenderos para hacer barbacoas en primavera, rincones de ensueño, cimas ideales para vuestras aventuras familiares, cumbres que se alzan cerca de Pamplona para reducir al máximo tus desplazamientos…